José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.

miércoles, 10 de abril de 2013

LA DIOCESIS DE ACAPULCO DURANTE LA TERCERA SESION DEL CONCIIO VATICANO II




LA DIOCESIS DE ACAPULCO DURANTE LA TERCERA SESION DEL CONCILIO VATICANO II
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas

Al concluir los trabajos de la segunda sesión, el papa Pablo VI había mencionado su interés en reducir el tiempo requerido para concluir el concilio por medio de la reducción de los esquemas o de la elaboración de textos que siguieran las directivas ya consideradas mayoritarias. La idea de un Concilio siempre ha sido formidable, romántica y fantástica, pero tener juntos a tantos obispos, en lo que se refiere al mantenimiento económico, más de dos mil padres conciliares, es algo serio. El Papa en los meses siguientes tuvo que tranquilizar a los obispos que consideraban que esto era una medida para concluir «expeditivamente» el concilio.
Hemos venido dando seguimiento al la grande asamblea conciliar, desde la participación en ella de nuestro Primer Obispo, el Siervo de Dios Monseñor José Pilar Quezada Valdés. Pero en esta Tercera Sesión, Acapulco estuvo ausente, la causa: su precario estado de salud, que le hizo reconsiderar seriamente su presencia en el Concilio. Pero también la situación dolorosa que se vivía en el Estado de Guerrero, provocada en la Tierra Caliente por un fuerte terremoto que arrojó 36 muertos y 2, 500 familias sin hogar en el mes de julio, afectando a: Tlapehuala, Ciudad Altamirano, Zirándaro, Ajuchitlán, San Miguel Totolapan, pero especialmente Coyuca de Catalán, para lo cual se organizó una colecta diocesana (Cfr. Circular 125 9.julio.1964). El mismo Señor Obispo no tenía casa: “así ha vivido los cinco años con nosotros”, decía de este gesto de infinita humildad la Circular 129 del 18 de Septiembre de 1964, signada por el Presbítero Juvenal Porcayo Uribe, quien era el Canciller; y el Canónigo honorario Gabriel Ocampo, quien era el Ilustre Vicario General.
El 13 de Febrero de 1964, la circular 113, signada por el Vicario General Canónigo honorario Gabriel Ocampo García, quien fungía como Párroco de Cristo Rey en el Fraccionamiento Magallanes, en Acapulco, da indicaciones para el exacto cumplimiento de lo mandado por Su Santidad Pablo VI sobre “Sacram Liturgiam”, entre otras cosas: que se tenga la homilía en todas las misas los domingos y días festivos; se administre la Confirmación dentro de la Misa; y el Matrimonio deberá celebrarse habitualmente dentro de la Misa. Y por último, algunas consideraciones en torno al rezo del Oficio.
La tercera sesión del concilio se inauguró el 14 de septiembre de 1964. La misa, ya aplicando la constitución Sacrosanctum concilium fue concelebrada por 24 padres conciliares con el Papa. El discurso de Pablo VI resultó esclarecedor de su posición dado que empleó la expresión colegio episcopal apoyando así la posición de la mayoría conciliar. Se abordaron los esquemas: De Ecclesia (Sobre la Iglesia); sobre los Obispos (18.sept.); sobre Libertad religiosa (23.sept.), donde resaltará ya el mayor opositor, el arzobispo Marcel Lefebvre; sobre el pueblo hebreo (20.nov.). A mediados de noviembre el esquema sobre la Revelación.
Ese mes de octubre se trataron los esquemas más breves que habían sido reducidos a proposiciones a votar. Así, por ejemplo, los que trataban de los presbíteros, la formación sacerdotal, las iglesias de rito oriental, las misiones, los religiosos, la educación cristiana y el matrimonio. El mes de noviembre se abordó el esquema sobre la colegialidad, en el texto de la Lumen gentium.
La sesión pública conclusiva en el mes de diciembre, vio la aprobación de nuevos documentos (la Lumen gentium, los dos decretos sobre el ecumenismo y el de las Iglesias orientales). Además el Papa proclamó a María como Madre de la Iglesia.
Para el 31 de Diciembre de 1964, la Circular 130, signada por el Presbítero Juvenal Porcayo Uribe, quien era Canciller, y por el Siervo de Dios Monseñor José Pilar Quezada Valdés, Primer Obispo de Acapulco, informaba sobre la creación de una Comisión de Directiva Litúrgica, conformada por: Canónigo Pedro Bustos Martínez, Presidente; Presbítero Gustavo Quevedo Acosta, como Secretario; y vocales: P. Juvenal Porcayo, P. angel Martínez Galeana, P. Pedro Emilio Sánchez y Fray Rafael Ayala Toledo, Mercedario. Con el fin de dar cumplimiento a la constitución Conciliar sobre Sagrada Liturgia, en lo que se refiere a la liturgia, la música y el arte sacro. Y en la Circular 133 del 17 de Enero de 1965, signada por el Señor Obispo, ordenaba la ejecución gradual de las nuevas normas litúrgicas a partir del 7 de Marzo de 1965, entre ellas: La utilización del español en la Misa; la aprobación de Celebraciones de la Palabra realizadas por laicos en los lugares donde no puede ir el sacerdote en días de fiesta; la reforma de los templos con un solo altar en la nave principal, vuelto al pueblo; el coro deberá estar entre los fieles; se debe instruir a los fieles explicar los cambios; así como quitar todo tipo de acepción de personas, ostentación de lujo o especie de lucro, en la casa de Dios y debiendo partir de nuestra propia renovación espiritual…

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