José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.

jueves, 7 de octubre de 2010

EL SIGLO XIX DE LA PARROQUIA DE ACAPULCO, EL PASO DEL ARZOBISPADO A LA NUEVA DIOCESIS DE CHILAPA.

EL SIGLO XIX DE LA PARROQUIA DE ACAPULCO, EL PASO DEL ARZOBISPADO DE MÉXICO A LA NUEVA DIÓCESIS DE CHILAPA.
 Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas.

En medio de un tiempo pleno de desajustes políticos, tanto nacionales como regionales a la creación del nuevo Estado de Guerrero el 27 de Octubre de 1849, se gestó la creación del nuevo Obispado de Chilapa, por la Santa Sede. Durante este período en la República Mexicana, se establecieron dos tipos de Gobierno, el que residía en el Licenciado Benito Juárez García y el que sostuvieron algunos jefes reaccionarios que instalaron la regencia y en cuyo periodo regresaron los obispos y sacerdotes al país.
 El 26 de Enero de 1862 se proclama en Roma la Bula Grave nimis del Santo Padre Pío IX, creando la nueva Diócesis de Chilapa. Tomándose para su formación territorial 22 parroquias del Arzobispado de México –entre ellas Acapulco-, nueve del Obispado de Michoacán, 29 del Obispado de Puebla y cinco del Obispado de Oaxaca; sin que la misma pudiera ejecutarse.
 Desde sus orígenes, la nueva Diócesis de Chilapa estuvo señalada por la figura de los mártires: en particular quien nació en la región: el Beato Fray Bartolomé Días-Laurel, oriundo del Puerto de Acapulco; es por eso que Obispos chilapenses tan insignes, como Fray Buenaventura del Purísimo Corazón de María Portillo y Tejeda (1882-1889) se encargara de las investigaciones referentes al caso, con motivo de la gloriosa beatificación realizada por el Papa Pío IX el 7 de Julio de 1867; así como el Siervo de Dios Leopoldo Díaz Escudero (1930-1955), se encargara de promover la devoción del mismo.
 En ese mismo año, el 9 de Junio de 1862 el Papa Pío IX Canonizaba a los veintiséis Protomártires del Japón –entre los cuales San Felipe de Jesús, quien conoció el Puerto de Acapulco- en la Patriarcal Basílica de San Pedro en Roma. La solemne canonización de los veintiséis Protomártires del Japón, provocó tanto en Japón, como en Filipinas y México un resurgimiento de la fe y las vocaciones, despertando también la memoria de los otros mártires de la fe. Por esto los Padres Postuladores generales de sus Ordenes de Santo Domingo, de San Francisco, de San Agustín y de la Compañía de Jesús, suplicaron al Papa Pío IX por la oportuna facultad de reasumir la Causa de los 205 Mártires Japoneses que tanto tiempo tenía detenida–entre los cuales Bartolomé Días-Laurel-, y proponer la discusión en Congregación para esto designada.
 En 1863 el Santo Padre Pío IX elevó a la dignidad de arzobispados a las diócesis de Michoacán y Oaxaca, recordando a la Iglesia de México, por medio del Breve “Omnibus notum” la creación del Obispado de Chilapa, que aún se encontraba pendiente de ejecución.
 A principios de 1864, se acordó que la Erección Canónica de la Diócesis de Chilapa, se efectuaría con los representantes de las partes, en la Ciudad de Iguala, y así sucedió. 
El Viernes 8 de Marzo de 1864, en el Templo Parroquial de San Francisco de Asís, el Señor Cura de la Parroquia de la Asunción de Izúcar de Matamoros, Puebla, Don Francisco Alvarez Valenciano, leyó la Bula Grave nimis, con la que se formaba la nueva Iglesia Particular y el lunes 12, le dio posesión a su Primer Obispo don Ambrosio María Serrano y Rodríguez a través de su apoderado, el Señor Cura de la Parroquia de la Asunción de Huamuxtitlán, Guerrero, Don Benigno Campos. Actos que fueron confirmados por el Santo Padre Pío IX el 22 de Julio siguiente. El Obispo Serrano gobernó su Diócesis desde el pueblo de Huaquechula, Puebla.
 Sus 65 parroquias con las que se formó su Obispado fueron distribuidas en 11 foranías situadas en Coyuca de Mina, Ixcateopan, Iguala, Tixtla, Chilapa, Tlapa, Huamuxtitlán, Acapulco, Ayutla, Ometepec, y seis parroquias de cordilleras. El Obispo Serrano pudo ingresar a su Sede Episcopal de Chilapa el 13 de Febrero de 1869, autorizado por el Gobernador de Guerrero, el General Francisco O. Arce.
 A la creación de la nueva Diócesis de Chilapa, el Puerto de Acapulco quedaba como Foranía, con sufragáneas Coyuca, Atoyac y Tecpan. La Parroquia se componía de dos pueblos: Yixtlancingo y Ypotixtla, una Hacienda Ejido Viejo. A la sazón era gobernada la Parroquia por Don MARIANO ROJO. Párroco de Coyuca y Administrador de Acapulco del 19 de Marzo de 1862 hasta su muerte el 22 de Abril de 1868.
 El 7 de Mayo de 1867 se proclama en Roma la bula Martyrum rigata sanguine, del Santo Padre Pío IX con la que se procede a la Beatificación de los 205 Mártires del Japón –entre los cuales Bartolomé Días-Laurel-. El 7 de Julio de 1867 en la Patriarcal Basílica de San Pedro en Roma, el Sumo Pontífice Pío IX beatifica al grupo de 205 mártires japoneses entre los cuales se encuentra el acapulqueño Fray Bartolomé Días-Laurel, y otro mexicano agustino Fray Bartolomé Gutiérrez, oriundo de la Ciudad de México; misma que provocó tanto en Japón, como en Filipinas y México un resurgimiento de la fe y las vocaciones.

 El 27 de Agosto de 1867, como reguero de pólvora se esparció la noticia de la muerte del General don Juan N. Alvarez, acaecida en su Hacienda de La Providencia, causando honda consternación tan infausta noticia. Por espacio de medio siglo, había figurado prominentemente en la vida de Acapulco. Su entierro se realizó con las ordenanzas del caso, junto a la Capilla de la misma Hacienda.
 En 1868 se instalan las dos primeras escuelas en el Puerto bajo el nuevo estado de cosas, ambas ubicadas en la actual Avenida Cinco de Mayo: la de niños, en casa anexa a la firma comercial Alzuyeta y Cía., denominada “Escuela Real”, cuyo director fue don Miguel Carrillo Robredo; y la de niñas, muy cerca de la primera, bajo el cuidado de doña Hipólita Orendáin de Medina, debiéndose la iniciativa al dinámico Alcalde Don Ángel Moncada.

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