LA
DIOCESIS DE ACAPULCO DURANTE LA TERCERA SESION DEL CONCILIO VATICANO II
Pbro.
Lic. Juan Carlos Flores Rivas
Al
concluir los trabajos de la segunda sesión, el papa Pablo VI había mencionado
su interés en reducir el tiempo requerido para concluir el concilio por medio
de la reducción de los esquemas o de la elaboración de textos que siguieran las
directivas ya consideradas mayoritarias. La idea de un Concilio siempre ha sido
formidable, romántica y fantástica, pero tener juntos a tantos obispos, en lo
que se refiere al mantenimiento económico, más de dos mil padres conciliares,
es algo serio. El Papa en los meses siguientes tuvo que tranquilizar a los
obispos que consideraban que esto era una medida para concluir «expeditivamente»
el concilio.
Hemos
venido dando seguimiento al la grande asamblea conciliar, desde la
participación en ella de nuestro Primer Obispo, el Siervo de Dios Monseñor José
Pilar Quezada Valdés. Pero en esta Tercera Sesión, Acapulco estuvo ausente, la
causa: su precario estado de salud, que le hizo reconsiderar seriamente su
presencia en el Concilio. Pero también la situación dolorosa que se vivía en el
Estado de Guerrero, provocada en la Tierra Caliente por un fuerte terremoto que
arrojó 36 muertos y 2, 500 familias sin hogar en el mes de julio, afectando a:
Tlapehuala, Ciudad Altamirano, Zirándaro, Ajuchitlán, San Miguel Totolapan,
pero especialmente Coyuca de Catalán, para lo cual se organizó una colecta
diocesana (Cfr. Circular 125 9.julio.1964). El mismo Señor Obispo no tenía casa:
“así ha vivido los cinco años con nosotros”, decía de este gesto de infinita
humildad la Circular 129 del 18 de Septiembre de 1964, signada por el
Presbítero Juvenal Porcayo Uribe, quien era el Canciller; y el Canónigo
honorario Gabriel Ocampo, quien era el Ilustre Vicario General.
El
13 de Febrero de 1964, la circular 113, signada por el Vicario General Canónigo
honorario Gabriel Ocampo García, quien fungía como Párroco de Cristo Rey en el
Fraccionamiento Magallanes, en Acapulco, da indicaciones para el exacto
cumplimiento de lo mandado por Su Santidad Pablo VI sobre “Sacram Liturgiam”, entre otras cosas: que se tenga la homilía en
todas las misas los domingos y días festivos; se administre la Confirmación
dentro de la Misa; y el Matrimonio deberá celebrarse habitualmente dentro de la
Misa. Y por último, algunas consideraciones en torno al rezo del Oficio.
La
tercera sesión del concilio se inauguró el 14 de septiembre de 1964. La misa,
ya aplicando la constitución Sacrosanctum concilium fue concelebrada por 24
padres conciliares con el Papa. El discurso de Pablo VI resultó esclarecedor de
su posición dado que empleó la expresión colegio episcopal apoyando así la
posición de la mayoría conciliar. Se abordaron los esquemas: De Ecclesia (Sobre la Iglesia); sobre
los Obispos (18.sept.); sobre Libertad religiosa (23.sept.), donde resaltará ya
el mayor opositor, el arzobispo Marcel Lefebvre; sobre el pueblo hebreo (20.nov.).
A mediados de noviembre el esquema sobre la Revelación.
Ese
mes de octubre se trataron los esquemas más breves que habían sido reducidos a
proposiciones a votar. Así, por ejemplo, los que trataban de los presbíteros,
la formación sacerdotal, las iglesias de rito oriental, las misiones, los
religiosos, la educación cristiana y el matrimonio. El mes de noviembre se
abordó el esquema sobre la colegialidad, en el texto de la Lumen gentium.
La
sesión pública conclusiva en el mes de diciembre, vio la aprobación de nuevos
documentos (la Lumen gentium, los dos decretos sobre el ecumenismo y el de las
Iglesias orientales). Además el Papa proclamó a María como Madre de la Iglesia.
Para
el 31 de Diciembre de 1964, la Circular 130, signada por el Presbítero Juvenal
Porcayo Uribe, quien era Canciller, y por el Siervo de Dios Monseñor José Pilar
Quezada Valdés, Primer Obispo de Acapulco, informaba sobre la creación de una
Comisión de Directiva Litúrgica, conformada por: Canónigo Pedro Bustos
Martínez, Presidente; Presbítero Gustavo Quevedo Acosta, como Secretario; y
vocales: P. Juvenal Porcayo, P. angel Martínez Galeana, P. Pedro Emilio Sánchez
y Fray Rafael Ayala Toledo, Mercedario. Con el fin de dar cumplimiento a la
constitución Conciliar sobre Sagrada Liturgia, en lo que se refiere a la
liturgia, la música y el arte sacro. Y en la Circular 133 del 17 de Enero de
1965, signada por el Señor Obispo, ordenaba la ejecución gradual de las nuevas
normas litúrgicas a partir del 7 de Marzo de 1965, entre ellas: La utilización
del español en la Misa; la aprobación de Celebraciones de la Palabra realizadas
por laicos en los lugares donde no puede ir el sacerdote en días de fiesta; la
reforma de los templos con un solo altar en la nave principal, vuelto al pueblo;
el coro deberá estar entre los fieles; se debe instruir a los fieles explicar
los cambios; así como quitar todo tipo de acepción de personas, ostentación de
lujo o especie de lucro, en la casa de Dios y debiendo partir de nuestra propia
renovación espiritual…
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