José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.
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jueves, 26 de febrero de 2009

EL DESCUBRIMIENTO DE LA BAHIA DE SANTA LUCIA EN ACAPULCO



EL DESCUBRIMIENTO DE LA BAHIA DE SANTA LUCIA EN ACAPULCO. 
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas

a. El historiador por excelencia de Acapulco, es y seguirá siendo Tomás Oteiza Irirarte, quien en diciembre de 1975 publicó su historia en Editorial Diana, con el título: Acapulco, la ciudad de las naos de Oriente y de las sirenas modernas.
 Trabajo carente tal ves de las necesarias referencias bibliográficas que la moderna ciencia histórica exige, pero que sale bien librado de un análisis de su coherencia interna. 

En el capítulo II, que se titula: En busca del mar del Sur, p. 43, desanuda el estado de la cuestión, ubicando el descubrimiento de la bahía y su nomenclatura, basándose en una obra que lleva por título “Décadas”, de un tal Herrera, en la expedición organizada bajo la orden de Hernán Cortés, posterior a la toma definitiva de Tenochtitlán el 13 de agosto de 1521, que recorrió el S. O. del mar del sur con destino a Zacatula, bajo el mando de Francisco Chico, quien recorrió el mar del sur saliendo de la desembocadura del río Balsas hacia el S. E. Hasta llegar a Tehuantepec.

 “Este Francisco Chico fue por tanto quien descubrió a Acapulco, y como era su misión conocer todos los lugares que podían servir para puertos, al contemplar su hermosa bahía le puso por nombre “Santa Lucía”, siguiendo la costumbre establecida por los exploradores hispanos de denominar los lugares de acuerdo con el santoral, correspondiendo, por lo tanto, a ese día, el 13 de diciembre de 1521, año en que concuerdan la mayoría de los historiadores en que fue descubierto Acapulco”.

 En las páginas 44 y 45 explica la contradicción entre García Cubás y Vito Alessio Robles, comprensible como una confusión de nombres.

 b. En relación con la denominación: Bahía de Acapulco. Todos sabemos que la preposición de, denota posesión o pertenencia, manifiesta de dónde son las cosas o las personas.
 Quiere decir que la Bahía es de Acapulco, porque está en Acapulco, y en este caso carece de sentido oponerla a su nombre Santa Lucía.

 c. En relación a la denominación: Bahía de Santa Lucía, igualmente, y sin conducir a confusión ninguna, la preposición de, indica posesión o pertenencia en relación a una Santa católica –es cierto-, pues el acto de ponerle nombre, que es un acto propio de posesión, de voluntad humana, típico de una mentalidad bíblica y por tanto católica, era uso y costumbre de “los exploradores hispanos” y por lo tanto católicos, que no puede ser negada en la historia, por mucho que hoy la mentalidad reinante en ciertos círculos pseudo intelectuales cause escozor y sobresalto.

 Igualmente, para mayor precisión terminológica, se puede decir: Bahía Santa Lucía, o Santa Lucía, Bahía de Acapulco. Pero es uso y costumbre aceptado hoy decir igualmente, sin prestarse a confusión Bahía de Santa Lucía, como igualmente se dice Ciudad de Acapulco, pudiéndose decir simplemente Ciudad Acapulco.

 Para nosotros, estos alegatos son cosas bizantinas.

 d. Es cierto que si relaciones antiguas o nuevas (como la de Bernal Díaz del Castillo), no dan el nombre de Santa Lucía al referirse a la Bahía de Acapulco, no expresan un ánimo de negar la existencia de un nombre, sino su desconocimiento, comprensible en alguien que escribe una historia o narración desde un lugar lejano sin trasladarse al sitio (como el caso de Bernal Díaz del Castillo), así como la comodidad para sus lectores, que igualmente muchos de ellos nunca se trasladarán al lugar, pero les basta saber que la Bahía pertenece o está en Acapulco, y de este si tienen un conocimiento al menos básico.

 O en otros casos, la omisión del nombre puede deberse, al tratarse del nombre de una Santa, a una mentalidad más moderna de rechazo a la nomenclatura y los símbolos católicos o religiosos, aunque en esto se cae en una actitud poco objetiva.

 e. En relación con la cartografía, sabemos, por un excelente trabajo presentado por José Antonio Calderón Quijano, en 1971 en el Volumen IV de la Revista Estudios de Historia Novohispana, del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México, con el título: Nueva Cartografía de los puertos de Acapulco, Campeche y Veracruz (Trabajo presentado originalmente en Anuario de estudios americanos, XXV, en Sevilla, España, en 1968); que desde el primer plano conocido, hecho por Nicolás Cardona en 1614 (Descripciones Geographicas e Hydrigraphicas de muchas Tierras y Mares del Norte y Sur en las Indias Etc...) de escasa precisión-; pasando por el más conocido de Adrián Boot hecho en 1618, dado a conocer por Francisco del Paso y Troncoso –falto de proporción, y con técnicas primitivas-, y reproducido hasta la saciedad; la cartografía aplicada a Acapulco sólo alcanzará la modernidad hasta nuestra época, y ella no puede ser utilizada como base para dictaminar un tema que se le escapa, como es el nombre aplicado a la Bahía, tema que se maneja más en el ámbito de la historia, pues la cartografía misma que se analiza en este valiosísimo estudio, no deja de contener imprecisiones propias de cada momento histórico, que no por eso la hacen falsa, ni mucho menos la descalifican.

jueves, 20 de diciembre de 2007

POLEMICA 2007

BAHIA DE SANTA LUCIA Y DE ACAPULCO.
Pbro. Lic Juan Carlos Flores Rivas.


Nuevamente tiene lugar la Celebración del Dia de la Bahía de Santa Lucía, y saludamos la polémica que no deja de aportar promoción a la efemérides. Un artículo más, ahora en el Diario El Sol de Acapulco, firmado por Rodrigo Juárez Ortiz, bajo el título De la irrealidad.
No tenemos el gusto de conocer personalmente al que escribe, pero por el estilo, no parece ser académico.
Es curiosa la argumentación que presenta cargada de descalificaciones –algunas que rayan en el racismo- para quienes no comparten con él su punto de vista, y que hacen del artículo todo menos científico: “aventurero ganapán peninsular”, “arbitrariamente se le puso ese nombre”, “todo ha sido una fantasía”, “Reina de los Mares que nada tiene que ver con la multicitada”, “intromisión descarada de representantes del Vaticano”, “intención espeluznante de regresar a esa época del oscurantismo”, “imaginación perversa, torva, dolosa y criminal de ese clero católico”, “clérigos de marras”, “falacias de siempre, fanatismo que conlleva la ignorancia…actitudes prepotentes y abusivas”…
Curándose en salud, el autor declara: “no se trata de desvirtuar, ni muchísimo menos de atentar en contra de la convicción religiosa de nadie”… “una ves más insistimos que la religión es un área de la persona humana muy respetable y todo el mundo tiene el derecho de creer y practicar la que más le acomode”…
Ya en otras ocasiones hemos analizado el argumento de la cartografía, que no puede utilizarse como última palabra. La cartografía es una ciencia auxiliar, pero no es solo en base a ella que se llega a dilucidar cuestiones históricas.
Cuando se argumenta que en ningún mapa se menciona el nombre de Santa Lucía, igualmente podemos decirlo de la Bahía de Río de Janeiro, que todos saben que se llama Guanabara y nadie siente, un nombre o el otro, ni la ausencia en la cartografía moderna de uno o de otro, como la negación de ninguno de ellos. Para nosotros, sin confusión ni distinción la misma y única Bahía, es y seguirá siendo de Santa Lucía y de Acapulco. Sin divisiones esquizofrénicas, ni oscurantistas. Como igualmente somos mexicanos y católicos, y no por eso sufrimos una división de la personalidad.
Muchos quisieran que fuéramos fantasías, lamentamos desilusionarlos, aquí estamos, aquí hemos estado, y estaremos para servir a todos. Tristemente tendrán que decir: “con la Iglesia topamos”… y no nos quedará más que responderles “ladran… señal de que vamos avanzando”…
Como tampoco son fantasía, ni la bahia –que es objeto de polémicas; ni el decreto que instituyó el Día de la Bahía de Santa Lucía, aceptado por unanimidad del Cabildo de Acapulco en 2003-; ni la participación de todos los actores sociales en la efemérides: autoridades civiles y eclesiásticas, lancheros y buzos, poetas y músicos, gente sencilla y letrados, pues queremos construir Acapulco como casa de todos.
Para el caso del varón Alejandro de Humbolt, lo único que puede ser dicho con contundencia es que da fe de la existencia del nombre de Santa Lucia para una rada que él describe. Y no creemos que en Acapulco existan dos bahías, y eso es evidente hasta para el menos avezado en cuestiones geográficas.
Invitamos a todos los que quieran debatir a que lo hagan con argumentos convincentes, y no con descalificaciones gratuitas, a que no confundan la gimnasia con la magnesia (como el caso de de Juárez Ortiz, que en el mismo paquete mete bahía e inquisición). Y que nos concedan el derecho de réplica, como personas civilizadas.
Por último declaramos, y no es un artilugio de la mente, que no somos representantes del Vaticano, el Vaticano no necesita que lo representemos. El Estado de la ciudad del Vaticano es un ente que protege jurídicamente a la persona del Papa -cabeza de la Iglesia Católica y sujeto de derecho internacional-, felizmente reinante Benedicto XVI, y no al revés, y esto es aceptado en el derecho internacional por el conjunto de naciones civilizadas -aunque en el rancho no lo acepten algunos-.
Ni buscamos revanchas, y lo único que tenemos de oscuro es la piel, orgullosamente costeña “de la costa”. Y no se espanten con el petate del muerto.
Lo único que pedimos es que Santa Lucía nos aplique un buen “colirio”, para que podamos ver -si queremos ver-, y oír -si queremos oír-; con la gran convicción de que ACAPULCO, BIEN VALE UNA MISA.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

¿DOS EN UNA?
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas .

Suena a comercial antiguo, pero así es, resulta que los ilustres geógrafos y navegantes de aguas dulces y gaseosas “sanborinos” (ojo: de Sanborns). Han disertado brillantemente que en Acapulco no hay UNA BAHIA, sino ¡DOS! ¡EUREKA! Según este brillante planteamiento, se habla de manera salomónica, tratando de dar un giro a la polémica en torno al nombre de Santa Lucía aplicado a la Bahía de Acapulco, sin distinción ni contraposición ni confusión; de modo que la Bahía de Santa Lucía sería la parte que abraza al Acapulco tradicional, teniendo como extremos desde Las Playas hasta –no sé claramente, no he consultado a los “sanborinos”- hipotéticamente el fuerte de San Diego, por una parte; y otra bahía muy distinta sería la Bahía de Acapulco, que abrazaría al Acapulco dorado, y cuyos extremos serían del Fuerte de San Diego a Las Brisas o Punta Diamante. Otra postura más luminosa todavía, acaba de ser planteada en un artículo sobre “El Club de Yates”, aparecido en el diario El Sur (31 de Agosto de 2006, contraportada) por Anituy Rebolledo Ayerdi, quien dice: “Se subraya en los documentos oficiales que el Club de Yates se localiza en la bahía de Santa Lucía, ubicada a su vez dentro de la gran bahía de Acapulco. (Dos radas diferentes, pues, con perdón de los cronistas e historiadores)”. Esta viene siendo pues la hipótesis del DOS EN UNA. ¡Albricias!¡Ganamos!
Concedemos perdón al editorialista, sin ser yo historiador ni cronista.
En relación con la cartografía, sabemos, por un excelente trabajo presentado por José Antonio Calderón Quijano, en 1971 en el Volumen IV de la Revista Estudios de Historia Novohispana, del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México, con el título: Nueva Cartografía de los puertos de Acapulco, Campeche y Veracruz (Trabajo presentado originalmente en Anuario de estudios americanos, XXV, en Sevilla, España, en 1968); que desde el primer plano conocido, hecho por Nicolás Cardona en 1614 (Descripciones Geographicas e Hydrigraphicas de muchas Tierras y Mares del Norte y Sur en las Indias Etc...); pasando por el más conocido de Adrián Boot hecho en 1618, dado a conocer por Francisco del Paso y Troncoso, y reproducido hasta la saciedad; hasta los más modernos; en ningún mapa conocido a través de la historia aparece la Bahía, ni seccionada, ni reducida, como dando pie a la existencia de una segunda.
Por otra parte, el Diccionario Jurídico Espasa Siglo XXI, actualizado, en la voz: BAHIAS (Derecho Marítimo), explica: A los efectos de la Convención de Ginebra de 1958 sobre Mar Territorial y Zona Contigua (B.O.E., núm. 307, de 24 de diciembre de 1917), y de la Convención de Naciones Unidas sobre Derecho del Mar de 1982(B.O.E., núm. 39, de 14 de febrero de 1997, UNA BAHIA ES TODA ESCOTADURA BIEN DETERMINADA CUYA PENETRACIÓN TIERRA ADENTRO, EN RELACION CON LA ANCHURA DE SU BOCA, ES TAL QUE CONTIENE AGUAS CERRADAS POR LA COSTA Y CONSTITUYE ALGO MAS QUE UNA SIMPLE INFLEXIÓN DE LA COSTA. Sin embargo, la escotadura no se considera como bahía si su superficie no es igual o superior a la de un semicírculo que tenga por diámetro la boca de dicha escotadura. A los efectos de su medición, la superficie de una escotadura es la comprendida entre la línea de bajamar de sus puntos naturales de entrada. Cuando, debido a la existencia de islas, una escotadura tenga más de una entrada, el semicírculo se trazará tomando como diámetro la suma de las líneas que cierran todas las entradas. La superficie de las islas situadas dentro de una escotadura quedará comprendida en la superficie total de ésta, como si formara parte de ella.
Que comprueben pues, los brillantes estudiosos, que existen dos bocas, y por lo tanto dos bahías en Acapulco. ¡Santa Lucía, danos un buen colirio para que podamos ver adecuadamente! Amén.

POLEMICA ACTUAL ENTORNO A LA BAHIA DE SANTA LUCIA



LA POLEMICA ACTUAL EN TORNO AL NOMBRE DE SANTA LUCIA PARA LA BAHIA DE ACAPULCO.
 Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas.

El viernes 2 de junio pasado, tuvo lugar en la Biblioteca Pública Número 22 “Doctor Alfonso G. Alarcón”, una muy publicitada ponencia del profesor Leonardo Flores Salas, con el título: La Bahía de Acapulco.

 Por las crónicas domingueras publicadas en dos diarios locales, y por los comentarios a una presentación hecha ante la televisora local, el profesor polemiza en torno al nombre de la Bahía de Acapulco: Santa Lucía, y ya encarrerado pidió, ante la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística frente a la cual se presentó la ponencia, que se derogue el Decreto en torno al festejo de la Bahía de Santa Lucía.

 En primer lugar debo decir que no tengo el gusto de conocer al profesor Leonardo Flores Salas, no pude estar presente en la ponencia, a la cual de último momento alguien me invitó, y por lo tanto no conozco el trabajo escrito ni las bases sobre las que se fundamenta para polemizar, desconozco igualmente su curriculum y si trayectoria como investigador.

 Pediría sí, que me permitiera conocer su trabajo, para poder intercambiar con él algunas ideas, y enriquecer al mismo tiempo el conocimiento que ambos tenemos de estos apasionantes temas.

 En segundo lugar, debo decir también que no conozco la finalidad, los miembros, y los trabajos de la mencionada Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, mucho me gustaría que nos concedieran también el derecho de réplica, para que pudiéramos en ese ámbito intercambiar igualmente conocimientos.

 Ojalá, no resulte, como ha sucedido últimamente con la Revista National Geografic, en torno a la reciente presentación que se hizo del supuesto “descubrimiento” del Evangelio de Judas, que con todo y la buena fe con la que trabajaron, vieron seriamente comprometido su prestigio al deslizarse en cuestiones disputadas, y pantanosas, donde no son, ni nunca se han pretendido presentar como custodios ni garantes, y por lo tanto destructores, de ninguna fe religiosa.

 Es evidente que, hablar de geografía y de estadística, con todo y que las ciencias están fuertemente interconectadas unas con otras, no da la suficiente autoridad para pontificar sobre temas de historia, pues la historia como ciencia tiene su propia autonomía, sus propios métodos –en los cuales hecha mano de la geografía-, y por lo tanto sus propias conclusiones.

 En tercer lugar, debo decir, que al ensayar una respuesta a la polémica en torno al nombre de Santa Lucía aplicado a la Bahía de Acapulco, actúo de oídas, y en base a las deficientes crónicas periodísticas del evento mencionado.

 En cuarto lugar, la polémica no es nueva, de hecho surgió ya desde el 2003 cuando se Decretó el Día de la Bahía de Santa Lucía, en círculos de amigos y tertulias de café (vgr. La Banca del Zócalo, y otros), pero es la primera vez que alguien sube a la palestra y alcanza la publicidad que nos da una excelente ocasión para establecer un diálogo en diversos niveles. 

 De las crónicas periodísticas se desprende que:

 1. Se trata de una conferencia para uso privado: el seno de una Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística correspondiente en Acapulco. Presidida por el doctor Alfredo Román Miranda; cuyo vicepresidente es el conferencista profesor Leonardo Flores Salas. Acompañados por poetas locales, entre los cuales se cuenta el mismo conferencista.
 Por lo tanto, tertulia académico-poética, que por la publicidad alcanzada parece dirigida a públicos más amplios.

 2. Al parecer, la ponencia sólo se basa en bibliografía conocida (Vito Alessio Robles, Rubén H. Luz, Bernal Díaz del Castillo), y entre las cuales cartografía (mapas). Por lo tanto falta el correspondiente trabajo científico: archivos, conforme a la moderna metodología histórico crítica moderna.
 De hecho, el único historiador reconocido, presente en la tertulia, el profesor Alejandro Martínez Carvajal defendió el dato en torno al nombre de Santa Lucía aplicado a la Bahía de Acapulco.

 3. El motivo que dio pie a la “investigación” cuyas conclusiones aparecen en la ponencia, fueron artículos presentados en otros tiempos por cronistas de la ciudad como José Pasta Tagliabue y Manuel López Victoria, así como cartografía actual donde ya aparece la Bahía con el nombre de Santa Lucía. No fue por tanto movido por un genuino interés académico.

 4. La exposición, según las mismas crónicas, no dejó de estar salpicada de regionalismos recalcitrantes y descalificaciones curiosas: “es una aberración el hecho de que la Bahía de Acapulco sea llamada Bahía de Santa Lucía”; “carece de sustento legal en base a la historia” (SIC); “se pierden las raíces de esta tierra suriana”; “la Bahía de Acapulco es única en el mundo”.

 Imprecisiones tendenciosas que hicieron del acto reseñado una sesión acalorada que sólo las poetas presentes en el acto pudieron suavizar.

 De frente a esta polémica debemos decir que:

 a. El historiador por excelencia de Acapulco, es y seguirá siendo Tomás Oteiza Irirarte, quien en diciembre de 1975 publicó su historia en Editorial Diana, con el título: Acapulco, la ciudad de las naos de Oriente y de las sirenas modernas. Trabajo carente tal ves de las necesarias referencias bibliográficas que la moderna ciencia histórica exige, pero que sale bien librado de un análisis de su coherencia interna.
 En el capítulo II, que se titula: En busca del mar del Sur, p. 43, desanuda el estado de la cuestión, ubicando el descubrimiento de la bahía y su nomenclatura, basándose en una obra que lleva por título “Décadas”, de un tal Herrera, en la expedición organizada bajo la orden de Hernán Cortés, posterior a la toma definitiva de Tenochtitlán el 13 de agosto de 1521, que recorrió el S. O. del mar del sur con destino a Zacatula, bajo el mando de Francisco Chico, quien recorrió el mar del sur saliendo de la desembocadura del río Balsas hacia el S. E. Hasta llegar a Tehuantepec.
 “Este Francisco Chico fue por tanto quien descubrió a Acapulco, y como era su misión conocer todos los lugares que podían servir para puertos, al contemplar su hermosa bahía le puso por nombre “Santa Lucía”, siguiendo la costumbre establecida por los exploradores hispanos de denominar los lugares de acuerdo con el santoral, correspondiendo, por lo tanto, a ese día, el 13 de diciembre de 1521, año en que concuerdan la mayoría de los historiadores en que fue descubierto Acapulco”.

 En las páginas 44 y 45 explica la contradicción entre García Cubás y Vito Alessio Robles, comprensible como una confusión de nombres.

 b. En relación con la denominación: Bahía de Acapulco. Todos sabemos que la preposición de, denota posesión o pertenencia, manifiesta de dónde son las cosas o las personas. Quiere decir que la Bahía es de Acapulco, porque está en Acapulco, y en este caso carece de sentido oponerla a su nombre Santa Lucía.

 c. En relación a la denominación: Bahía de Santa Lucía, igualmente, y sin conducir a confusión ninguna, la preposición de, indica posesión o pertenencia en relación a una Santa católica –es cierto-, pues el acto de ponerle nombre, que es un acto propio de posesión, de voluntad humana, típico de una mentalidad bíblica y por tanto católica, era uso y costumbre de “los exploradores hispanos” y por lo tanto católicos, que no puede ser negada en la historia, por mucho que hoy la mentalidad reinante en ciertos círculos pseudo intelectuales cause escozor y sobresalto. Igualmente, para mayor precisión terminológica, se puede decir: Bahía Santa Lucía, o Santa Lucía, Bahía de Acapulco.
 Pero es uso y costumbre aceptado hoy decir igualmente, sin prestarse a confusión Bahía de Santa Lucía, como igualmente se dice Ciudad de Acapulco, pudiéndose decir simplemente Ciudad Acapulco.
 Para nosotros, estos alegatos son cosas bizantinas.

 d. Es cierto que si relaciones antiguas o nuevas (como la de Bernal Díaz del Castillo), no dan el nombre de Santa Lucía al referirse a la Bahía de Acapulco, no expresan un ánimo de negar la existencia de un nombre, sino su desconocimiento, comprensible en alguien que escribe una historia o narración desde un lugar lejano sin trasladarse al sitio (como el caso de Bernal Díaz del Castillo), así como la comodidad para sus lectores, que igualmente muchos de ellos nunca se trasladarán al lugar, pero les basta saber que la Bahía pertenece o está en Acapulco, y de este si tienen un conocimiento al menos básico.

 O en otros casos, la omisión del nombre puede deberse, al tratarse del nombre de una Santa, a una mentalidad más moderna de rechazo a la nomenclatura y los símbolos católicos o religiosos, aunque en esto se cae en una actitud poco objetiva.

 e. En relación con la cartografía, sabemos, por un excelente trabajo presentado por José Antonio Calderón Quijano, en 1971 en el Volumen IV de la Revista Estudios de Historia Novohispana, del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México, con el título: Nueva Cartografía de los puertos de Acapulco, Campeche y Veracruz (Trabajo presentado originalmente en Anuario de estudios americanos, XXV, en Sevilla, España, en 1968); que desde el primer plano conocido, hecho por Nicolás Cardona en 1614 (Descripciones Geographicas e Hydrigraphicas de muchas Tierras y Mares del Norte y Sur en las Indias Etc...) de escasa precisión-; pasando por el más conocido de Adrián Boot hecho en 1618, dado a conocer por Francisco del Paso y Troncoso –falto de proporción, y con técnicas primitivas-, y reproducido hasta la saciedad; la cartografía aplicada a Acapulco sólo alcanzará la modernidad hasta nuestra época, y ella no puede ser utilizada como base para dictaminar un tema que se le escapa, como es el nombre aplicado a la Bahía, tema que se maneja más en el ámbito de la historia, pues la cartografía misma que se analiza en este valiosísimo estudio, no deja de contener imprecisiones propias de cada momento histórico, que no por eso la hacen falsa, ni mucho menos la descalifican.
 De cualquier manera, queda abierta la invitación a seguir debatiendo, a intercambiar los puntos de vista, pero sobre todo a investigar, tarea pendiente que debe alcanzar los archivos históricos como fuentes innegables de conocimientos, y sobre todo a reconocer, que la realidad novohispana, en la que se ubica el tema del bautizo de la Bahía de Acapulco, estuvo para bien o para mal, determinada en todos sus sentidos por el catolicismo.
 Y SIEMPRE SE PODRA DECIR, COMO SE HA DICHO EN OTROS TIEMPOS: ¡ACAPULCO, BIEN VALE UNA MISA!...

POLEMICA SOBRE LA BAHIA DE SANTA LUCIA

POLEMICA SOBRE LA BAHIA DE SANTA LUCIA.
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas.

ANTECEDENTES HISTORICOS

Las noticias sobre Acapulco son, han sido, y seguirán siendo, imprecisas y hasta confusas. Hay un problema serio, no se ha realizado trabajo de archivos, conforme a la metodología histórica crítica moderna.

Trabajo que implicaría trasladarse principalmente: al Archivo de Indias, en Sevilla, España; al Archivo Secreto Vaticano y al de Propaganda FIDE en Roma; así como al Archivo General de la Nación en México.

La poca y endeble bibliografía que conocemos como historias del puerto, adolecen no de falta de credibilidad –sirven como materia prima-, pero si falta de metodología histórico crítica moderna. Una tras otra, las diversas obras conocidas, descansan en repeticiones y en la propia autoridad. Críticos sobran, investigadores faltan.

1º La primera referencia HISTÓRICA en relación a Acapulco es en Noviembre de 1519, aparece en la “Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España” de Bernal Díaz del Castillo. Moctezuma tenía una especie de mapa de las costas del Mar del Sur donde aparece Acapulco, noticia que es recogida por el Conquistador Hernán Cortéz.

2º El 13 de Diciembre de 1521, día de Santa Lucía, la Bahía de Acapulco es descubierta por Francisco Chico. (485 años).

3º En 1523 Juan Rodríguez Villafuerte llegó a Acapulco, tomando posesión del Puerto en nombre de los Reyes de España y clavando en la arena la cruz y el pendón de Castilla y Aragón.

4º Es posible que fue visitado, así sea fugazmente, por los exploradores que cruzaron la Sierra Madre del Sur y entre 1523 y 1524 se asentaron en la Costa Chica. Seguramente abrieron la posibilidad de poblar la zona norte del Puerto en 1531.

5º El primitivo asentamiento en 1531, se llamó Villafuerte y estuvo situado por poco tiempo al norte de La Sabana.

6º El 30 de Junio de 1532 zarpó de Acapulco una expedición naval al mando de Diego Hurtado de Mendoza, para explorar la costa del Pacífico.

7º En 1532 Acapulco pasa a depender directamente de la Corona Española, tomando el nombre de Ciudad de los Reyes.

8º En 1550 en Real Cédula de Carlos V de España y I de Alemania, Emperador de las Indias Occidentales es elevada a la categoría de Ciudad.

(Cfr. José Rogelio Alvarez Noguera: “Acapulco, Arquitectura frente al mar”, UNAM-Gobierno del Estado de Guerrero-Universidad Americana de Acapulco. 1993, pp. 69-71 / Corina Armella de Fernández Castello: “Acapulco”, Litógrafos Unidos, México, 1997, pp. 20-21)

CRONICA DEL DIA DE LA BAHIA DE SANTA LUCIA

CRONICA DEL DIA DE LA BAHIA DE SANTA LUCIA.
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas.

> En el año 2003, tuvo lugar la Primera Edición de este evento, y se realizó en una pequeña plaza cerca del Asta Bandera frente al Parque Papagayo. Tuvo como particularidad que, pasada la Misa que celebraron los Arzobispos de Acapulco Felipe Aguirre Franco y Rafael Bello Ruiz, el Alcalde de Acapulco Lic. Alberto López Rosas, dio lectura del Decreto con el cual se institucionaliza el Día de la Bahía de Santa Lucía, y dirigió un discurso de alto contenido histórico. Estuvieron en el acto el Cabildo en pleno. Con la representación personal del gobernador del Estado, la Licenciada Guadalupe Gómez Maganda, Secretaria de Turismo, dirigió un discurso que retomó ampliamente los trabajos históricos de su padre en torno al Puerto de Acapulco. Participó la poetisa Blanca Reina, Directora de la Casa de la Cultura. Así como el Cronista de la Ciudad Díaz Clavel.

> En el año 2004, la participación de la Orquesta Filarmónica de Acapulco, nos obligó a cambiar de lugar, el evento se realizó en la Plaza Heroica Escuela Naval. El Maestro Eduardo Alvarez dirigió la Orquesta deleitando con melodías regionales. Como parte de los festejos y previo al acto cívico, el Alcalde López Rosas develó una placa conmemorando el primer aniversario, en la Playa Papagayo.

> En el año 2004, se logró una mayor participación de parte de los lancheros de Caleta y Caletilla. Problemas de logística impidieron la participación de la Orquestra Filarmónica de Acapulco, pero desde entonces se ha visto que el mejor lugar para el evento es la Plaza de la Heroica Escuela Naval.

> El año 2005, el evento incluyó por primera vez al Moto Club Aca Riders, quienes realizaron la escolta de la Reina de los Mares. Esta cuarta edición de este Día de la Bahía de Santa Lucía, contó con la participación del nuevo alcalde Ing. Félix Salgado Macedonio, quien dirigió un mensaje alusivo a la efemérides.

>el año 2006, nuevamente el evento contó con la participacion del Moto Club Aca Riders, quienes realizaron la escolta de la Reina de los Mares. La participación del Alcalde Ing. Félix Salgado Macedonio, quien dirigió un mensaje alusivo a la efemérides.

DIA DE LA BAHIA DE SANTA LUCIA

DIA DE LA BAHIA DE SANTA LUCIA.
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas

El 13 de Diciembre se conmemora la efemérides del Descubrimiento de la Bahía de Acapulco en 1521, día de Santa Lucía, cuando la Bahía de Acapulco es descubierta por el Capitán español Francisco Chico hace ya 483 años.
Como españoles y católicos, imbuidos en una mentalidad de cruzada, sabemos que el nombre impuesto a la bahía corresponde a la Santa del día: Santa Lucía. Joven noble de Siracusa, que encontró la muerte al defender su virginidad, y negarse a casarse con el novio pagano a quien había sido comprometida por su padre antes de morir.
La joven fue denunciada en medio de la persecución de los primeros cristianos por su propio prometido, le impusieron diversos castigos que no tuvieron éxito. En el proceso el tirano mandó a los guardias que le sacaran los ojos, a lo que ella misma se los arrebató para entregarlos. Lucía recobró la vista y sus ojos eran más hermosos que antes. Finalmente la decapitaron.
Su culto pronto se extendió por todo el orbe cristiano, y su nombre aparecerá desde muy temprano en el canon de la Misa Romana y de Milán. Se le invoca como patrona de las enfermedades de los ojos, probablemente porque su nombre está relacionado con la luz.

SIGNIFICADO DEL EVENTO

Es claro que la ciudad y puerto de Acapulco surge de las aguas de la Bahía como de su líquido amniótico, es por eso que el Ayuntamiento Municipal, a petición de un amplio grupo de la sociedad civil y de las autoridades Eclesiásticas, institucionalizaron el Día de la Bahía de Santa Lucía, el 13 de Diciembre del 2002, ratificado en sesión de Cabildo del día 27 de Diciembre del mismo año por votación unánime.
El objetivo de esta festividad, es recuperar nuestro pasado histórico; promover la importancia de nuestro símbolo natural como es la Bahía, alrededor de la cual nacemos, crecemos, y morimos; y fomentar una amplia gama de proyectos culturales, religiosos e institucionales en los que se promueva Acapulco de una manera innovadora.
A partir del año 2004, se logró una mayor participación de sectores que se habían mantenido al margen, como los lancheros; aumentó la participación de la Asociación Internacional de Motociclistas A. C.
El programa de la efemérides inicia a las tres de la tarde cuando los lancheros de Caleta y Caletilla realizan un recorrido por mar escoltando una réplica de la Reina de los Mares por toda la Bahía de Santa Lucía, desde Caleta hasta el Parque de la Reina, llamado también Plaza Heoirca Escuela Naval, junto a la Terminal Marítima. Participan embarcaciones de fondo de cristal.
En el Parque mencionado, que ahora se llama Plaza de la Heroica Escuela Naval, en punto de las 6 P. M. tiene lugar la Concelebración de la Santa Misa en Memoria de Santa Lucía, virgen y mártir, presidida por el Señor Arzobispo de Acapulco Don Felipe Aguirre Franco.
Han hecho acto de presencia, año con año Autoridades tanto Estatales, como Municipales quienes cada año dan un discurso para conmemorar el acontecimiento.
Participan en la emotiva Eucaristía un nutrido grupo de laicos de distintos movimientos laicales y fieles en general. El acompañamiento musical ha estado a cargo del Coro Voces de Santa Lucía y del Coro carismático de Las Cuevas de la Mira. Todo en el marco de la espléndida bahía, y bajo un hermoso atardecer costeño.
Terminada la Misa, tiene lugar un Acto Cívico en el que se dan honores a la Bandera Nacional, dirigidos por la Banda de Guerra de la VIII Zona Naval. En esta parte el Alcalde de Acapulco o un representante, y enseguida un representante del Gobierno del Estado, así como en cada ocasión los cronistas de la ciudad dan discursos oficiales.
Al terminar, los miembros de la Asociación Internacional de Motociclistas A. C. hacen guardia para escoltar más tarde por la Costera Miguel Alemán a la réplica de la Reina de los Mares, en un carro alegórico adornado por una bellísima estrella de flores.