José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.
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domingo, 4 de septiembre de 2016

TESTIMONIO DE LA HERMANA FRANCISCANA DE SAN JOSE, MARIA DE LOURDES GUERRERO ZAVALA DE LA VISITA DE SANTA TERESA DE CALCUTA AL SEMINARIO DEL BUEN PASTOR DE ACAPULCO

TESTIMONIO DE LA HERMANA FRANCISCANA DE SAN JOSE, MARIA DE LOURDES GUERRERO ZAVALA DE LA VISITA DE SANTA TERESA DE CALCUTA AL SEMINARIO DEL BUEN PASTOR DE ACAPULCO.

TRANSCRIPCION DEL ARTICULO: SANTA MADRE TERESA DE CALCUTA Y MÉXICO.
POR FELIPE MONROY,
TOMADO DEL PORTAL https://monroyfelipe.wordpress.com/2016/09/04/santa-madre-teresa-de-calcuta-y-mexico/

Finalmente la Madre Teresa de Calcuta ha sido inscrita en el perenne libro de los santos de la Iglesia católica. Para muchos es mera formalidad la celebración de canonización que el papa Francisco preside este 4 de septiembre en Roma, porque Agnes Gonxha Bojaxhiu (su nombre antes de la profesión religiosa) es la mujer que personificó la práctica de la santidad en la segunda mitad del siglo XX.
Originaria de la golpeada región balcánica y ‘descubierta’ al mundo por su labor con los enfermos de Calcuta, India; Madre Teresa es ejemplo del ejercicio de la caridad aún en medio de las situaciones más precarias y vulnerables. Su profunda convicción por procurar el cuidado de las personas y de velar por su suprema dignidad humana como reflejo de los dones y los misterios divinos, le confirió varios reconocimientos públicos y el Premio Nobel de la Paz en 1979. A partir de ese punto, Teresa de Calcuta, la religiosa católica fundadora de los Misioneros de la Caridad, fue un notable personaje que caminó con seguridad con su credo y su voluntad a lo largo de toda la Guerra Fría, de la era del desarrollo tecnológico y la revolución de las comunicaciones.
A lo largo de sus múltiples travesías alrededor del mundo, Teresa de Calcuta tuvo oportunidad de visitar México en seis ocasiones y su legado aún late con el mismo empeño de servicio a los más necesitados.
Antes de toda la fama, la Madre Teresa estuvo en México en 1975 para participar en el Año Internacional de la Mujer; fue miembro de la delegación que la Santa Sede eligió para representar la voz católica femenina en el Congreso Mundial. Con esa visita, también se inauguraría la presencia de las Misioneras de la Caridad el país, en el barrio de Santa Fe de la Ciudad de México, comunidad que cumple 40 años de presencia mexicana en este 2016.
En 1982, fue invitada a participar en el II Congreso Internacional para las Familias de las Américas que se realizó en Acapulco.
 Regresaría a México en 1985 para inaugurar un asilo de ancianos en Villahermosa y un albergue para niños pobres en Tijuana. En 1986, 1988 y 1991, la religiosa visitaría Mérida y Tijuana principalmente para recorrer zonas marginales de las ciudades y animar los trabajos de solidaridad, caridad y pastoral social.
En diciembre pasado, cuando el papa Francisco anunció que canonizaría a la Madre Teresa, charlé con la religiosa María de Lourdes Guerrero Zavala, Hermana Franciscana de San José, quien la recibió en su convento aquel 1982 en Acapulco. Cuando le pregunté qué era lo que mejor recordaba de la santa, me sorprendió la respuesta: “Que ni se sentó”. (NOTA DE EPHEMERIDES ACAPULCANAE: La Madre Lourdes fué por muchos años, Superiora de la Comunidad de Hermanas Franciscanas de San José, que atendían el Seminario del Buen Pastor de Acapulco)
La Hna. Lourdes aseguró que el obispo  les había pedido organizar una estancia a la altura de una Premio Nobel: refrigerios, servicio, silencio, privacidad y una cómoda alcoba: “pero no quiso nada, ni un vaso de agua. A ella no le interesaba quedarse mucho, su interés eran los pobres”.
La Madre Teresa, sin embargo, les agradeció de viva voz y con una carta a las religiosas que habían tomado tantas gentilezas con ella y les insistió en no olvidar que su misión como consagradas era el servicio al prójimo. La madre Lourdes concluyó: “Se le veía inquieta, como si no quisiera sentirse cómoda; quizá porque sabía que no debíamos perder tiempo para ayudar a los pobres”.
Santa Teresa de Calcuta ahora puede ser venerada universalmente, la Iglesia católica la presenta como una mujer con cualidades y virtudes dignas de imitar y de reconocer; y el mundo también la presenta y considera un ejemplo de humanitarismo y solidaridad.
En mi experiencia, todas las personas que en México y en otros países lograron convivir, charlar o participar junto a la Madre Teresa en los empeños por los pobres, aseguran sentir, desde dentro, una convicción moral más grande que los principales pesimismos del mundo contemporáneo. Puede ser. El periodista Malcolm Muggeridge (agnóstico convertido al catolicismo a sus 80 años) conoció a Teresa de Calcuta en los años 70 y muchos aseguran que su libro Something beautiful for God sobre ella, catapultó mundialmente la historia de esta menuda y humilde religiosa. Es claro que la vida de Muggeridge también cambió después de conocerla, basta una frase del escritor: “No existe tal cosa como la oscuridad; simplemente es una falla de nuestro mirar”.