José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.

sábado, 22 de agosto de 2009

EL SIGLO XVIII DE LA PARROQUIA DE ACAPULCO

EL SIGLO XVIII DE LA PARROQUIA DE ACAPULCO
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas

El Siglo XVIII de la Parroquia de Acapulco comienza marcado por las fuerzas naturales, cuando en 1701, un fuerte terremoto destruye el Templo Parroquial y da lugar a una –de las tantas- reconstrucción del mismo.
Se suceden en la sede de la Parroquia: Joseph Matamoros Céspedes, Cura de Acapulco en 1701; y Andrés Sánchez Covarrubias, Párroco de Acapulco en 1715, quien consagró la Capilla de la Santa Cruz o del Bosque (Alejandro Martínez Carvajal, Historia de Acapulco, S/E, Acapulco, 2005. p. 120).
En 1720 tiene lugar la primera desmembración del territorio de la Parroquia de Acapulco, cuando San Miguel Arcángel, en Coyuca (hoy de Benítez) se transforma en parroquia secular separada, separándose algo más que un tercio del territorio parroquial.
La sucesión de Clérigos conocerá a: Pedro de Alonso, Capellán de Acapulco en 1723; Sebastián Joseph de Munive, Cura Propietario de Acapulco el 10 de Marzo de 1723 (Alejandro Martínez Carvajal, Historia de Acapulco, S/E, Acapulco, 2005. p. 120); Felis Villanueva Alarzón y Guemes, Cura Interino de Acapulco en 1732 (Cfr. Archivo Histórico del Arzobispado de México. Fondo Cabildo. Sección: Haceduría. Serie: Jueces Hacedores. Caja 150. Número de Expediente 2. Fojas 7); Pedro de Xarabia, Capellán en 1734 (Martínez, Historia. p. 120); Julián Antonio de Luzena, Cura Coadjutor, Vicario in cápita y Juez Eclesiástico de Acapulco en 1738 (Martínez, Historai… p. 121).
El Bachiller Don Diego Orozco, quien es nombrado el 1 de Noviembre de 1738 Cura beneficiado por el Arzobispo y Virrey Don Juan Antonio Vizarrón y Eguarrieta (Cfr. Tomás Oteiza Irirarte, Acapulco, la ciudad de las naos de oriente y de las sirenas modernas, Editorial Diana 1973, p. 136).
Característica importante de este siglo XVIII serán las constantes Visitas Pastorales que los Arzobispos de México realizan al Puerto. La primera se realiza en 1738 y corresponde al Arzobispo de México Don Juan Antonio Vizarrón y Eguarrieta. La segunda tiene lugar en 1767 y es realizada por el Arzobispo de México Don Antonio de Lorenzana. La tercera tocará en 1795 y corresponde al Arzobispo de México Don Alonso Núñez de Haro. Estas visitas pastorales, significan acontecimientos de primera magnitud para el puerto, con el consiguiente movimiento de eclesiásticos, fieles de todos los niveles, así como Autoridades Civiles que participaban tanto en la recepción de los señores Arzobispos, como al dar informes a la Corona del estado actual de la Iglesia y de la sociedad civil.
En Abril de 1739, tuvieron lugar en la Iglesia Parroquial de Acapulco solemnes rogativas por la feliz llegada a Filipinas de la nao “Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza”, al mando del brigadier de los reales ejércitos don Gaspar de Alatorre y Ayala, gentilhombre de su majestad, nombrado gobernador y capitán general de las islas Filipinas y presidente de la Real Audiencia de Manila; a dichas funciones acudieron el gobernador, escoltado por las milicias, el alcalde bajo mazas y gran número de vecinos.
Para el 21 de Octubre de 1743 encontramos la primera mención que se hace de la Virgen de la Soledad en Acapulco, en una copia del Inventario del Convento de Nuestro Seráfico Padre San Francisco, Título de Santa María de Guía de la Ciudad y Puerto de Acapulco, formado por Fray Francisco de Santa Bárbara Guillén, Vicario; y que se encuentra en el Archivo del Museo de Antropología e Historia de México, Fondo Franciscano, Volumen 167, fols. 143-52. Firmado por: Fray Francisco de Santa Bárbara Guillén; Fray Juan Bautista Pinna; Miguel Ramírez, Síndico; José de Bidagaín; Francisco Anselmo Aguado; Francisco Monroy. En el dicho Inventario se da capítulo particular al: “ALTAR DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD. Que contenía un cuadro de Nuestra Señora de la Soledad con su marco sobredorado, y es de tres varas y media. Contiene cuatro candeleros de cobre. Una Cruz de palo. Y un Ara de dicho altar.” Esta descripción se refiere a un altar lateral de la Iglesia del Convento, que estaba abierta al culto público, pero que no era la Parroquia. Una vara equivale 835 milímetros y 9 décimas. Cabe señalar que este Inventario no menciona la existencia de ninguna Imagen de Nuestra Señora de Guía, sino que indica que en el altar mayor presidía: “Una Imagen de bulto de vara y media de Nuestro Padre San Francisco con su Santísimo Cristo en la mano, de madera; una diadema de plata con su tornillo, pesa todo diez onzas; una mesita de China, que sirve al Santo de peana”...
Algo importante tuvo que haber afectado fuertemente esta Iglesia Conventual, pues en el Inventario de 1767(Cfr. RODRIGUEZ, Cosas de frailes. p. 62.), aparece ya Nuestra Señora de Guía: “se veneraba una bellísima Imagen de marfil, traída de allende el mar, de las lejanas y misteriosas Islas de las Especierías”. Se conocía "con el nombre y título de Nuestra Señora de Guía, a imitación de la que existía en el templo consagrado a esta Señora entre Cavite y Manila en las Islas Filipinas". Ante ella se postraban agradecidos los marinos y comerciantes aventureros, ante ella buscaban ayuda del cielo los frailes conquistadores de almas filipinas y japonesas. Y no aparece ya mencionada Nuestra Señora de la Soledad.
La sucesión de los Clérigos se da como sigue: Pedro Dávila Barrientos “En julio de 1747, Cura Interino de Acapulco en Julio de 1747 (Martínez, Historia.. p. 121); Cristóbal de Serrano, Vicario de Acapulco en 1757; (Martínez, Historia… p. 121); Fray Francisco Ramírez de Arellano, Cura de Acapulco el 29 de Junio de 1762 (Martínez, Historia… p. 121); Fray Cristobal Herrera de Arocha, Prior del Convento de Nuestra Señora de la Consolación en Acapulco en 1764 (Martínez, Historia… p. 121); Juan Francisco Roldán Maldonado, Cura de Acapulco en 1767, puso en vigor la Tabla de Derechos Eclesiásticos (Martínez, Historia… p. 121).
En 1773 el Convento de Nuestra Señora de Guía de Acapulco cambia de propietarios, pasando de la Observancia franciscana a la Orden Hospitalaria de los Hipólitos o Hermanos de la Caridad.
Para 1774, Juan Joshep Solórzano es Cura y Capellán de Acapulco (Martínez, Historia… p. 121).
Si el siglo comenzó poniendo a trabajar a la comunidad parroquial con trabajos de reconstrucción, terminará de la misma manera, cuando el 21 de Abril de 1776, nuevamente un fuerte terremoto destruye el Templo Parroquial de Acapulco. Todos los edificios importantes vinieron a tierra, entre ellos el ala sur del Fuerte de San Diego, que fue reconstruido como lo conocemos hoy. Fue de tal magnitud el sismo que la población pensó trasladarse a la parte de la Playa de Manzanillo porque en ese lugar no fue tan fuerte.
En Julio de 1794 el Gobernador Ramón de Horse, ordenó la demolición de la Parroquia, por encontrarse deteriorada a consecuencia de los sismos (Martínez, Historia… p. 121).
En 1795 un fuerte temblor destruye la Capilla de San Nicolás de Tolentino, emplazada en la parte más alta de la actual Calle de La Quebrada. Y en ese año Mariano Ferrara es Cura de Acapulco (Martínez, Historia… p. 121).
En 1799 el Rey Carlos IV, a solicitud del vecindario, confirma el título que Acapulco ya venía usando, de “Ciudad de los Reyes”, con protocolo firmado en el Palacio de San Lorenzo de El Escorial.
Fernando de la Vega, aparece como el último Cura del Siglo en Acapulco en 1799, y estableció la primera “Escuela de leer”, que sobrevivió hasta 1892, suprimida por la guerra de independencia.

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