IN MEMORIAM: PRESBITERO
GRAZIANO ROTA.
DESCANSE EN PAZ.
Pbro. Lic. Juan Carlos
Flores Rivas.
Una
noticia triste nos ha transmitido el Pontificio Instituto para las Misiones
Extranjeras de Italia (PIME), comunidad de misioneros que desde hace muchos
años trabajan entre nosotros: en San Andrés Playa Encantada, de la Parroquia de
Plan de los Amates; en San Agustín Cuanacaxtitlán, del Municipio de San Luis
Acatlán; y en la Catedral de Nuestra Señora de la Soledad de Acapulco.
Ha
muerto el Padre Graziano Rota, misionero que ha entregado su vida al servicio
de Brasil y de México y que también muchos jóvenes han encontrado en la
animación y espiritualidad misionera en Italia. Con 59 años de edad; 29 como
Misionero PIME; y 28 de Presbítero.
De
su misión él mismo escribía: «No pienso haber hecho grandes obras, no creo tener
el carisma, y ni siquiera he convertido con mi predicación grandes masas de
gente. Me he esforzado todos estos años en estar cercano a cada persona, en
estar atento a sus necesidades y de saber escuchar. Y estos encuentros llenan
mi corazón de gratitud a Dios”.
El
Padre Graziano nació en SOTTO IL MONTE, Provincia de Bérgamo, Italia, el 19 de
marzo de 1955. Paisano del Papa Santo Juan XXIII.
Hizo
su Promesa definitiva como misionero el 7 de Diciembre de 1985. Y recibió la
Ordenación Presbiteral el 14 de junio de 1986.
Ejerció
su Ministerio Misionero en el sur de Brasil de 1987 a 1998; mas concretamente
en las parroquias de Frutal y de Brusque.
En
Estados Unidos de 1999 al 2000; en México del 2000 al 2007; en el sur de Italia
de 2007 a 2008; en Italia del 2008 al 2010; en la Dirección General del PIME del
2010 al 2011; en México 2011 al 2013; y se encontraba nuevamente en Italia desde
el 2013.
El
Padre Graziano llegó por primera ocasión a la Arquidiócesis de Acapulco cuando
el 30 de Mayo del 2000 fue nombrado responsable de la Misión de Cuanacaxtitlán,
Municipio de San Luis Acatlán, Gro.
Y
el 23 de Mayo de 2005 tiene lugar la Erección Canónica de la Parroquia de San Agustín
en Cuanacaxtitlán, y es nombrado como Primer Párroco de la misma.
Por
segunda ocasión servirá a nuestra Arquidiócesis cuando el 22 de Enero de 2011
es nombrado nuevamente Párroco de San Agustín en Cuanacaxtitlán.
Apenas
recientemente, el año pasado, había sido llamado por el PIME a Italia, para
coordinar la espiritualidad y animación misionera.
El sábado 11 de Octubre de 2011, en la Memoria litúrgica de San Juan XXIII -su
ilustre paisano de Sotto il Monte- ha pasado a la Casa
del Padre. Tenía apenas 59 años Padre Graziano y el año pasado
había regresado a Italia por un grave problema de salud que ahora lo ha llevado
a la muerte.
Apenas
el miércoles pasado había llegado a Catania, mas concretamente en Mascalucia,
en la Isla de Sicilia, para participar en los festejos por las Bodas de Plata
del Padre Deodato Mammana, también misionero PIME al servicio de la
Arquidiócesis de Acapulco, realizando una semana de animación misionera.
El
Padre Deodato, al dar la noticia escribe del Padre Graziano: “Habíamos pasado
dos maravillosos días juntos, soñando el futuro a ojos abiertos. Con P.
Graziano habíamos encontrado tantas personas, y visitado algunas de las
bellezas de Catania”. Falleció de un paro cardiaco en su descanso durante la
noche. Padre Graziano había recientemente recibido un trasplante
de corazón en enero, de lo que se encontraba estable.
Sus
restos han sido transferidos de Mascalucia a Sotto il Monte, donde se
desarrollaron los funerales.
Altamente
estimado por todo el presbiterio de Acapulco, quien lo recuerda por su gran
calidez humana, sencillez y fiel a su servicio. Siempre integrado a la pastoral
diocesana en todas las comisiones que se le encomendaban.
“Siervo
bueno y fiel, entra a tomar parte de tu Señor”. Descansa en paz.
¿QUE COSA ERA LA MISIÓN
PARA PADRE GRAZIANO?
El mismo lo resumía así en
este artículo publicado en octubre de 2011 con el título de “Misioneros del
PIME”, con ocasión de sus 25 años de Ordenación sacerdotal:
¿Qué decir de estos 25
años? ¿Qué balance puedo hacer?
No pienso que he hecho
grandes obras, no creo siquiera tener el carisma, y ni siquiera haber
convertido con mi predicación masas de gente.
Nada de esto veo en 25
años de vida misionera. Solo me vienen a la mente rostros de personas humildes
y pobres que me han acogido con su afecto y que me han amado como hermanos y
hermanas. Sí, creo que estos 25 años han estado marcados por el empeño de estar
cerca de cada persona, de estar atento a sus necesidades y de saber escuchar.
Cuántas veces, al final del día, muerto de cansancio, al regreso de algunos
pueblos, encontraba gente esperándome para confiarme sus cargas de problemas o
simplemente para pedirme una Misa.
En este caminar no puedo
no recordar personas que ya no están entre nosotros: P. Gino, P. Claudio, P.
Giorgio, que con sus ejemplos y con sus palabras han sido verdaderos puntos de
referencia en mi vida. Mi mamá que me ha siempre sostenido y que ahora desde el
cielo está unida a nosotros en este agradecimiento a Dios.
Muchos han sido los
momentos en los cuales he experimentado la presencia de Dios, su amor por mí.
Amor que he visto en miles de gestos de afecto de la gente de Frutal y de
Brusque en Brasile y ahora en Cuanacaxtitlán en México.
Gestos como aquél de
Alma Delia, una chica de 15 años afectada de distrofia musculare progresiva que
para mi cumpleaños me ha regalado una servilleta colorada típica del lugar y
confeccionada con cuidado y paciencia por ella misma. Alma Delia no puede más
caminar; cuando puedo, la voy a encontrar en su casa donde vive con sus padres
y una hermana. Cada ocasión, es un encuentro que me llena el alma de gozo. Con
sus ojos negros profundos que expresan entusiasmo y ansias de vivir, no parece
darse cuenta de su situación. Este año se ha preparado para su Primera
Comunión y para su confirmación y cuando
la he encontrado para su confesión, me ha confiado que quisiera aprender a
tocar la guitarra porque con la música y el canto quiere ser útil a alguien. El
7 de junio pasado cumplía 15 años y con un grupo de jóvenes le hemos llevado
una guitarra. No obstante una noche sin dormir por los dolores en las piernas,
era felicísima y me ha prometido que a mi regreso habría cantado una canción
toda para mí.
Estos son los momentos que
me dan plenitud y sentido a mis 25 años de sacerdocio misionero y que llenan mi
corazón de gratitud a Dios. Gracias, Señor por todas las personas que me has
puesto junto a mí y a través de las cuales me has hecho don de tu amor; ayúdame
también a mí a ser para ellos expresión de tu amor de Padre que ama y que acoge
a cada hombre.
Padre
Graziano Rota
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