José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Hacia los 50 años de la Diócesis de Acapulco





HACIA LOS 50 AÑOS DE LA DIOCESIS DE ACAPULCO
Juan Carlos Flores Rivas Pbro. Lic.

      En el año 2009 tendrá lugar una importante efemérides para la Iglesia en Acapulco, como acontecimientos celebrativos que deben tenerse en cuenta, si profesamos una fe que mira a la historia como espacio donde Dios se revela, actuando a favor de su pueblo santo que es la Iglesia.

     Es el caso de los 50 Años que cumplirá la comunidad diocesana de Acapulco.

     Pero la Iglesia católica no llegó a Acapulco en aquél entonces. Tomando como base un dato que nos aporta el investigador y perito en historia por la Universidad de Cambridge PETER GERHARD en su obra editada por primera vez en 1972; traducida y editada posteriormente por primera vez al español en 1986 por la Universidad Nacional Autónoma de México llamada: Geografía Histórica de la Nueva España, 1519-1821; quien nos aporta el dato de que: “Santos Reyes de Acapulco se convirtió en Parroquia secular del Arzobispado de México hacia 1555, con jurisdicción eclesiástica sobre el puerto, Coyuca, Acamalutla y Citlaltomagua.

     Otro sacerdote nombrado por el Obispo de Tlaxcala, vivía en Xocutla para 1553 y visitaba los pueblos vecinos. El Río Papagayo era frontera parroquial y diocesana. Para 1611 el curato de Xocutla había trasladado su sede a Santiago Ayutla, en la vecina jurisdicción de Igualapa (q. v.), dejando un vicario en San Pedro Cacahuatepec.

     San Miguel Coyuca se había trasformado para 1720 en una parroquia secular separada, igual que Cacahuatepec algunos años después.

     Había en Acapulco un monasterio franciscano perteneciente a la provincia de Michoacán, sin funciones parroquiales” (p. 40). Este dato, que más adelante iremos matizando, puesto que es una afirmación general, no aporta documentación ninguna, cosa que lamentamos, pues el trabajo de Peter Gerhard es bastante serio y se constituye en el mejor trabajo en su tipo hasta el momento. Un servidor ha tenido la oportunidad de confrontar la bibliografía por él aportada en su obra, y que posteriormente obsequió a la Biblioteca del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, en Ciudad Universitaria.

       De cualquier manera, uno de los retos que nos proponemos es plantear es la recuperación de la memoria del pueblo cristiano, de manera que se dé espacio a la reflexión y a la oración, así como al intercambio cultural e histórico en torno al papel de la Iglesia Católica en esta porción del pueblo de Dios que peregrina en la costa guerrerense.

         En particular este año esperamos compartir con todos ustedes materiales para una historia de la Iglesia en nuestra micro región, que nos permitan retomar un papel más consciente. 

        La Iglesia en Acapulco no llegó ayer por la tarde, sino que hunde sus raíces en cuatrocientos cincuenta años de presencia, que han dado frutos insignes de santidad, como es el caso de uno de sus preclaros hijos, el Beato Mártir acapulqueño Fray Bartolomé Días-Laurel.

         Como antecedentes debo decir, que los trabajos históricos clásicos que conocemos, muchos de ellos manejan datos muy generales, carecen de una fundamentación seria, como es el trabajo de archivos, que no estuvieron a su alcance, la mayoría de los autores que conocemos solo hacen descansar sus afirmaciones en su propia fama, en la repetición de datos anteriores sin confrontarlos críticamente, de cualquier manera nos servirán como materia prima, para no cometer el mismo error.

         A demás, la gran mayoría de estos trabajos, adolecen de una cultura anticatólica, arreligiosa, y es de esperarse que en las clásicas historias de Acapulco y su región no aparezca la Iglesia Católica, como si esto fuera posible, siendo que la Iglesia determinó por siglos el desarrollo de las costumbres y de las instituciones de los pueblos costeños, con esta actitud, los autores clásicos que conocemos empobrecen sus trabajos resultando poco científicos e inexactos.

         Para terminar, invito a todos los que quieran enriquecer este esfuerzo de investigación histórica sobre la Iglesia en Acapulco, se comuniquen con un servidor para coordinar trabajos multidisciplinares que puedan aportarnos una visión más amplia de nuestra realidad social y eclesial (floresrivasjc@yahoo.com.mx).

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