TESTIMONIO DE LA HERMANA FRANCISCANA DE SAN JOSE, MARIA DE LOURDES GUERRERO ZAVALA DE LA VISITA DE SANTA TERESA DE CALCUTA AL SEMINARIO DEL BUEN PASTOR DE ACAPULCO.
TRANSCRIPCION DEL ARTICULO: SANTA MADRE TERESA DE
CALCUTA Y MÉXICO.
POR
FELIPE MONROY,
TOMADO DEL PORTAL
https://monroyfelipe.wordpress.com/2016/09/04/santa-madre-teresa-de-calcuta-y-mexico/
Finalmente la Madre
Teresa de Calcuta ha sido inscrita en el perenne libro de los santos de la
Iglesia católica. Para muchos es mera formalidad la celebración de canonización
que el papa Francisco preside este 4 de septiembre en Roma, porque Agnes Gonxha
Bojaxhiu (su nombre antes de la profesión religiosa) es la mujer que
personificó la práctica de la santidad en la segunda mitad del siglo XX.
Originaria de la
golpeada región balcánica y ‘descubierta’ al mundo por su labor con los
enfermos de Calcuta, India; Madre Teresa es ejemplo del ejercicio de la caridad
aún en medio de las situaciones más precarias y vulnerables. Su profunda
convicción por procurar el cuidado de las personas y de velar por su suprema
dignidad humana como reflejo de los dones y los misterios divinos, le confirió
varios reconocimientos públicos y el Premio Nobel de la Paz en 1979. A partir
de ese punto, Teresa de Calcuta, la religiosa católica fundadora de los
Misioneros de la Caridad, fue un notable personaje que caminó con seguridad con
su credo y su voluntad a lo largo de toda la Guerra Fría, de la era del
desarrollo tecnológico y la revolución de las comunicaciones.
A lo largo de sus
múltiples travesías alrededor del mundo, Teresa de Calcuta tuvo oportunidad de
visitar México en seis ocasiones y su legado aún late con el mismo empeño de
servicio a los más necesitados.
Antes de toda la fama,
la Madre Teresa estuvo en México en 1975 para participar en el Año
Internacional de la Mujer; fue miembro de la delegación que la Santa Sede
eligió para representar la voz católica femenina en el Congreso Mundial. Con
esa visita, también se inauguraría la presencia de las Misioneras de la Caridad
el país, en el barrio de Santa Fe de la Ciudad de México, comunidad que cumple
40 años de presencia mexicana en este 2016.
En 1982, fue invitada a
participar en el II Congreso Internacional para las Familias de las Américas
que se realizó en Acapulco.
Regresaría a México en 1985 para inaugurar un
asilo de ancianos en Villahermosa y un albergue para niños pobres en Tijuana.
En 1986, 1988 y 1991, la religiosa visitaría Mérida y Tijuana principalmente
para recorrer zonas marginales de las ciudades y animar los trabajos de
solidaridad, caridad y pastoral social.
En diciembre pasado,
cuando el papa Francisco anunció que canonizaría a la Madre Teresa, charlé con
la religiosa María de Lourdes Guerrero Zavala, Hermana Franciscana de San José,
quien la recibió en su convento aquel 1982 en Acapulco. Cuando le pregunté qué
era lo que mejor recordaba de la santa, me sorprendió la respuesta: “Que ni se
sentó”. (NOTA DE EPHEMERIDES ACAPULCANAE: La Madre Lourdes fué por muchos años,
Superiora de la Comunidad de Hermanas Franciscanas de San José, que atendían el
Seminario del Buen Pastor de Acapulco)
La Hna. Lourdes aseguró
que el obispo les había pedido organizar
una estancia a la altura de una Premio Nobel: refrigerios, servicio, silencio,
privacidad y una cómoda alcoba: “pero no quiso nada, ni un vaso de agua. A ella
no le interesaba quedarse mucho, su interés eran los pobres”.
La Madre Teresa, sin
embargo, les agradeció de viva voz y con una carta a las religiosas que habían
tomado tantas gentilezas con ella y les insistió en no olvidar que su misión
como consagradas era el servicio al prójimo. La madre Lourdes concluyó: “Se le
veía inquieta, como si no quisiera sentirse cómoda; quizá porque sabía que no
debíamos perder tiempo para ayudar a los pobres”.
Santa Teresa de Calcuta
ahora puede ser venerada universalmente, la Iglesia católica la presenta como
una mujer con cualidades y virtudes dignas de imitar y de reconocer; y el mundo
también la presenta y considera un ejemplo de humanitarismo y solidaridad.
En mi experiencia,
todas las personas que en México y en otros países lograron convivir, charlar o
participar junto a la Madre Teresa en los empeños por los pobres, aseguran
sentir, desde dentro, una convicción moral más grande que los principales
pesimismos del mundo contemporáneo. Puede ser. El periodista Malcolm Muggeridge
(agnóstico convertido al catolicismo a sus 80 años) conoció a Teresa de Calcuta
en los años 70 y muchos aseguran que su libro Something beautiful for God sobre
ella, catapultó mundialmente la historia de esta menuda y humilde religiosa. Es
claro que la vida de Muggeridge también cambió después de conocerla, basta una
frase del escritor: “No existe tal cosa como la oscuridad; simplemente es una
falla de nuestro mirar”.