José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.

domingo, 31 de enero de 2010

IX. ENTREVISTA CON MONSEÑOR FELIPE AGUIRRE FRANCO, ARZOBISPO DE ACAPULCO.


ENTREVISTA A MONSEÑOR FELIPE AGUIRRE FRANCO, ARZOBISPO DE ACAPULCO, REALIZADA POR LA HERMANA ADRIANA MAZA COUTIÑO, DE LAS DISCIPULAS DE JESUS BUEN PASTOR.

Capítulo IX: PASTOR DEL REBAÑO, OVEJA DE CRISTO

“El Papa te quiere pedir un nuevo servicio”. El Sr. José Trinidad y yo, el día 27 de febrero de 1974, fuimos a darle el pésame al P. Jesús Osorio, Párroco de Bochil y de regreso al encontrarlo a él por el camino me dijo “vamos yendo aquí donde se divisa Chiapa de Corzo y Tuxtla Gutiérrez”, desde un montecito donde marca el fin de la carretera del escopetazo y añadió, “vamos a estar aquí para bajar a la hora de la comida”, creí que iba a leer, pero ya estando ahí bajo la sombra de un arbolito me dijo: “mira, quería platicarte que el Papa te quiere pedir un nuevo servicio y me comunicaron que te lo dijera; te quiere pedir que seas Obispo Auxiliar para que junto conmigo llevemos a cabo las responsabilidades de la Diócesis”. Yo experimenté una impresión muy fuerte, quizás más bien de desagrado y le dije “Señor, yo le puedo ayudar a usted en cualquiera de las actividades, si usted no está contento conmigo de Párroco, puede ponerme en cualquier otra Parroquia, o en el Seminario, donde usted quiera, pero yo siento que los títulos colorados me presionarían mucho, mejor cualquier otra actividad menos ésta.
Señor, de veras, yo siento que no soy para estas cosas”. El Señor Obispo me dijo: “Bueno, es algo que ya se ha pensado muy bien, no creas que se dice nomás a la ligera, se ha pensado muy profundamente y es toda una tramitación que se ha llevado a cabo, así que espero que mejor aceptes, ya que de esa manera podrás ayudarme más; si hasta ahora me has venido ayudando, tú ves que necesito que de una manera más eficaz puedas ayudarme también como Obispo Auxiliar”, “A ver, a ver qué Dios dice”, le dije y me contestó: “sí, mira, piénsalo bien y luego le contestas al Sr. Nuncio”, entonces era Delegado Apostólico, se llamaba Mario Pío Gáspari.
A los pies del Santísimo y de la Virgen María. Regresamos a Tuxtla un poquito serios; él se quedó en el Seminario, ahí vivía él; yo me fui a la Catedral de San Marcos, me fui a la Capilla del Santísimo, donde está la Virgen de Lourdes, ya estaba cerrado el Templo; eran como las dos con quince minutos y me puse a rezar. Pensé delante del Santísimo Sacramento: “decir que no, sería una cobardía porque ser Obispo no es un honor, no es un título honorífico, es una carga más pesada, una dimensión de servicio todavía más amplia; y por otra parte decir que no, hubiera sido también un remordimiento de conciencia que me lo habría llevado hasta la tumba para siempre, hubiera sido una presión moral”, también para mí el rehuir a una responsabilidad que si bien no estaba pedida, simplemente por mis muchas limitaciones sentía que no era para estas cosas, pero si el Señor me lo pedía, ¿qué hacer?
Ser el ‘mulo de Dios’. Pensé que ser Obispo es llevar grandes responsabilidades, pensé en el palo de las gallinas, pensé en el cordón de cochi, que uno está para llevar la pesada carga de la Iglesia, como dice el Beato Mons. Rafael Guizar y Valencia: “me deberían de decir ‘el mulo de Dios’, porque estoy llamado para el trabajo duro de la Iglesia”.
Así que en ese ambiente, divisando a Tuxtla Gutiérrez, a Chiapa de Corzo y al Río Grijalva, el Sumidero y la depresión del Grijalva, desde ahí fue como yo recibí el anuncio de que sería Obispo.
Posteriormente hablé con el Sr. Nuncio Apostólico, entonces Delegado, y quedamos que el día 19 de marzo se iba a publicar mi preconización como Obispo, por ser la festividad de San José.
El momento en que el Señor me dijo que me necesitaba como Pastor de su Rebaño. Fue con una gran conciencia de mis limitaciones, de mi indignidad, pero como les dije a los Seminaristas: “si el Señor se embarca conmigo, que se atenga a las consecuencias”; porque realmente Él es quien me ha llamado, yo no lo pensé, yo no lo desee, no lo pedí, pero el Señor me pidió este servicio Episcopal, pero sí yo recibo este llamado. Les dije a los Sacerdotes en una carta cuando los reuní el día 19 de marzo de 1974 para decirles la noticia que había sido publicada en Roma, que ellos estaban contemplando una constante de la historia de la salvación, que Dios llama a lo que no vale, a lo que no cuenta según el mundo para llevar a cabo sus grandes y maravillosos planes.
Lo publican en la prensa, en el Osservatore Romano, lo oyen mis Padres y me hablan por teléfono, mi Mamá me dice: “te quería decir que no te preocupes tanto, nomás lo necesario”, “pues con eso tengo”, le dije.
Lo recibí con mucha humildad, a sabiendas de que no es un honor como los de la tierra, sino un servicio muy grande el ser Obispo Auxiliar, titular de Otrícoli, que es una ciudad de Italia que antes fue Obispado, y Auxiliar de Tuxtla Gutiérrez con el Sr. Obispo José Trinidad Sepúlveda.
Mi vida cambió completamente. Mi vida a partir de ese momento cambia, cambia completamente. Ser Sucesor de los Apóstoles, prepararse para un sacramento que comienza con el nombramiento o la Pre-conización que fue el 19 de marzo de 1974. Sí, cambia mucho la vida.
La noticia se recibe con un gozo eclesial. La noticia la reciben las personas con un gozo eclesial, los Sacerdotes los feligreses, los familiares... programamos luego las fechas para la consagración episcopal. La preparación fueron unos ejercicios espirituales que yo mismo realicé en diálogo con el Párroco de Ocozocoautla, el Sr. Cura Roberto Díaz, y también leí un libro que se llama “Qué significa ser Obispo hoy?”, así como también las cartas que le escribí al Santo Padre, en ese entonces, para decirle que tenía toda la disponibilidad de servir a la Iglesia como Obispo.
Mi lema episcopal. El lema episcopal surgió por que en ese tiempo se preparaba ya “Evangelii Nuntiandi”, se estaba preparando el Sínodo de Obispos que trataba sobre la Evangelización y todo esto flotaba mucho dentro del ambiente, por eso yo dije “algo que concentre la actividad de la Iglesia a la que yo debo de servir como Obispo y Sucesor de los Apóstoles”, pues es esta palabra: EVANGELIZAR; la había yo elegido en latín EVANGELIZARE, pero como la gente leía “evangelizaré”, pues mejor lo cambie en el infinitivo español que diga simplemente: “EVANGELIZAR”.
Creo que ahí se concentra lo que es la vida de la Iglesia y lo que tiene que ser la dedicación del Obispo; en una Iglesia que nace de la evangelización y vive para evangelizar, el Obispo es el primer evangelizador.
Quise desde entonces una cruz misionera, siempre había tenido una ilusión misionera, que tuviera una aureola de flores como para decir “una cruz de pascua”, se muere para resucitar gozosamente, y se lleva la cruz gozosamente, por eso esa aureola de flores que está a la vez acompañada del lema EVANGELIZAR, cuando era Obispo Auxiliar no tenía ni el pumpo, ni el báculo, ni los guarachitos, esos se los puse después cuando ya fui Obispo Titular, pero sí la palabra EVANGELIZAR y esa CRUZ MISIONERA.
Mis ideales. Los ideales que hace surgir el Buen Pastor en mi corazón los dije el día de mi Cantamisa:

“Quiero ser un Buen Pastor
de brazos abiertos como el crucificado”

Pensé también en ser un Obispo consagrado para promover la unidad de la Iglesia en torno al Papa, entorno al Obispo, y en todos los miembros de la Iglesia.
Mi Consagración Episcopal. Fue el día 25 de abril de 1974, recuerdo que poco se celebraba ya la fiesta de San Marcos, como que ya solo eran algunos costumbristas que lo celebraban y esa fecha la fiesta de San Marcos se trasladó a la cancha de básquet de San Roque entre la gradería y la cancha fue mi ordenación Episcopal.
Dos días antes llegó el Sr. Nuncio Apostólico para recorrer la Diócesis, yo también lo acompañé. Estuvimos en Copainalá, Pichucalco, Pueblo Nuevo, allí hice mi Profesión de Fe y mi Juramento de fidelidad, llegamos a Chiapa de Corzo y el 25 de abril estábamos en Tuxtla Gutiérrez para la consagración.
Se puso un entarimado, un coro que preparé con los cantos muy bien llevados por la banda de música, las niñas del Colegio de Niñas estuvieron ahí cantando, mucha gente, había unas 4,000 gentes mínimo, en la cancha, en la gradería y parte de la calle.
Impulsados por la Masonería y el falso “Obispo de San Pascualito”, los periódicos empezaron a decir que no iban a permitir que se “profanara la Constitución Mexicana, limpia e impoluta, que porque iban a purificar a un Obispo en pleno parque”, son palabras textuales, casi no se podían hacer Celebraciones al aire libre fuera de los Templos, era un escándalo hacer eso, también decían que “iban a promover a los alumnos de la Mactumatzá para que fueran a impedirlo”, algunas personas pensaban que sí podían hacer algún relajo, pero no fue así, todo estuvo muy bien, todo estuvo muy en orden.
Estuvo el Sr. Delegado Apostólico Don Mario Pío Gáspari, ahí estaba mi Mamá, mis Hermanos Sacerdotes, mis Maestras, alumnos y visitantes de la Encarnación; muchos de mis parientes que fueron de mi Pueblo, gentes que fueron de la Barca, Jalisco, y pues mucha gente que estuvo acompañándome ese día... muchos conocidos de Guadalajara, desde luego las Religiosas, los Sacerdotes y las Parroquias de la Diócesis de Tuxtla.
Presidió la Misa el Nuncio Apostólico Don Mario Pío Gásperi y co-consagrantes fueron Don José Trinidad Sepúlveda y el Sr. Francisco Javier Nuño, Arzobispo de San Juan de los Lagos, que de Dios goce. Estuvieron acompañándome el Sr. Obispo de San Cristóbal Don Samuel Ruiz, el Obispo de Tapachula, Don Bartolomé Carrasco, el Sr. Rafael Ayala de Tehuacán, que de Dios goce, el Sr. Arturo Lona Reyes, el Sr. Cardenal, Don José Salazar López, a quien yo tanto he estimado durante toda la vida, él como Cardenal predicó un hermosa homilía, que se tituló “la Iglesia vive”; vive en el nuevo Obispo que ahora va a ser consagrado. Estuvieron en mi Consagración Episcopal todas estas personalidades y todos los que me acompañaron.
En el lugar donde fue exactamente mi Consagración Episcopal está una placa que se colocó a los 25 años, es una pilastra que hay ahí, en la columna que está en San Roque, deteniendo el barandal de la escalinata que sube de la cancha al Templo.
Me acompañaron mis Padres, mis Hermanos, Sobrinos, Parientes, ex alumnos, Sacerdotes compañeros de Guadalajara y de las tres Diócesis de Chiapas, de Tapachula, San Cristóbal y sobretodo de Tuxtla Gutiérrez.
Algunas de mis impresiones de ese día. Primeramente, cuando la postración, la unción del Santo Crisma, cuando me colocan el Evangelio sobre la cabeza, mi impresión era que estaba consagrado para ser esposo de la Iglesia; mi Esposa la Iglesia la experimenté muy cercana, que estaba consagrado para amarla de por vida, para siempre y para gastarme y desgastarme por ella.
Ese día también dije que si solamente pudiera estar ordenado para trabajar por la unidad de todos en una sola Iglesia en torno al Obispo Diocesano, habría hecho bastante, aunque no hiciera otras cosas.
Mis impresiones fueron de ser un servidor de la comunidad, dedicado a la evangelización; y así fue una celebración en el día de San Marcos que me condicionó, que me proyectó como evangelizador de mi comunidad, de la Iglesia, presidida por el Papa, que entonces era Paulo VI.
Recuerdo que ese día el Señor Obispo José Trinidad Sepúlveda agradeció mucho al Santo Padre, agradeció al Sr. Delegado Apostólico Mario Pío Gáspari que nos hiciera presente al Santo Padre como Delegado Apostólico. Recuerdo también que ese día, Fiesta de San Marcos entre muchas veladoras que había en el Templo de la Catedral, fui a consagrarle mi Episcopado a Dios con la intercesión del Patrón de Tuxtla, Patrón de la Diócesis y Titular de la Iglesia Catedral.
Algunos detalles de mi Consagración Episcopal. Era pues la gran Fiesta de San Marcos, 25 de abril de 1974, en la explanada de San Roque, algunos detalles de ese día:
Cuando llegó el Nuncio Apostólico, Mons. Mario Pío Gáspari, se le había perdido la valija en nuestras correrías por la Diócesis y todavía cuando ya iba a comenzar la Ceremonia estaban preguntando por el micrófono “¿quién había traído la maleta del Señor Delegado Apostólico por que no la encontraban?” Así que todavía seguía perdida esa maleta, pero por fin llegó a las manos del Señor Delegado Apostólico.
Otro acontecimiento fue que estuvo cantando todo el Colegio de Niñas y la Banda de Música acompañando y el coro oficial lo estaba dirigiendo el Padre Vicario de Ocozocoautla el P. Rodrigo Luna Luna, y la banda de música con el Director Salvador Márquez estaban tocando “Pueblo de Reyes asamblea santa...”, y así todos los cantos litúrgicos y el Colegio de Niñas tenía en gran parte la voz del pueblo.
Otro detalle de ese día fue que la Sra. Lolita de Pacheco, Mamá de Franklin Pacheco que vivía ahí por la 4ª. Poniente y 3ª. Norte, oyó a Don Enrique Calderón Cruz que estaba platicando de una esquina a otra con una comadre, decía: “comadre, va a ir ahora?, van a ordenar de Obispo al P. Aguirre”, dijo: “no, comadrita, uno tiene familia, dicen que van a ir los de la Mactumatzá y a lo mejor no van a dejar Celebrar”, a lo que ella contestó: “yo me descuento uno de esos, ‘tal por cual’, si van ahí, por que hoy es cuando hay que ir a acuerpar al Padre Aguirre”.
Otro acontecimiento es que cuando llegó el Delegado Apostólico le dijeron quién era mi Mamá, saludó a la gente que estaba en la cancha de básquet, y después saludó a mi Mamá y mi Mamá como era muy expresiva, muy cariñosa le dio un beso al Señor Delegado y él le dio otros dos y ella otros tres o cuatro... hasta le dije yo después a ella: “ya Mamá, ya supe que estaba usted ahí besuqueándose con el Señor Delegado”, y me dijo: “pues, él se dejaba y él también me besaba a mí...”, mi Mamá era muy sencilla. Así le dijo una vez la borrachita Dña. Felícitas Sanromán: “Teresita, limpia y pura”. (¿?).
También recuerdo que estuvo todo el rato de la Ceremonia el que entonces era Director de Educación Pública del Estado, el Lic. Javier Espinoza Mandujano, fue muy notorio que estuviera participando durante toda la Ceremonia por que duró cuatro horas y además, la gente decía que “era incrédulo”.
Después de eso cantó el coro de Maestros del Estado que favoreció el Director de Educación Pública y que me tocó formarlo a mí también, comenzar con ese coro de Maestros del Estado y cantó en la cena que hubo, con una fiestecita que se hizo después de la Celebración, en la Casa de la Iglesia de San Roque, con toda mi gente y después ya todos fueron a sus casas a reposar.
Mis Hermanos se quedaron en el anexo de la Catedral de San Marcos. Todo fue una fiesta de acción de gracias a Dios para poder servir a la unidad y al desarrollo de la acción pastoral, en Tuxtla Gutiérrez, en compañía del Obispo Diocesano Don José Trinidad Sepúlveda Ruiz Velasco.

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