SANTA MARIA DE GUADALUPE, REINA DE LOS MARES.
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas
1958 – 12 DE DICIEMBRE - 2008, 50 AÑOS DE BENDECIR A ACAPULCO desde el fondo marino del Islote de la Hierba Buena, Isla de La Roqueta.
LA ESCULTURA
La reina de los Mares es una escultura en bronce, de la virgen Santa María de Guadalupe, de 2 metros y medio de alto, con un peso de 450 kilos.
Colocada sobre un pedestal en forma de pirámide en el fondo marino del Islote de la Hierba Buena, en la Isla de La Roqueta, en Acapulco, Gro.
Corresponde a una imagen votiva, es decir, que fue colocada como fruto de un voto de acción de gracias por favores recibidos, el 12 de diciembre de 1958.
El esbozo definitivo fue elaborado por el arquitecto Héctor Mestre, y realizada la obra por el escultor Armando Quezada. Conjugando ambos en la escultura el más refinado clasicismo y al mismo tiempo el más religioso sentido de la modernidad, resultando una peculiar estilización de la imagen guadalupana, que permite que su volumen presente la menor resistencia a la fuerza tremenda de las corrientes marinas, así como evitar -en la medida de lo posible-, la adherencia de la fauna y la flora submarina: erizos, ostras, y algas marinas.
La imagen se modeló buscando la representación de una doncella indígena de rostro amable y sonriente, de manos juntas y en actitud orante, de bruñido manto y sin arabescos, y de una postura mística que resulta ser una imagen sin plural en la universal iconografía guadalupana.
EL MILAGRO. La autora de esta mística experiencia es la señora Amelia Sodi Pallares, directora gerente -en 1958- del club Deportivo Femenino y Presidenta de la Sección Femenina del Club de Hombres Rana de México, con sede en la Ciudad de México.
En 1955, al salir de la espumantes olas de nuestras mágicas playas de Acapulco, en situación de peligro con la cual casi pierde la vida. Al asirse de una lancha y mirar en ella una estampa de la Celestial Señora del Tepeyac, hizo votos de honrar a la Reina de los Mares, en acción de gracias por sentirse salvada.
La realización original aglutinó en 1958 a lo más selecto de la sociedad de la ciudad de México, así como a algunos entusiastas colaboradores del Puerto de Acapulco, y contó con la aprobación eclesiástica del Arzobispo Primado de México monseñor Miguel Darío Miranda y el entonces Delegado Apostólico en México Monseñor Luigi Raimondi, representante de su Santidad el Papa Juan XXIII, quien la bendijo en la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe, en el Tepeyac, el 5 de diciembre de 1958, donde permaneció hasta el día 8 del mismo.
Después de un solemne, emotivo y espectacular recorrido que alcanzó la Catedral de Cuernavaca, Morelos (9.dic.); la Parroquia de San Francisco de Asís, en Iguala; y la Parroquia de la Asunción en Chilpancingo, Gro. (10.dic); llegó al Puerto de Acapulco, donde fue resguardada en el templo parroquial de Nuestra Señora de la Soledad, donde permaneció dos días al alcance de todos los fieles, quienes día y noche desfilaron ante la imagen para alcanzar bendición. Particular muestra de fe se manifestó ante la imagen, al ser consagrados todos los niños a la Celestial Señora, pidiéndole que todos fueran como Juan Diego.
Los clavadistas de La Quebrada ofrecieron sentido homenaje a la Reina de los Mares.
Finalmente fue colocada en su altar submarino a las 13: 30 horas del 12 de diciembre de 1958, después de una Misa en Alta Mar, celebrada por el Párroco Jorge Parra Martínez, a bordo del yate Ave de Tahití.
En la maniobra participaron destacados miembros de la Base Naval de Icacos.
NUEVA IMAGEN.
Para el año 2002, ante el lamentable estado en que se encontraba la imagen, y en el marco del Año Jubilar para la Arquidiócesis de Acapulco por el 375 Aniversario del Martirio del Beato acapulqueño Fray Bartolomé Días-Laurel, un amplio grupo de fieles entre los que participaron el Arzobispo de Acapulco Felipe Aguirre Franco, la Secretaria de Turismo del Estado de Guerrero Guadalupe Gómez Maganda, así como buzos de Acapulco y muchos ciudadanos, recuperaron la escultura creando una nueva con reformas realizada por el escultor Alberto Chessal.
Nuevamente llevada a la Basílica de Guadalupe, fue bendecida por dos ocasiones por el Papa Juan Pablo II los días 31 de julio y 1 de agosto, en el marco de la Canonización del indio Juan Diego, y la beatificación de los mártires de San Francisco Cajonos, Oaxaca.
Recorrió nuevamente: Cuernavaca (3.ago), Taxco de Alarcón (4.ago), Iguala, Ixcateopan de Cuauhtémoc (5.ago), Ciudad Altamirano, Petatlán (6.ago), Tecpan de Galeana (7.ago), San Jerónimo (8.ago), Atoyac (9.ago), Coyuca de Benítez. Para finalmente ser recibida en el Puerto de Acapulco (10.ago), donde permaneció recorrió barrios y colonias hasta el 18 de agosto. En todo momento escoltada por la Federación Internacional de Motociclistas y Policías de Caminos A. C.
El 18 de Agosto de 2002, en el marco de la Clausura del Año Jubilar para la Arquidiócesis de Acapulco por el 375 Aniversario del Martirio del Beato acapulqueño Fray Bartolomé Días-Laurel, la nueva imagen fue trasladada a primera hora del día a La Quebrada, donde los clavadistas le tributaron sentido homenaje, en la presencia del Nuncio Apostólico en México Monseñor Giuseppe Bertello, y la Primera Autoridad Municipal, así como representantes del Gobierno del Estado de Guerrero.
Después de este acto, fue trasladada al Centro Internacional Acapulco, donde el representante del Papa Juan Pablo II presidió la Misa de clausura del Año Jubilar, acompañado por los Arzobispos Felipe Aguirre Franco y Rafael Bello Ruiz. Terminada la Misa.
Al terminar la Misa, el cortejo se dirigió por mar, surcando la espléndida bahía de Santa Lucía, para colocar nuevamente esta nueva imagen en su altar submarino en el Islote de la Hierba Buena, en punto de las 13: 50 horas. En medio de un gran concurso de fieles.
Comité Para la Restauración de la Reina de los Mares A. C.
Oficinas: Casa Diocesana. Quebrada 16, Centro, Acapulco, Gro.
(Estrofa)
A Acapulco la Virgen le dijo: (bis)
este mar elijo (bis)
¡Este mar elijo para ser mi altar!
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