INFORME FINAL 2024 DEL
MECANISMO PARA LA VERDAD Y EL ESCLARECIMIENTO HISTORICO (MEH). FUE EL ESTADO.
VOLUMEN 2-4, PAGINAS 216-221. QUE DOCUMENTA EL MARTIRIO DE LA RELIGIOSA
MISIONERA DE LA INMACULADA CONCEPCION, LUZ MARINA VALENCIA TREVIÑO, EN LA
GLORIA ESCONDIDA, DEL MUNICIPIO DE CUAJINICUILAPA, GRO.
NOTA EXPLICATIVA: El
periodista Ramón Gracida Gómez, en el diario El Sur Guerrero, 24-25 agosto
20224, p. 7, nos facilita elementos a tener en cuenta para la comprensión de
esta parte del Informe. La violación y el asesinato de la misionera colombiana
Luz Marina Valencia Treviño en 1987 en Cuajinicuilapa forma parte de las
violaciones graves a derechos humanos en contra de “disidencia religiosa”
durante la guerra sucia, documentadas por el Mecanismo de Esclarecimiento
Histórico (MEH), que señala que la “estructura caciquil” posibilitó la falta de
esclarecimiento del crimen. Forma parte de la Parte 4 Violaciones graves a derechos
humanos en contra de disidencias sociales, del volumen 2 del informe, incluye
el capítulo de Violaciones graves a derechos humanos en contra de disidencia
religiosa, cuyos practicantes se “caracterizan porque sus comportamientos y
creencias se alejan o contraponen al orden establecido”, explica el MEH en el documento
de 627 páginas. Uno de los pocos casos que pudieron ser documentados por el
mecanismo sobre violaciones graves a los derechos humanos de una mujer
vinculada a la Iglesia Católica…
En esa línea, el periodista Arturo Martínez Natera, en el
mismo diario El Sur Guerrero, 4 de septiembre de 2024, p. 20, titula un
artículo: Informe del MEH; indiferencia, engaño, fracaso. …El licenciado Abel Barrera
(Colectivo Tlachinollan), declaró que el documento no es vinculante y señaló
que los obstáculos con los que tropezaron para cumplir cabalmente su encomienda
decretada el 6 de octubre de 2021. El acto publico -de la presentación del
informe- se realizó sin la presencia de ninguna autoridad, nadie de los
integrantes de las dependencias legales; Gobernación, SER, Hacienda, CEAV… Este
dato mutila el documento aun cuando no anula el contenido de la Recomendación VG98/2023
de la CNDH que fue aceptada y deberá ser cumplida y acatada so pena de incurrir
en indolencia y transgredir los mandamientos constitucionales.
Continúa diciendo: El Informe del Mecanismo de
Esclarecimiento Histórico es un documento muy importante en sí mismo. Como no
se rindió ante el titular de la Secretaría de Gobernación, no del Presidente de
la República “titular del Ejecutivo”, carece de formalidad y su valor es ético,
histórico, político… La Comisión de la Verdad fue creada provisionalmente
mediante un decreto con carácter de transitoria y se extinguirá el 30 de
septiembre de 2024 -de allí la premura en dar a conocer el documento-.
Sostiene
Martínez Nateras: La Comisión de la Verdad ha fracasado en todos sus mecanismos
sin haber logrado ni siquiera el establecimiento de criterios y normas para el acceso
a la verdad, la memoria, la reparación integral y la compensación justa. Vamos,
el Informe final ni es informe según el decreto y mucho menos final… Es una
pena que ni siquiera se les han proporcionado recursos para imprimir su
informe.
PARTICULARMENTE,
pasa nosotros, como Arquidiócesis de Acapulco, agradecemos la inclusión en éste
documento, cuyo valor ético es innegable, y facilita la recuperación de la
memoria del pueblo cristiano, en el caso de la religiosa Luz Marina.
Cabe
aclarar que estas notas explicativas no pertenecen al cuerpo del Informe, que
fue tomado de Internet.
6.2
TORTURA SEXUAL Y EJECUCION DE LA MISIONERA LUZ MARINA VALENCIA TREVIÑO.
Empapadita
de sangre el cuerpo entero que nadie había limpiado. Le agarré la cabeza y le
dije: ‘Luz, parece que hacemos algo, parece que el Evangelio es anunciado’
Hermana
Justina Moreno
Uno
de los pocos casos que pudieron ser documentados sobre violaciones graves a los
derechos humanos de una mujer vinculada a la Iglesia católica es el de la
tortura sexual y ejecución de la misionera colombiana Luz Marina Valencia
Treviño. Nacida en Pasca, Cundinamarca, Colombia el 25 de julio de 1952, desde
niña se formó bajo una perspectiva misionera. Inició sus estudios en Magisterio
y Catequesis en Venezuela y terminó la Licenciatura en Misionología en la
Pontificia Universidad Gregoriana de Roma en 1986.
Luz
Marina pertenecía a la orden de las Misioneras de la Inmaculada Concepción que
se destacaban por llevar un modo de vida sencillo “desde la opción por los
pobres. Ellos son los preferidos y por ellos nos jugamos la vida”. (cfr. “Contra viento y marea. Misioneras de
la Inmaculada Concepción. Estilo de vida MIC”, s/f. Consultado: 4 de marzo de
2024. https://www.misionerasinmaculadaconcepcion.com.es/identidad/estilo-de-vida/index.html)
Ingresó
al país el 5 de septiembre de 1986 adscrita a la Arquidiócesis de Acapulco,
pero fue requerida por el padre Luis de Anda Salinas de los sacerdotes Oblatos
de María Inmaculada, para desarrollar un trabajo de atención a las comunidades
de Salina Cruz, Oaxaca.
El
equipo misionero estuvo integrado por las hermanas Luz Marina, Justina Moreno,
de nacionalidad española y Emma del Valle Menéndez, argentina, que junto al
padre estadounidense Roberto Hickl se trasladaron a la Costa Chica el 10 de
diciembre de 1986. Su objetivo fue la “promoción de Comunidades Eclesiales de
Base y concientización en todos los niveles” (cfr. Flores Rivas, Juan Carlos, “Luz Marina Valencia Triviño: La
Gloria Escondida de la Arquidiócesis de Acapulco”, 22 de marzo de 2010.
Consultado: 4 de marzo de 2024.
https://ephemeridesacapulcanae.blogspot.com/2010/03/luz-
marina-valencia-trivino-la-gloria.html), adscritos a la parroquia de San
Nicolás Tolentino.
Sobre
el trabajo realizado por los sacerdotes Oblatos de María Inmaculada y las
Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción, el sacerdote Francis Kabika
menciona que, aunque breve, causaron buena impresión entre la población: “ellas
ayudaron mucho a la formación de la gente en este pueblo, claro que a través de
los grupos eclesiales, pero también ayudaron mucho con la catequesis. También
iban mucho a visitar a los enfermos. Básicamente ese era su trabajo pastoral,
caminar con el pueblo, acercarse al pueblo y estar con el pueblo”.( cfr. Entrevista
20230925FK. Francis Kabika, Párroco de la San Nicolás Tolentino,
Cuajinicuilapa, Guerrero), entrevistado por el MEH, Cuajinicuilapa, Guerrero,
25 de septiembre de 2023, 8:18.)
CUAJINICUILAPA; CACICAZGO Y VIOLENCIA.
Las
actividades económicas de la región se centraban en el cultivo temporal por la
carencia de sistemas de riego, la cría de ganado vacuno y caballar. Era una
zona caracterizada por los altos niveles de violencia que registra “una lista
numerosa de asesinatos sufridos principalmente por indígenas y campesinos
pobres, debido en parte al abandono que las autoridades competentes han tenido
en la región de la Costa Chica, en muchos casos donde se violan los derechos
humanos”. ( cfr. Kitasawa,
Juan F., “Martirio de Luz Marina: por ser mujer, pobre y comprometida”,
Christus 620, (noviembre), 1988: 52-54, p. 54.)
El
periódico Unomásuno registró que en la región de la Costa Chica, hay un número
elevado de asesinatos de campesinos en procesos de recuperación y defensa de
las tierras frente al despojo (cfr.
Vergara Aceves, Jesús, Unomásuno, 9 de abril de 1987), se calcularon
alrededor de 30 asesinatos por mes, uno diario en promedio (cfr. Campa, Homero, “Una monja colombiana,
otra víctima de los caciques de Cuajinicuilapa”, Proceso, 13 de abril de 1987).
La
población de la zona era –y continúa siendo– predominantemente afromexicana,
“con insistencia en afirmarse con una identidad propia como mecanismo de
defensa y contestación” (cfr. Flores Rivas, Op. Cit., 2010).
Gloria
Escondida es una cuadrilla o rancho de difícil acceso, el lugar más pobre y
lejano de la parroquia de Cuajinicuilapa, sin servicios de luz ni agua potable
(cfr. Kitasawa,Op. Cit., 1988, p. 52).
El
lugar estaba habitado por aproximadamente 15 familias de trabajadores del
campo, todos al servicio de Nicolás Flores, cacique principal, su hermano
Fernando y su hijo Candelario. La familia Flores, además de las tierras de
Cuajinicuilapa tenían propiedades en Acapulco y compartían el poder económico y
político en la región de la Costa Chica con otras familias de Ometepec, Cruz
Grande y San Marcos (cfr. Mendoza Zaragoza, Ramón, “Reflexiones
sobre el martirio de Luz Marina”, Centro Regional de Informaciones Ecuménicas,
A. C., Documento N. 53, Año X, 1987, p 1 ).
Gloria
Escondida funcionaba como una antigua hacienda, los Flores “tienen como
propiedad privada las tierras del poblado, y los campesinos que habitan ese
lugar son utilizados como peones y muchas veces son explotados con salarios de
hambre”. Según testimonios, entre enero y marzo de 1987, los campesinos no
habían recibido salario, por lo que los caciques, además de ser dueños de las
tierras, “eran dueños de las vidas de las personas” (Ibidem., p. 2).
En
palabras del diácono Héctor del Castillo Salceda, integrante del equipo
misionero: en la región existen algunos grupos reducidos de prepotentes que
generan violencia y muerte. En los primeros meses de este año constatamos la
muerte violenta de algunas personas. Son dos realidades que coexisten y
contrastan agudamente: un amplio pueblo sencillo y acogedor y un reducido grupo
de gente violenta (cfr. Arzobispado de
Acapulco. “Luz Marina Valencia Treviño, Misionera de la Inmaculada Concepción.
Primera Mártir de la Arquidiócesis de Acapulco”, 1989, p. 10).
Dentro
de este mundo de violencia, las mujeres eran las víctimas más frecuentes del
poder económico y político de los caciques. Probablemente regidas por el
“derecho de pernada”, las mujeres eran “oprimidas por el cacique y oprimidas
por el varón. Con signos de prepotencia, los ‘dueños’ de esa zona se sienten
con autoridad para ultrajar a las mujeres y disponer de ellas a como les da en
gana” (cfr. Mendoza,
Op. Cit., 1987, p. 3).
Además
del abuso sexual, la violencia contra las mujeres también se reflejó en
asesinatos, “muchas mujeres, indígenas y campesinas especialmente, han muerto
por el único crimen de ser mujeres, de ser codiciadas y sometidas al capricho
prepotente” (Ibidem., p. 4).
LAS
MISAS EN GLORIA ESCONDIDA Y ATENTADO CONTRA MIGUEL GUZMAN.
Como
parte del plan pastoral del equipo misionero, se acordó que entre el 18 y el 21
de marzo de 1987, la hermana Luz Marina y el padre Hickl visitarían varios
lugares lejanos a la parroquia. Los religiosos llegaron a Gloria Escondida el
20 de marzo de 1987, era la segunda visita del equipo misionero al rancho en
seis meses. La primera visita estuvo a cargo del diácono Héctor del Castillo.
Según
la hermana Justina Moreno, el padre Hickl celebró dos misas. En la primera
“habló de la riqueza y de la justicia. Puso como ejemplo el de la comunidad,
donde unos pocos (la familia Flores) acaparan la tierra y la riqueza, mientras
pagan bajos salarios a los campesinos (1500 pesos por una jornada en la cosecha
de la copra)” (cfr. Campa, Op. Cit., 1987).
Por
la tarde celebraron el bautizo de un niño, seguido de una convivencia con los
habitantes de Gloria Escondida.
Al
concluir sus actividades decidieron pernoctar en el lugar, para al día siguiente
continuar con sus visitas a otros poblados. Se decidió que la hermana Luz
Marina se quedara en la casa del campesino Miguel Cosme Guzmán y su esposa
Caritina Cruz Vázquez. La familia Cosme Cruz era reconocida por su cercanía con
la gente de la Iglesia, también iniciaron un movimiento para habilitar la
figura del comisariado ejidal en el rancho, con la intención de tener un
representante campesino de la comunidad ante el municipio.
El
padre Roberto Hickl, por su lado, se hospedó en una casa desocupada que
pertenecía a la familia Flores. Miguel Cosme lo acompañó y lo dejó instalado y
listo para descansar. Cuando Miguel regresaba a su casa, alrededor de las 21:30
fue baleado. Intentó responder, pero su rifle no funcionó, “en un primer
momento quiso refugiarse en su casa, pero decidió salir en busca de ayuda, que
no le pudieron dar por carecer de armas.” (cfr. Kitasawa,Op. Cit.,
1988, p. 53).
ATAQUE.
Mientras
Miguel Cosme buscaba ayuda, María Luisa, su hija mayor y la hermana Luz Marina
fueron atacadas por cuatro individuos armados que irrumpieron en la casa. Hay
al menos tres versiones de los hechos que apuntan varios detalles que podrían
ampliar el número de víctimas del asalto a la casa de la familia Cosme Cruz.
Según la homilía de Rafael Bello en la misa de cuerpo presente: unos hombres
armados llamaron a la puerta y una niña [María Luisa Cosme Cruz] salió a
preguntarles que qué querían; como los hombres empezaron a maltratar a la niña,
entonces salió doña Caritina junto con la religiosa para decirles que la
dejaran, fue cuando los maleantes dijeron que precisamente buscaban a la monja,
que era lo que querían, produciéndose desde luego un forcejeo para llevársela a
rastras a pesar de la oposición y gritos de la ahora desaparecida (cfr. Arzobispado
de Acapulco, Op. Cit., 1989).
Esa
misma versión la recoge el padre Francis Kabika, actual párroco de San Nicolás
Tolentino. En entrevista señaló que
“En
esta misma casa donde ella se quedó, había una niña de unos 15 años. Los
hombres querían violarla. Cuando ella escuchó los gritos, siendo una mujer,
salió a ayudar a esta niña. Y otra vez, fue en ese transcurso de liberar la
niña cuando uno de los hombres, sin querer, disparó la pistola, se le quedó la
bala en la panza. Y otra vez, se escondió y sangró hasta la muerte” (cfr. Entrevista 20230925FK.
Francis Kabika (Párroco de la San Nicolás Tolentino, Cuajinicuilapa, Guerrero),
entrevistado por el MEH, Cuajinicuilapa, Guerrero, 25 de septiembre de 2023,
4:35).
Según
estas versiones, el ataque contra la hermana fue propiciado por la intención de
la misionera de defender a la niña que iba a ser torturada sexualmente. En la
que presentó el periodista Homero Campa, los hombres que irrumpieron en la
casa, llegaron directamente por la hermana Luz Marina. Lograron llevársela a
pesar de los gritos y oposición de la señora Caritina, su hija María Luisa de
15 años y otros menores de diez años que se encontraban en el hogar:
“La
intentaron raptar, querían subirla a una camioneta que, según indicaciones de
los vecinos, es propiedad de los Flores” (Probablemente
se trató de una camioneta Chevrolet roja).
La
hermana se opuso y ahí la violaron y le dieron un balazo en el vientre, que le
salió por un riñón. No murió en el momento. Todavía pudo arrastrarse para
esconderse de nuevo en la choza de la familia Cosme. Cuatro individuos
intentaron sacarla otra vez. [Caritina] Vázquez se opuso. También fue ultrajada
(Esta misma versión es sustentada en
Kitasawa, Op. Cit., 1988, p. 53).
Hasta
las cuatro de la mañana los homicidas rondaron la casa. A las cinco, la hermana
Luz Marina murió (cfr. Campa,
Op. Cit., 1987).
La
niña María Luisa, testigo del incidente, fue citada para un careo con Fernando
Flores, uno de los perpetradores detenido dos meses después de la ejecución. En
el careo, María Luisa, entonces con 16 años apuntó:
“Cerca
de las 21:00 horas del 20 del mes de marzo del año pasado al frente de tu
hermano Candelario Flores Saavedra y de tu primo Javier Flores Bailón, llegaste
a mi hogar, en donde dormía en compañía de mis cuatro hermanos pequeños y de mi
madre Caritina Cruz Vázquez, así como de la religiosa Luz Marina Valencia
Treviño, que se encontraba como huésped, empuñando una pistola calibre .38
super, con la cual amenazaste con matarnos a todos si no te entregábamos a la
monjita como gritaba.
La
amenazaste con la pistola, la sujetaste fuertemente de los cabellos con la mano
izquierda y a rastras la sacaste de mi hogar, al tiempo que diste orden a tu
hermano Candelario y a tu primo Javier para que hicieran lo mismo conmigo, pero
yo logré escapar y corría a ocultarme” (cfr. Arzola Nájera,
José, “Hunden al asesino de la monjita colombiana”, Novedades de Acapulco, 8 de
marzo de 1988).
Todas
las versiones coinciden en que la hermana Luz Marina fue torturada sexualmente
y luego recibió un disparo en el abdomen. El disparo no la mató rápidamente,
permaneció desangrándose durante siete horas. Algunos señalaron que quedó
tirada donde la dejaron sus ejecutores, otros que consiguió regresar a la casa
de los Cosme Cruz, donde fue cuidada hasta su muerte. También coinciden en que
no pudieron brindarle atención médica inmediata, por la dificultad que
presentaba el traslado por la falta de vías de acceso, luego porque los
atacantes permanecieron rondando el lugar, al menos hasta la cuatro de la mañana
y evidentemente, nadie se atrevió a salir por miedo.
RECEPCION
DEL CUERPO.
Al
día siguiente, el padre Hickl enterado de la situación trasladó el cuerpo a
Cuajinicuilapa, donde fue recibido por el diácono Héctor y las religiosas
Justina y Ema, integrantes del equipo misionero. Horas después llegó el
arzobispo Rafael Bello Ruiz junto a algunas religiosas misioneras carmelitas de
Santa Teresa, para acompañar el proceso. La hermana Justina Moreno, narró el
momento de la llegada del cuerpo de Luz Marina: abrí las puertas, pues ya la
traían y debíamos identificarla. “Llegó en un catre viejo, sucio, envuelta en
un petate -como esterilla- atada con unas cuerdas. Cuando la destaparon y la
vi, pensé en el ‘Siervo de Yahvé’ sin figura humana. Empapadita de sangre el
cuerpo entero que nadie había limpiado. Le agarré la cabeza y le dije: ‘Luz,
parece que hacemos algo. Parece que el Evangelio es anunciado’. Fue mi primer
sentimiento. Sentí la pobreza, la soledad, el dolor tan inmenso que no se puede
explicar” (Arzobispado de Acapulco, Op. Cit., 1989).
Fue
enterrada en el panteón municipal de Cuajinicuilapa (En 2012 sus restos fueron
trasladados a la parroquia de San Nicolás Tolentino).
La
noticia de la ejecución de la misionera se extendió rápidamente porque en
Ayutla de los Libres se estaba realizando el Primer Congreso Misionero
Diocesano, donde los participantes, mayoritariamente personas vinculadas a la
Teología de la Liberación y a la opción por los pobres, fueron informados de
los acontecimientos (cfr. Mendoza, Op. Cit., 1987).
Rosa
María Macía, Superiora General de la Congregación, fue informada a través de
una llamada telefónica con el arzobispo de Acapulco, Rafael Bello Ruiz el 21 de
marzo de 1987. En su comunicación, monseñor Bello aseveró haber “recibido
seguridades de las autoridades civiles y militares del Estado de Guerrero que
realizarán exhaustiva investigación y castigo justiciero a los culpables que
todavía no han sido identificados” (Arzobispado de Acapulco, Op. Cit., 1989).
La
embajada colombiana también se comunicó exigiendo el esclarecimiento de los
hechos.
Los
pobladores del municipio hicieron actos de protesta frente al palacio
municipal. Aprovecharon que el día 26 de marzo el gobernador Alejandro
Cervantes Delgado visitó Cuajinicuilapa, fue interpelado por campesinos y por
el equipo pastoral, que solicitaron apurar las investigaciones. El gobernador,
a quien le faltaban 5 días para concluir su gestión, respondió: “Yo no vine a
arreglar problemas de monjas; la muerte ella se la buscó y la encontró” (Mendoza,
Op. Cit., 1987, p. 4).
Tanto
los testigos de la tortura sexual y la ejecución de Luz Marina Valencia
Treviño, como el equipo pastoral, se mantuvieron firmes señalando a la familia
Flores como responsables de la ejecución. Tras dos meses de persecución en los
estados de Guerrero y Michoacán, fue localizado por la Policía Judicial el ex
marino Fernando Flores Saavedra (cfr. Proceso judicial llevado
a cabo en Ometepec, Guerrero. Núm. ABAS/01/093/987), hijo del cacique Nicolás
Flores, en el municipio de Cuautepec, junto a uno de sus cómplices, Pedro
Javier Metodio “El Chiquis” (cfr. Arzola Nájera, Op. Cit., 1988).
Mientras
tanto, Candelario Flores Bailón, hijo de Fernando, también implicado en la
comisión de los hechos, continuó prófugo (cfr. Luz Marina Valencia Treviño.
Misionera de la Inmaculada Concepción, primera mártir de la Arquidiócesis de
Acapulco, Acapulco: Imprimatur, 1989, p. 53, 56).
La
estrategia del abogado de los presuntos culpables fue “tratar de tergiversar la
realidad de los hechos” en los medios de comunicación, pero también presionar a
los testigos con ofertas de dinero y bienes para cambiar sus declaraciones. La
familia Cosme Cruz no se dejó intimidar con las amenazas, pero muchos de los
vecinos que confirmaban sus declaraciones retiraron sus nombres de la denuncia
(cfr. Kitasawa,Op.
Cit., 1988, p. 53).
REPERCUSION
Y LECTURA CON PERSPECTIVA DE GENERO.
En
2016 la Arquidiócesis de Acapulco conmemoró el martirio de Luz Marina,
reconoció públicamente que “la dignidad de la mujer tiene que ser valorada,
protegida y defendida en toda circunstancia. No debieran tolerarse ya las
expresiones de una cultura machista que cosifica a la mujer y la coloca en una
situación de alta vulnerabilidad” (cfr. Arquidiócesis de Acapulco, “Comunicado.
El martirio de una misionera”, 2016).
La
tortura sexual y posterior ejecución de la misionera colombiana Luz Marina
Valencia Treviño, dejó en evidencia las condiciones de violencia que
enfrentaban las mujeres de la región afromexicana e indígena de la Costa Chica.
Es decir, en este caso se conjuga su condición de mujer, cristiana y misionera.
La
reflexión al interior de la Iglesia, “si es significativa la denuncia, no lo es
tanto por tratarse de una religiosa, sino por tratarse de la dignidad de una
mujer. La mujer sigue siendo objeto codiciable del machismo, sea cual sea su
condición” (cfr. García Gutiérrez, Mercedes, “Misioneras
Cruzadas de la Iglesia”, Esquila Misional 238, año XXXV, (mayo), 1987, p. 19).
Desde
el punto de vista misionero, “una misionera es un pobre más”, y su búsqueda por
hacer eficaz su pobreza es a través de la erradicación de la pobreza de los
demás, su principal arma es la denuncia de “la causa estructural que la genera
y asumiendo el conflicto” (cfr. Ibidem., p. 19).