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ANIVERSARIO DE LA ASAMBLEA EPISCOPAL LATINOAMERICANA EN MEDELLIN
Pbro.
Lic. Juan Carlos Flores Rivas
Del
pasado jueves 23 al domingo 26 de agosto de 2018 tuvo lugar en Medellín,
Colombia, el quincuagésimo aniversario de la realización de la Segunda
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, que se llevó a cabo en esta
misma ciudad del 26 de agosto al 7 de septiembre de 1968. Pero al mismo tiempo,
en muchas universidades del continente, se realizaron eventos conmemorativos de
reflexión.
No
habían pasado siquiera tres años desde la clausura del Concilio Vaticano II y
ya los Obispos de esta región del mundo se estaban reuniendo para aplicar sus
Conclusiones, tomando como tema central “La Iglesia en la actual transformación
de América Latina a la luz del Concilio”. La primera Conferencia del Episcopado
Latino Latinoamericano se había celebrado en Río de Janeiro en 1955 y en ella
nació el Consejo Episcopal Latino Americano.
Fundamental
en esta importante asamblea eclesial fue sin duda Pablo VI. Por primera vez en
la historia de la Iglesia, un Papa cruzaba el Atlántico y llegaba a estas
tierras para inaugurar en la Catedral Metropolitana la II Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano. En total, participaron 249 personas entre:
cardenales (8), arzobispos (45), obispos (92), sacerdotes y religiosos (70),
religiosas (6), seglares (19) y observadores no católicos (9).
Si
el Concilio Vaticano II (1962-1965) fue una "Primavera de la
Iglesia", Medellín, que fue la "recepción del Concilio en
América", fue el jardín donde iba creciendo. Las Conclusiones de esta
reunión fueron conocidas como "Documentos de Medellín", los cuales
provocaron una nueva etapa en la vida de la Iglesia Latinoamericana. Esto
supuso el surgimiento de las CEBs (Comunidades Eclesiales de Base), la
propuesta de opción preferencial por los pobres, el nacimiento de la teología
de la liberación siguiendo el método Ver, Juzgar y Actuar, etc.
Monseñor
Ubaldo R Santana Sequera FMI, Arzobispo de Maracaibo, Venezuela, al analizar la
trascendencia histórica de esta asamblea eclesial, señala: 1) Las reflexiones y
aportaciones de Medellín tienen como marco propio, una lectura evangélica y
comunitaria de los signos de los tiempos desde la realidad de pobreza en el
continente. No se propone ser una mera repetición de los documentos
conciliares, sino una aplicación creativa que tiene siempre, como norte, dar
respuestas concretas a los problemas más acuciantes del continente. 2) La
fuerte toma de conciencia de que se está entrando en el continente en “una
nueva época histórica, llena de anhelo de emancipación total, de liberación de
toda servidumbre, de maduración personal y de integración colectiva. Percibimos
aquí los preanuncios en la dolorosa gestación de una nueva civilización. No
podemos dejar de interpretar este gigantesco esfuerzo por una rápida
transformación y desarrollo como un evidente signo del Espíritu que conduce la
historia de los hombres y de los pueblos hacia su vocación” (Introd No 4). 3)
La centralidad de la persona humana (Cfr. Introd. 1), desde la óptica del pobre
(Ibíd. No 6), considerado no solo como destinatario, sino como sujeto de la
Iglesia y de la acción transformadora de su propia realidad y de su entorno; 2)
La nueva evangelización concebida como un proceso de liberación integral. 4) La
promoción de las pequeñas comunidades, fruto de la nueva eclesiología
conciliar, concebidas como la Iglesia misma en plena actividad evangelizadora y
de promoción humana y no solo como una simple metodología de evangelización
popular.
Quizá
la mayor significación histórica de mayor trascendencia de Medellín es de haber
hecho una clara y definida opción por los pobres. Los obispos de Medellín
enuncian varios motivos para fundamentar esta opción: -Sociológicos: exigida
por la escandalosa realidad de la desigualdad social (M.P,2). -Teológicos: Dios
ama a los pobres y los defiende. -Cristológicos: Asumió su condición. Son los
primeros destinatarios de su misión. Se identifica con ellos. Su evangelización
es señal del advenimiento del Reino (M.P,31-39). -Eclesiológicos: La Iglesia
que se hace pobre se parece más a lo que Jesucristo quiso de ella M.P. 5;
J,15). -Escatológicos: El Juicio final se hará en base a la actitud asumida
ante ellos.
La
opción evangélica y preferencial por los pobres surgida en Medellín,
transformándola no solo en un signo de los tiempos, provocó una fuerte
corriente espiritual y pastoral que, sueña el Papa Francisco, 50 años después,
para la Iglesia universal.