José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.

martes, 20 de noviembre de 2018

“Muchos políticos son cómplices de la violencia”

Publicado en Yo Influyo
“Muchos políticos son cómplices de la violencia”
Escrito por Jorge López
Con cuatro sacerdotes fallecidos en el sexenio y más de 100 candidatos masacrados en el actual proceso electoral, es clara la descomposición del tejido social, por lo que, en el país, la paz se debe construir nuevamente, consideró Salvador Rangel Mendoza, obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, en Guerrero.
Aseguró que la violencia no se ha detenido en su demarcación. Recientemente fueron asesinados el chofer de un sacerdote y un joven que asistía a su parroquia.
“El tejido social se nos ha destruido de muchas maneras y, con tristeza, les puedo decir que en esa cuestión de la violencia muchos políticos están metidos en ella, son cómplices” aseguró el prelado.
Incluso, dijo, al menos en Guerrero algunos miembros del ejército venden las armas a los grupos criminales.
Señaló que, tras una larga reflexión, los obispos concluyeron que el problema de la sociedad “es un problema antropológico. Estamos destruyendo al hombre” y no únicamente el tejido social, pues se ha distorsionado a la persona incluso en su identidad, como en la Teoría de Género.
Rangel Mendoza afirmó que se debe impulsar “una cruzada en favor de la paz”.
“Debemos de ver mucho más por la familia, que es la célula de la sociedad, hay un gran reto de llegar a las familias. Poner una gran atención en la familia o esto se nos va a ir a la coladera, y educarlos desde pequeños para la paz, evitar que sean violentos”.
Señaló que, en la Iglesia, la búsqueda de la paz no debe ser únicamente cuestión del obispo, sino que deben contagiarse también los sacerdotes, consagrados y fieles.
Destacó la importancia de la catequesis y que los educadores deberían tener la tarea de crear “hijos de la paz”. Criticó el contenido violento de los juegos de video, así como de los medios de comunicación, quienes tienen mucha responsabilidad en la educación de las personas.
El Obispo de Chilpancingo comentó que, además de las víctimas, tiene un apostolado especial y privado con los victimarios, con quienes, aseguró, es necesario dialogar con todos, “aunque sea con los malos”.
“Muchos capos de la droga quieren vivir en paz, ellos ya no quieren más guerra”.
Hablando con los líderes, dijo, ha conseguido muchas cosas en favor de los ciudadanos y sus fieles. Reconoció que ha mantenido acercamientos con miembros del crimen organizado durante este proceso electoral.
“Los mismos candidatos me han pedido que yo hable con ellos para que los dejen hacer su campaña política y yo pudiera decir que allá en la zona, en mi diócesis ha estado funcionando”.
Sobre la propuesta de amnistía para los criminales lanzada por Andrés Manuel López Obrador, aseguró que esta debe ser “restringida”, siguiendo el ejemplo de Jesús, quien ha dado una “amnistía general”.
En esta reconciliación deben estar incluidos, por ejemplo, quienes siembran amapola para sobrevivir en la sierra y la montaña de Guerrero, quienes llevan décadas con esta forma de vida; y aunque están quebrantando la ley, dijo, merecen otra oportunidad.
En el Panel organizado por el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana participó también Carlos Garfias Merlos, arzobispo de Morelia, quien lamentó la situación de inseguridad que vive el país.
“La violencia en nuestro país está llegando a niveles inimaginables, y la sociedad en general se encuentra como en un marasmo anímico y una parálisis moral, desconcertada y desorientada por lo inédito de la situación”.
Señaló que el proyecto de construcción de la paz ha de ser transversal a los proyectos pastorales diocesanos e incluso al Proyecto Global de Pastoral de la CEM, el cual se presentó recientemente.
Las víctimas, explicó, “son los primeros que tienen que recibir acompañamiento, consuelo, fortaleza y esperanza y proporcione una manera práctica para vivir el perdón y la reconciliación”.
En este último punto Monseñor Garfias destacó que las víctimas de la violencia puedan recuperar su sentido de vida y autovalor, reintegrándose a la comunidad y ser un sembrador de paz.
Por otro lado destacó la importancia de la investigación para descubrir las razones de la violencia y buscar las soluciones con base en la ciencia y señaló que este procesos de construcción de la paz se debe volver institucional.

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