EL SIGLO XVII DE LA PARROQUIA DE ACAPULCO
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas
Prácticamente nada sabemos de los párrocos de Acapulco durante el Siglo XVII, hasta hace poco un gran salto se nos presentaba desde el nombramiento del Bachiller Alonso Hernández de Sigura como Párroco el 1 de Octubre de 1566 –con su respectivo Vicario Parroquial el Bachiller Francisco Sánchez Moreno- hasta 1732, cuando a parece como cura Interino el Presbítero FELIS VILLANUEBA ALARZON Y GUEMES (Cfr. AHAM. Fondo Cabildo. Sección: Haceduría. Serie: Jueces Hacedores. Caja 150. Número de Expediente 2. Fojas 7).
Pero una descripción hecha el 21 de enero de 1697 por el ilustre viajero italiano Gemelli Carreri nos dice: “El Cura o párroco, aunque no tiene por el rey más de ciento y ochenta pesos de sueldo al año, gana, sin embargo, en algunos catorce mil, pues se hace pagar muy cara la sepultura de los forasteros, tanto de los que mueren en Acapulco, como en el mar, en las naves de la China y del Perú: así, por ejemplo, no exigirá menos de mil pesos por la de un comerciante acomodado. Como el tráfico en el lugar es de millones de pesos, se sigue que en pocos días gana mucho cada persona en su oficio; un negro apenas e contentará con un peso diario. En fin todos viven del puerto; y el hospital tiene no solamente un tanto de las pagas de los soldados, sino también grandes limosnas de los comerciantes, que después se distribuyen largamente a los otros conventos y a los misioneros”.
Sabemos también que en 1634 la Parroquia de Acapulco tenía tres capillas sufragáneas en su territorio: la de San José, fundada en 1634 por el sargento de milicias Don Francisco Rincón y situada en la Calzada que conducía al Castillo. La de San Nicolás de Tolentino, emplazada en la parte alta de la actual calle de La Quebrada, y que fue derribada por un fuerte temblor en 1795. Y la Capilla de la Santa Cruz o “Del Bosque”, edificada frente a la tienda del español Don José de la Peña, en la Calle Real.
El 5 de Mayo de 1602 tuvo lugar una Solemne Eucaristía en la Iglesia de Acapulco, para poner en las manos de Dios la expedición que con el propósito de explorar y conocer mejor las costas de América del Norte organizó el virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo, quien nombró como general de la armada a Sebastián Vizcaíno; los capitanes recibieron el pan eucarístico, y posteriormente fueron acompañados por toda la población desde la Iglesia hasta la playa para despedirlos.
En 1606 los padres Descalzos franciscanos de la Provincia de San Diego de México, siendo provincial el Reverendo Padre Fray Pedro de San Antonio, inician, sin autorización, la construcción del Convento de Nuestra Señora de Guía en Acapulco, de donde surgirá la vocación religiosa del Beato Bartolomé Días-Laurel. La falta del permiso será sanada, cuando se funda el dicho Convento con hospedería y hospital, el 7 de Junio de 1607, por Capítulo y carta del Rey de España Felipe III escrita al Marques de Montes Claros, Virrey de la Nueva España, despachándose finalmente la licencia el 18 de Junio. El 7 de Mayo de 1608 se colocó el Santísimo Sacramento en la Iglesia del Convento y ese mismo día apareció el agua para servir al mismo Convento y que servía al mismo tiempo a la gente de mar para hacer aguada en la vuelta de las naos a Filipinas. La Crónica manuscrita de esta Provincia, escrita por el Padre Fray Baltasar de Medina, nos dice: “Disponiendo la Divina Providencia que las aguas de aquél pozo rompiendo el mismo día que la fuente y pozo de agua vivas sellaba en el Sagrario alumbrasen en reverberación misteriosa, proyecta el agua que hace saltar los espíritus a la vida eterna, quitando la sed de la culpa, como mostró en el pozo de Samaria, antes de sacramentarse la Cena”.
En el año de 1609 fue instituida la guardianía con título de Nuestra Señora de Guía hasta el año de 1614 cuando se fusionan todas las ramas de los franciscanos y los descalzos son absorbidos por los Menores. En la misma anterior Crónica de esta Provincia, los descalzos explican que hicieron la donación de este Convento de Acapulco a la Provincia de San Pedro y San Pablo: “Por la cortedad de la nuestra (Provincia), era de poca utilidad por la distancia, fragosidad de caminos, y destemplada región de su parage y situación”. (Cfr. Manuscrito de la Crónica escrito por F. Baltasar de Medina, en el Archivo General OFM en Roma, Italia). En 1614 el Convento de Nuestra Señora de Guía de Acapulco pasa a formar parte de la Provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán de la Observancia franciscana, durará así 165 años (1607-1773).
En Enero de 1617 tiene lugar la Visita Pastoral del Arzobispo de México Don Juan Pérez de la Serna a la Parroquia de Acapulco, siendo éste el Primer Arzobispo en Visitar el Puerto.
A finales del año 1619, parte del Puerto de Acapulco, en la nao de Oriente Fray Bartolomé Días-Laurel, rumbo a Filipinas, “en la flor de los años y de la esperanza”. La nave era tripulada por el procurador Hernando de Moraga, con 20 miembros, 18 sacerdotes, un donado y un hermano lego.
El 17 de Agosto de 1627 tiene lugar el glorioso Martirio del Beato acapulqueño Fray Bartolomé Días Laurel, junto con sus 14 compañeros, en la Colina Santa de Nishizaka, Nagasaki, Japón. La noticia, aunque difusa, atravesará pronto el mar océano llenando de gozo a la Provincia franciscana.
Mientras tanto, el 14 de Septiembre de 1627, el papa Urbano VIII procedía a la beatificación de los veintiséis Protomártires del Japón -entre los cuales San Felipe de Jesús- en la Patriarcal Basílica de San Pedro en Roma.
En 1621, en la Iglesia de Acapulco se celebraron solemnes honras fúnebres, a las que asistió todo el vecindario acompañando al virrey don Diego Fernández de Córdova, marqués de Guadalcázar, en honor del rey Felipe III quien había fallecido el 31 de marzo; terminadas las cuales, se dispararon las salvas de ordenanzas como honor póstumo al desaparecido.
Para 1632 tiene lugar Fundación del Hospital de San Hipólito, situado por un cronista en el Barrio del Tecomate, en la actual Calle de 5 de Mayo.
Dato relevante para la historia de Acapulco, es el paso de una preciosa Imagen de Santa María de Guadalupe por el Puerto, noticia recogida por la “Historia de la aparición de la Santísima Virgen María de Guadalupe en México desde el año de MDXXXI al de MDCCXCV”. Tomo II, por un sacerdote de la Compañía de Jesús… localizada en Internet en el sitio de la Biblioteca Cervantes. La nota dice: El Padre Florencia nos describe la solemnidad con que fue introducida en el Perú la Imagen de la Virgen de los mexicanos. “El Excelentísimo Señor Conde de Alva de Liste, Don Luis Enrique de Guzmán, uno de los virreyes que ha tenido México señaladamente devoto de la Milagrosa Imagen del Santuario de Guadalupe, cuando partió al virreinato de Lima por los años de 1655, lo primero que sacó de México, como presea de mayor aprecio y devoción, fue la Imagen de Guadalupe, la cual embarcó en Acapulco con solemnidad de Salva Real, como a quien encomendó el buen suceso de su viaje y todos los aciertos de su gobierno. Y con su piadoso ejemplo introdujo en Lima y todo el Perú, la noticia y devoción de tan milagrosa Imagen”. Y sin duda, ese paso feliz de Santa María de Guadalupe por el puerto de Acapulco y su salida a Perú por la Bahía de Santa Lucía, iluminó estas tierras surianas y se constituye en el primer testimonio guadalupano ligado a nuestra historia particular.
Para 1694 a una Orden de Carlos IV se crea el primer Camposanto, cerca de la actual Iglesia del Carmen en el Barrio del Hueso.
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