ENTREVISTA A MONSEÑOR FELIPE AGUIRRE FRANCO, ARZOBISPO DE ACAPULCO, REALIZADA POR LA HERMANA ADRIANA MAZA COUTIÑO, DE LAS DISCIPULAS DE JESUS BUEN PASTOR.
Capítulo I: PREPARANDO UNA CUNA
Mis Abuelos Maternos fueron: Don Diego Franco Delgado y Doña María Marcos de Santos de Franco.
Mis abuelos tienen un tronco familiar muy grande, por que tienen ocho hijos que son:
Ramón, que después desarrolló su vida en Torreón.
Nina, mi tía Benigna, que desarrolló su vida con mi tío Pancho, en el Rancho “El Jaral”, después por su trabajo y por su diabetes quedó ciega a los finales de su vida.
Mi tía Cata que vivió en el Rancho de “Los Gallos”, casada con el Sr. Pascual Servín de la Mora.
Mi tío Urbano era peluquero, se estableció en La Chona; no conocí a su primera esposa que luego murió; después se volvió a casar con Doña Toña
Luisita, no se casó, era una mujer trabajadora, piadosa y santa.
Luego mi Mamá Teresa, es la sexta hija, nació en “Los Gallos de Abajo”, por que habían dos ranchos diferentes: Los Gallos de Arriba y los Gallos de Abajo.
Mi tío Narciso que se estableció cerca del Rancho del Salvador y de la Cabrita, después vivió en la Encarnación, también con una familia numerosa.
La última es mi tía Lica, que tampoco se casó, era una mujer muy virtuosa que cuando murió su Mamá, mi abuelita Marcos, y también mi tía Luisita, se fue a vivir con mi Mamá, en nuestra casa y nos sirvió a nosotros mucho: primero al P. Ascensión haciéndole casa en su ministerio sacerdotal; después cuando murió mi Mamá ella se dedicó a ayudarnos mucho en la casa hasta que murió; no le alcanzamos a pagar tantos beneficios que hizo por nosotros para atender a toda nuestra familia.
Todos mis tíos cuentas con familias numerosas, tengo de ellos muchos primos hermanos y muchos sobrinos.
Dónde vivían? La Familia de mis Abuelos desarrolló su vida entorno a ese cerro importante que está entre mi tierra y Aguascalientes, que se llama el Cerro de Los Gallos, una altura muy grande en la meseta, de: 1,500 metros sobre el nivel del mar y el cerro tiene como 800 metros, así que más de 2,000 metros se levanta la altura de ese cerro. En torno a ese Cerro hay muchas rancherías y varios pueblos: está el Bajío, que es una sede parroquial; está El Mesón de los Sauces, que es otra sede parroquial; luego otros pueblos que tienen Templos muy bonitos y antiguos como: Rangel, La Chaveña, La Hacienda de San Miguel, de donde es la Virgen de la Encarnación, la original; luego Huaracha, La Cieneguita, El Jaral, El Cerro de los Robles, La Hacienda de las Rosas; en fin, todo ésto conformó la vida campesina de mis Abuelos maternos y de mis tíos que comenzaron ahí gran parte de su vida y muchos de ellos se trasladaron después a la Chona.
Era una vida patriarcal, o sea, donde los Padres juegan un lugar convergente y decisivo para la vida de los demás hijos, una vida piadosa, una vida que fue alentada por un Párroco Santo, el Sr. Cura Felipe Ramírez.
Su vida cristiana. Estos abuelos tienen un valor grandísimo, tenían fama de santidad entre las gentes que los conocían, me dijeron: “ese hombre, Don Diego, qué piadoso, qué santo, ese hombre qué servicial”; a todas las familias les hacía favores, él sabía hacer toda clase de trabajos, desde ser un buen campesino en la siembra podía ser herrero, carpintero, matancero, y tenía una característica: siempre nos llevaba en un cartuchito de papel, dulces de esos pequeños de colores a todos sus nietos, mis hermanos. Todo esto hasta su muerte. Recuerdo bien que le dio la bendición a sus hijos, mis tíos y tías, y como él era del Rancho de Huaracha, cuando les dio la bendición con muchas dificultades, con su mano ya pesada, les dijo: “ahora sí, benditos de Huaracha...” y esa frase se nos ha quedado muy grabada dentro de la familia.
Así que, su vida fue acendradamente cristiana en esos rumbos campesinos que tuvieron mucha relación con la Encarnación de Díaz y muchos de ellos se fueron a vivir ahí, bajo la sombra de Párrocos muy santos.
Los matrimonios de estos tíos y también el de mi Mamá y de mi Papá, fue realizado por un Párroco muy grande y muy importante, el Sr. Cura Plutarco Contreras.
Fue en ese tiempo cuando se llevó a cabo el cambio de Diócesis ya que mi pueblo pertenecía junto con todo el Municipio de la Encarnación, a la Arquidiócesis de Guadalajara, pero como la Diócesis de Aguascalientes era pequeña, la Santa Sede le pidió al entonces Arzobispo de Guadalajara, Dn. Francisco Orozco y Jiménez que le diera cinco parroquias a la Diócesis de Aguascalientes y así pasaron Teocaltiche, La Encarnación, El Mesón de los Sauces, El Bajío y Santa María de en medio, que está en la hacienda de Castro. En el año 1922, pasó mi pueblo a formar parte de la Diócesis de Aguascalientes.
Qué recuerdos guardo de ellos? De gentes que me trataron con mucho cariño; mi abuelita Marquitos, ya estaba muy grande, tenía cerca de 90 años, y siempre se alegraba mucho cuando llegábamos de vacaciones, nos decía: “¡Ah! que muchachos, ¡ah! qué muchachos éstos” y se reía muy contenta... ella era muy feliz; recuerdo que un día hubo una fiesta y le preguntamos: “oiga, Madre (así decíamos, por ser la Mamá grande), ¿usted también bailó? -- “po’ luego”, o sea, que ella también había bailado y cantaba sus canciones, sus corridos de aquel entonces y sus historias... Era una persona que vivía siempre pendiente de las grandes celebraciones de la Iglesia, bajaba junto con mis tías (ya que para ese entonces había muerto mi Abuelito), desde la casa de Guerrero número 98, a la Misa del Templo Parroquial, no les importaba pasar las calles del resbalón que están muy empinadas, son como cuestas dentro de mi Pueblo... siempre fueron muy piadosas. Nos estimaron mucho y apoyaron mucho a mis Papás, eso es lo que puedo decir acerca de mis Abuelos Maternos y de mis 8 tíos.
Mis Abuelos Paternos. Yo no conocí a Don Cosme Aguirre (no recuerdo su segundo apellido), solamente conocí a mi Abuela Paterna que es Doña María Encarnación Magdaleno, le decían “Chonita”, o “Mariquita”; ella era muy buena para cocer, hacía costuras muy artísticas y muy bonitas y como todas las buenas hijas de mi pueblo, desarrollaba un trabajo para sostenerse, para sacar algún dinerito de su propia costura.
Cuando eran recién casados vivieron en el Rancho de El Calvario, que está entre la Encarnación y el Cerro de los Gallos, es decir, entre la Cieneguita y el Cerro de las Liebres que está a orilla de mi tierra y de la presa San Pedro que era la que regaba las huertas de mi tierra.
Mi Abuelo Don Cosme Aguirre era arriero así que tenía su buen atajo de burros con el que hacía muy buenos trabajos de carga y sacaba algunos centavos, su atajo de burros era de unos 20, era como tener ahora un trailer.
Mis Abuelos después se fueron a vivir a la Encarnación, ahí mi Papá comenzó a trabajar en la carpintería del señor Salvador García y amigo también de un herrero, el señor Tiburcio Gutiérrez. Por ahí mi Papá desarrolló su vida, aprendió a ser carpintero y como era buen dibujante, aprendió a tallar madera; hubo un tiempo en que unos alemanes lo contrataron para que trabajara con ellos y ahí fue donde aprendió a ser muchas obras de arte, el trabajo de ebanistería, especialmente sobre cedro, y sobre todo, figuras del arte gótico, obras que aún existen en mi pueblo y en otras partes.
Mis tíos paternos. Mis Abuelos Paternos tuvieron cinco hijos, mi Papá fue el cuarto y son:
Mi Tía Regina, que se casó con el señor Jesús Ángel, solo conocí a mi tía; sus hijos se fueron a vivir a San Luis Potosí.
Mi tía Andreita no se casó, sirvió a una tía de ella, Dña. Nicolasita, que le heredó la casa donde después vivieron mis Papás, al principio de su reciente matrimonio; ella sabía hacer muchas obras de arte, artesanías y sobre todo, era muy buena para la costura; murió de muy avanzada edad.
Mi tía Benita que se casó con Don José Quezada y que es la mamá de la Madre Concepción Quezada, quien aún vive. Es Mamá también de Mary Quezada quien regaló la casa “Pater Noster” a las DISCÍPULAS DE JESÚS BUEN PASTOR; ahí vivió mi tía Benita, cerca de la casa donde yo nací.
El cuarto hijo de mis Abuelos fue Don Inocencio Aguirre Magdaleno, mi Papá, él también vivió cerca de la casa de mi tía Benita.
Mi tía Mariquita era miembro de todas las Asociaciones Parroquiales: era secretaria de una cosa, presidenta de la otra, que la de los Santos Ángeles, que de las Hijas de María... era una “ratita de sacristía”, en el buen sentido de la palabra, una “cucarachita de Iglesia” pero buenísima y muy activa, nomás se oían sus taconcitos que pegaban fuerte, que iba y venía a la Parroquia; en cuanto oía que sonaban las campanas, luego, luego se arreglaba para ir al Templo Parroquial.
Me acuerdo que cuando murió Doña María Encarnación Magdaleno, mi hermano Ascensión y yo fuimos a dibujarle las letras de su lápida, en el panteón del Sr. De la Misericordia, en La Encarnación, parece que nosotros le pusimos el nombre María Concepción Magdaleno de Aguirre.
Su vida cristiana. La vida familiar de mis abuelos y de mis tíos fue también una vida muy cercana a la Iglesia, muy cercanos al Párroco Felipe Ramírez, al Padre Plutarco Contreras, al Padre Teofilito y a otro Sacerdote que estaba en el Templo de Jesús, María y José que ahora es Parroquia, el Padre Joaquín Martín.
Aportaron grandes valores a mi familia, mi Papá trabajaba en la casa de mi tía Andreita, ahí iba yo también a trabajar con él, yo era muy “macuche” para el trabajo, mi Papá era muy bien hecho, yo le decía “aquí yo nomás le pongo un clavo” y mi Papá me decía: “no, hazlo bien si no, mejor no lo hagas”, por que lo tenía que hacer con todas las de la ley de la carpintería bien hecha.
Mi Papá recibió mucho apoyo de mi tía Andreita que tenía entre sus santos, sus altares y sus imágenes verdaderas obras de arte antiquísimas. En esa casa yo aprendí a leer y escribir por que no podía salir fuera; me daba mucha tristeza quedarme en la casa de mi tía Andreita porque tenía que aprender las letras del Silabario de San Miguel; también tenía que hacer algunas tareas, como: regar las flores, las macetas, los árboles del patio, claro que, a veces, me tocaban también las naranjas, las uvas y lo que producía un poquito la casa. Me acuerdo que cuando un día no llegué a la casa de mi tía Andreita, me dijo: “¿por qué no viniste?” y le contesté: “es que fui a ayudar el Rosario en el panteón y estaban cantando unos cantos, unos misterios muy tristes que hasta daban ganas de llorar... hasta a mí me daban ganas de llorar”, y me dijo: “pues cántame, haber si yo también lloro”, “no, usted no llora, usted tiene el corazón muy duro”, le decía yo.
La vida de Dios se va engendrando a través de la familia y una familia no está sola, está junto con la de sus Abuelos, con la familia de sus Padres que van influyendo para que nuestra vida vaya siendo lo que Dios quiere que sea. Así mis parientes fueron gente que animaron nuestra vida en todo sentido, nos acompañaron, estamos llenos de gratitud y por ahí nos vinieron muchos bienes que Dios ha querido derramar.
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DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2023
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