José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.

martes, 2 de febrero de 2010

XIX. ENTREVISTA CON MONSEÑOR FELIPE AGUIRRE FRANCO, ARZOBISPO DE ACAPULCO.

ENTREVISTA A MONSEÑOR FELIPE AGUIRRE FRANCO, ARZOBISPO DE ACAPULCO, REALIZADA POR LA HERMANA ADRIANA MAZA COUTIÑO, DE LAS DISCIPULAS DE JESUS BUEN PASTOR.

Capítulo XIX: FORMANDO UNA COMUNIDAD.

Cómo recibo a cada grupo de hermanas que Dios llama? Como un proyecto de Dios y las cosas de Dios hay que recibirlas de rodillas y con las manos temblorosas, no solo por la emoción, sino por la grandeza de la obra de Dios en aquellas personas, concretamente en aquellas nuevas candidatas que van llegando o que van cursando a través del tiempo el Postulantado, el Noviciado, el Juniorado, etc. Ahí hay un proyecto de Dios y hay que amar ese proyecto, hay que servirlo para poder después engendrar en cada una de ellas el AMAR, el SERVIR y para que luego sean como otros tantos que multiplican con el Obispo esta acción de EVANGELIZAR.
Como Padre, cómo he colaborado en la formación de cada una de las Hermanas, qué ha implicado esto en su vida? Yo creo que voy colaborando con mis oraciones. Siempre estoy orando diariamente por todas las DISCÍPULAS DE JESÚS BUEN PASTOR, visitándolas dentro de mis múltiples ocupaciones allá en Tuxtla Gutiérrez. ¡Aquellos Domingos por la tarde, qué históricos se han vuelto! y cómo los recuerdo, uno a uno, como si todavía estuviera allá en Tuxtla Gutiérrez, aquellos cantos, aquellas pláticas, aquellas anécdotas, aquellos sainetes, fiestecitas, shows que preparaban para celebrar; que el día del santo, que el cumpleaños, que el aniversario, que el día del Padre, en fin... pretextos sobraban para hacer fiestas con todo el “discipulerío” que parecía una jaula de gorriones en esos días para alegrar ese día de descanso, en esos encuentros de los Domingos y fiestas por la tarde; también algunas veces celebrando la Misa, otras veces acompañando a los grupos en alguna celebración, otras visitando la Casa Episcopal en algunas etapas, o en algún tiempo, o en algunas Semanas Santas, otras veces con el sacramento de la Confesión, otras veces dándoles pláticas, otras, con retiros espirituales; una vez Ejercicios Espirituales. Acompañándoles también en las Profesiones, las fiestecitas del Buen Pastor; me tocó celebrar muchas veces las Fiestas de Jesús Buen Pastor y las cartitas que a veces les escribía y pues alguna dirección espiritual también. Guardo una gran colección de cartitas y mensajes que me han escrito las Discípulas de Jesús Buen Pastor.
Esto implica un tiempo que hay que gastar y desgastar para que se forme Cristo en aquellas que quieren ser discípulas, seguidoras de Jesús Buen Pastor.
Qué sueños surgen en mi corazón con cada nuevo grupo que llega? Pues, como aquella gente se quedaba pensando o soñando con Santa Isabel y Zacarías, Papás de San Juan Bautista, que pensaban “¿qué será de este niño que nace en medio de tantos prodigios del Señor?”. Yo también pienso con cada grupo que ha ido llegando: “¿qué será de este Instituto Religioso que nace en medio de tantos signos de predilección de parte de Dios de su Providencia y de su amor en medio de nosotros? ¿qué va a pasar?”.
Uno quisiera soñar y las he visto bajando como una fuente de agua limpia que fertiliza toda la pradera, todo a su alrededor, desde el manantial del Cerro Mactumatzá; siguen siendo sueños que surgen en el corazón; sí, son del corazón los sueños, quiero decir que ahí hay algo que mueve el amor, con cada nuevo grupo que llega. Siempre sentirles con mucho respeto, con mucha delicadeza, sentirles con mucha cercanía, con una paternidad muy auténtica, buscando que sea lo más semejante a la paternidad divina, y sintiendo la correspondencia de una filialidad sencilla, transparente, limpia, cariñosa. Amén.

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