José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.

lunes, 10 de diciembre de 2018

La corrupción es un mal muy difícil de extirpar: Arquidiocesis de Acapulco


La corrupción es un mal muy difícil de extirpar: Arquidiocesis de Acapulco

diciembre 10, 2018

Publicado por Agencia de Noticias Press Digital


En el marco del “Día Internacional contra la corrupción”, la Arquidiócesis de Acapulco que encabeza el Monseñor Leopoldo González Gonzáles, en un un comunicado calificaron como delito grave la corrupción e impinidad en los entes gubernamentales y que se ha extendido en la sociedad en general: “La corrupción es un delito grave que frena el desarrollo económico y social en todas las sociedades”. Lo hemos sufrido fuertemente en nuestra Patria y por ello su erradicación ha sido desde hace mucho tiempo un reclamo de toda la sociedad, y ahora es un compromiso claramente expresado por el Sr. Presidente de la República desde los días de campaña electoral y ampliamente ratificado en su discurso el día que tomó posesión de su servicio de autoridad.

= El Papa Francisco nos dice que la corrupción es como un cáncer que destruye a las personas, “es como esos pantanos chupadizos que vos pisás y querés salir, y das un paso y te vas más adentro, más adentro, más adentro, y te chupó. Es una ciénaga… Ese sí, es la destrucción de la persona humana”. ¿Por qué destruye a la persona? Porque a diferencia de quien se reconoce pecador cuando comete una falta, se arrepiente, pide perdón y se compromete a no volver a hacerlo, el corrupto no reconoce el mal que hace, tiene viciada no solo la conducta, sino el alma, la conciencia. Por ello, no recapacita y persiste en el mal que hace con lo cual se hunde cada vez más. Vive del oportunismo, pero con una máscara de honesto que él mismo se la cree. Por esto, “hay pocas cosas más difíciles que abrir una brecha en un corazón corrupto”. “el corrupto no percibe su corrupción”. Es como el mal aliento: “difícilmente quien lo tiene se da cuenta, son los otros quienes se percatan y deben decirlo”.





= La corrupción es también como un virus social que infecta todo, una verdadera plaga social que genera problemas muy graves y crímenes que hacen sufrir a todos. Nosotros somos testigos de los muchos males que vienen a la sociedad, a las familias y a las personas, por culpa de ella. Bien sabemos que la corrupción es el lenguaje de “la maña” y de las organizaciones criminales. Su caldo de cultivo. Sin ella no podrían subsistir. Es muy grande el daño que causa: “Debilita la educación y la salud, socava los procesos electorales y refuerza las injusticias al viciar los sistemas de justicia penal y el estado de derecho. También desvía recursos nacionales y extranjeros, con lo que da al traste con el desarrollo económico y social y acentúa la pobreza. La corrupción perjudica a todos, pero los pobres y los vulnerables son quienes más sufren sus consecuencias”.



Para darnos una idea del daño económico que causa la corrupción, “cada año se paga un billón de dólares en sobornos y se calcula que se roban 2,6 billones de dólares anuales mediante la corrupción, suma que equivale a más del 5% del producto interior bruto mundial. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se calcula que en los países en desarrollo se pierde, debido a la corrupción, una cantidad de dinero diez veces mayor que la dedicada a la asistencia oficial para el desarrollo”.

= Cosa muy deplorable es que la corrupción se haya vuelto entre nosotros algo casi natural: “si no tranzas, no avanzas”, “no me den, pónganme donde hay”, “mejor aquí lo arreglamos”. Para lograr algunos trámites, como contratos de construcción, muchas veces han tenido que dar mochada o se quedan sin obra. Hace muchos años un buen señor me platicaba de unos ahorros que había hecho, de lo que sobraba a sus choferes del dinero que les daba para “las mordidas” durante sus viajes. Con palabras del Papa Francisco: la corrupción es “una práctica habitual en las transacciones comerciales y financieras, en las contrataciones públicas, en cada negociación que implica a agentes del Estado. Es la victoria de la apariencia sobre la realidad y de la desfachatez impúdica sobre la discreción honorable”. En el sistema judicial es “como una red que captura solo los peces pequeños, mientras deja a los grandes libres en el mar”. Y el Papa nos señala: “Las formas de corrupción que se necesita perseguir con mayor severidad son aquellas que causan graves daños sociales, sea en materia económica y social – como por ejemplo los graves fraudes contra la administración pública o el ejercicio desleal en las administraciones – como en cualquier tipo de obstáculo que interfiere al ejercicio de la justicia con la intención de procurar la impunidad de los propios delitos o de terceros”.

= La corrupción es un mal muy difícil de extirpar. Sin embargo, no podemos perder la esperanza. Miremos nuestro vivir de cada día y cuando notemos que estamos entrando en una componenda, tranza o cochupo dirijamos nuestra atención al camino de la verdad y la justicia, mucho más difícil de recorrer, pero a fin de cuentas camino de libertad. Hay en cada persona una voz que no puede ser silenciada y que le llama a vivir la justicia en el respeto de la dignidad de las personas. Es la voz del Señor que no se cansa de llamarnos a todos a convertirnos, sin excluir a nadie, porque nunca deja de amarnos. Por esto el Papa nos pide orar y orar con insistencia para que el Señor nos ayude a convertir a Él nuestro corazón y librarnos de la corrupción. Él es mejor garante de los derechos de las personas. San Juan Diego, cuya fiesta hoy celebramos, interceda ante la Virgen por nosotros.

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