José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.

miércoles, 8 de julio de 2009

RAFAEL BELLO RUIZ, DE OBISPO AUXILIAR A OBISPO RESIDENCIAL DE ACAPULCO (1974-1983)

EL MINISTERIO COMO OBISPO DE ACAPULCO
DE RAFAEL BELLO RUIZ (1974-1983).
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas.

Rafael Bello Ruiz, fue preconizado Obispo Titular de Segia y Auxiliar de Monseñor José Pilar Quezada Valdés, por su Santidad Pablo VI, el 12 de febrero de 1974. La Ordenación Episcopal, tuvo lugar el 25 de marzo de 1974, Fiesta de la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo, en la explanada de la Parroquia de Cristo Rey, en el Fraccionamiento Magallanes, donde hoy se construye la nueva Catedral. La Ordenación la realizó el Delegado Apostólico en México Monseñor Mario Pio Gaspari.
Una vez ordenado Obispo, laboró codo con codo con Monseñor Quezada Valdés. Le aligeró, sobre todo, la carga de la Visita Pastoral en las tres regiones de la Diócesis: Costa Chica, Costa Grande y el Municipio de Acapulco. Compromisos que se dificultaban al Obispo Diocesano, los sacaba adelante el Auxiliar.
La urgente necesidad de presbíteros lo llevó a ordenar al primero de ellos en todo su ministerio episcopal, el 5 de Abril de 1974, el Diácono Tomás Vargas Gutiérrez, en el Templo Parroquial del Sagrario-Catedral de Acapulco.
Después de dos años y tres meses, la Santa Sede lo nombró Obispo Residencial de Acapulco. A Monseñor Quezada la fue aceptada su renuncia el 1° de junio de 1976, por motivos de edad y precaria salud conforme al Canon 401, por el Papa Paulo VI, quien a su ves nombra Obispo residencial de Acapulco a Monseñor Rafael Bello, quien tomó las riendas de la Diócesis el 29 de junio de 1976. En su homilía de Toma de Posesión canónica, esbozó las líneas pastorales que creía prioritarias: Jóvenes, promoción de un laicado adulto, vocaciones sacerdotales y religiosas. Evaluando un poco estas líneas de trabajo, se puede decir que la que más frutos ha reportado es la promoción de un laicado más adulto. Esto se puede palpar cuando se manifiesta la actividad pastoral de los movimientos laicales, mostrando a las claras que la Diócesis de Acapulco es una Iglesia viva y pujante: Movimiento Familiar Cristiano, Cursillos de Cristiandad, Acción Católica, Escuela de la Cruz, Renovación Carismática Católica en el Espíritu Santo, Escuela de la Fe, Celebradores de la Palabra, etc. De muchos de estos movimientos han salido catequistas, celebradores de la Palabra, lectores, acólitos, diáconos permanentes, seminaristas y sacerdotes.
Convencido de que las misiones populares tienen un gran impacto en el Pueblo de Dios, el Obispo Bello Ruiz invitó a los religiosos Redentoristas y Pasionistas a dar una Gran Misión, en combinación con sus sacerdotes diocesanos, religiosas, religiosos y seglares comprometidos, en octubre de 1977.
Consciente de que el trato cercano con los párrocos, y fieles a ellos confiados, es de muchísima utilidad pastoral, organiza su estrategia de Visita Pastoral, primero en el Puerto, y luego, en ambas Costas. Se le recuerda siempre incansable, recorriendo las costas, espontáneamente, con alegría, al encuentro de todo el pueblo de Dios, pero particularmente de sus sacerdotes. Desde el principio de su episcopado se ha preocupado por la formación permanente de su clero: retiros mensuales, ejercicios espirituales anualmente, semanas de estudio, según las necesidades más apremiantes, que el percibía. Invitaba a ponentes en la materia a tratar.
Como su antecesor, las misiones diocesanas entre indígenas, han sido una de sus preocupaciones. Fundó la de Cuanacaxtitlán y Yoloxóchitl, en la parroquia de San Luis Rey, en San Luis Acatlan, Gro. Puestas actualmente bajo el cuidado de los padres PIME, de la Provincia de Chicago; y la de Tlacoachistlahuaca, que atienden los Franciscanos Conventuales.
El 15 de Agosto de 1978 preside un Solemne Pontifical para celebrar el fallecimiento del Santo Padre Paulo VI, en la Catedral de Nuestra Señora de la soledad de Acapulco.
El Concilio Vaticano II, clausurado en 1965, restauró el Diaconado Permanente; la Conferencia del Episcopado Mexicano, en 1972, elaboró un proyecto que fue aprobado por Roma. La Diócesis de Acapulco, tomó la vanguardia cuando el 14 de mayo, de 1978, Solemnidad de Pentecostés, en la explanada de la Parroquia de Cristo Rey, Fraccionamiento Magallanes, se tuvo la primera Ordenación de seis Diáconos Permanentes, todos ellos salidos de las filas de Cursillos de Cristiandad: Miguel Bugarini, Humberto Reyes, Julián González, Rafael Zetina, Jorge Sánchez y Gaudencio, mixteco de Coapinola. En la misma ceremonia, recibió el Diaconado transitorio José Jesús Mendoza Zaragoza.
Igualmente, el Obispo de Acapulco Rafael Bello Ruiz, fue vanguardista al asumir los documentos de la iglesia Universal y de Latino América: Vaticano II, Medellín, Puebla, Santo Domingo, etc.
En la labor pastoral de Conjunto, a nivel Región Sur, nacida en 1968, ha tomado parte desde que era simple sacerdote, la acrecentó siendo Obispo de Acapulco y la apoyó más fuertemente, siendo el Metropolitano. A nivel nacional, dentro de la CEM, fue: Presidente de la Comisión de Migración y Turismo durante un sexenio. Por dos trienios ha tenido la Asesoría de la Renovación Carismática en el Espíritu Santo.
Durante su ministerio episcopal ha ordenado a más de cien sacerdotes para su Arquidiócesis. Y como Administrador Apostólico de Chilapa y Ciudad Altamirano, también en ellas ha conferido el sacerdocio a varios; amén de algunos ordenados entre religiosos. En su primera Visita ad limina apostolorum, el Papa Juan Pablo II le indicó la atención prioritaria a sus sacerdotes, lo que trató de cumplir.
Acrecentar el numero de seminaristas, sacerdotes, religiosas y en general numerosos agentes evangelizadores para la atención de mas de dos millones de católicos y hacer un frente común a los diversos grupos religiosos, que pululan a lo largo y a lo ancho de la Arquidiócesis de Acapulco, han sido los retos que consumieron su fructífero ministerio episcopal.
El 20 de Agosto de 1982 es nombrado Administrador apostólico de la Diócesis de Chilapa, a la muerte de Monseñor Fidel Cortés Pérez.
1983 fue un año rico en acontecimientos eclesiales diocesanos: En Enero, se celebró el XXV aniversario de la erección canónica de la Diócesis; en febrero, Acapulco era elevada al rango de Arzobispado y su Obispo, Monseñor Rafael, a Metropolitano; la dedicación de la Catedral de Nuestra Señora de la Soledad (25 de marzo); y del Templo Parroquial de San Antonio de Padua en la Colonia Hogar Moderno en junio; la entrada en vigor del primer Plan Diocesano de Pastoral, el 15 de septiembre.
El Padre Francisco Merlos, de la Diócesis de Tacámbaro, los días 26 y 27 de enero de 1983, dirigió un estudio sobre Planeación Pastoral. Un primer Equipo se formó con dos laicos y tres sacerdotes para empezar los trabajos: el matrimonio de Enrique y Chelo del Rayo, los presbíteros Pedro Rumbo Alejandri, José Jesús Mendoza Zaragoza, Blandino Bárcenas Agatón y las religiosa Josefina Ramos, MCG.
La primera Asamblea Diocesana se llevó a cabo los días 7, 8 y 9 de junio en la Casa de la Cristiandad; alcanzando como Objetivo General: “Promover la evangelización integral del hombre, mediante una pastoral orgánica, formación permanente de agentes y catequesis iluminadora, dando preferencia a la familia, los jóvenes y los marginados para la transformación de la sociedad según el plan de Dios”. El Plan Diocesano de Pastoral, vigente para cinco años, se echó a andar el 15 de septiembre, Solemnidad de Nuestra Señora de la Soledad, Patrona de la Ciudad y Puerto de Acapulco.

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