José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

¿DOS EN UNA?
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas .

Suena a comercial antiguo, pero así es, resulta que los ilustres geógrafos y navegantes de aguas dulces y gaseosas “sanborinos” (ojo: de Sanborns). Han disertado brillantemente que en Acapulco no hay UNA BAHIA, sino ¡DOS! ¡EUREKA! Según este brillante planteamiento, se habla de manera salomónica, tratando de dar un giro a la polémica en torno al nombre de Santa Lucía aplicado a la Bahía de Acapulco, sin distinción ni contraposición ni confusión; de modo que la Bahía de Santa Lucía sería la parte que abraza al Acapulco tradicional, teniendo como extremos desde Las Playas hasta –no sé claramente, no he consultado a los “sanborinos”- hipotéticamente el fuerte de San Diego, por una parte; y otra bahía muy distinta sería la Bahía de Acapulco, que abrazaría al Acapulco dorado, y cuyos extremos serían del Fuerte de San Diego a Las Brisas o Punta Diamante. Otra postura más luminosa todavía, acaba de ser planteada en un artículo sobre “El Club de Yates”, aparecido en el diario El Sur (31 de Agosto de 2006, contraportada) por Anituy Rebolledo Ayerdi, quien dice: “Se subraya en los documentos oficiales que el Club de Yates se localiza en la bahía de Santa Lucía, ubicada a su vez dentro de la gran bahía de Acapulco. (Dos radas diferentes, pues, con perdón de los cronistas e historiadores)”. Esta viene siendo pues la hipótesis del DOS EN UNA. ¡Albricias!¡Ganamos!
Concedemos perdón al editorialista, sin ser yo historiador ni cronista.
En relación con la cartografía, sabemos, por un excelente trabajo presentado por José Antonio Calderón Quijano, en 1971 en el Volumen IV de la Revista Estudios de Historia Novohispana, del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México, con el título: Nueva Cartografía de los puertos de Acapulco, Campeche y Veracruz (Trabajo presentado originalmente en Anuario de estudios americanos, XXV, en Sevilla, España, en 1968); que desde el primer plano conocido, hecho por Nicolás Cardona en 1614 (Descripciones Geographicas e Hydrigraphicas de muchas Tierras y Mares del Norte y Sur en las Indias Etc...); pasando por el más conocido de Adrián Boot hecho en 1618, dado a conocer por Francisco del Paso y Troncoso, y reproducido hasta la saciedad; hasta los más modernos; en ningún mapa conocido a través de la historia aparece la Bahía, ni seccionada, ni reducida, como dando pie a la existencia de una segunda.
Por otra parte, el Diccionario Jurídico Espasa Siglo XXI, actualizado, en la voz: BAHIAS (Derecho Marítimo), explica: A los efectos de la Convención de Ginebra de 1958 sobre Mar Territorial y Zona Contigua (B.O.E., núm. 307, de 24 de diciembre de 1917), y de la Convención de Naciones Unidas sobre Derecho del Mar de 1982(B.O.E., núm. 39, de 14 de febrero de 1997, UNA BAHIA ES TODA ESCOTADURA BIEN DETERMINADA CUYA PENETRACIÓN TIERRA ADENTRO, EN RELACION CON LA ANCHURA DE SU BOCA, ES TAL QUE CONTIENE AGUAS CERRADAS POR LA COSTA Y CONSTITUYE ALGO MAS QUE UNA SIMPLE INFLEXIÓN DE LA COSTA. Sin embargo, la escotadura no se considera como bahía si su superficie no es igual o superior a la de un semicírculo que tenga por diámetro la boca de dicha escotadura. A los efectos de su medición, la superficie de una escotadura es la comprendida entre la línea de bajamar de sus puntos naturales de entrada. Cuando, debido a la existencia de islas, una escotadura tenga más de una entrada, el semicírculo se trazará tomando como diámetro la suma de las líneas que cierran todas las entradas. La superficie de las islas situadas dentro de una escotadura quedará comprendida en la superficie total de ésta, como si formara parte de ella.
Que comprueben pues, los brillantes estudiosos, que existen dos bocas, y por lo tanto dos bahías en Acapulco. ¡Santa Lucía, danos un buen colirio para que podamos ver adecuadamente! Amén.

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