José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.

martes, 22 de octubre de 2013

EL ORIGEN ESPIRITUAL DE LOS INSTITUTOS DE LAS CONSAGRADAS Y LOS CONSAGRADOS DEL SANTISIMO SALVADOR, ESCRITO POR SU FUNDADOR P. ROBERT PAUL STRAUB, REDENTORISTA.




LA OBRA DE DIOS ESTÁ EN PIE… Y ESTÁ DENTRO DE LA LLAGA DEL COSTADO AMOROSO DE JESUCRISTO, EL SANTÍSIMO SALVADOR.

Es necesario que leamos lo que sigue con mucha atención, pues seguimos contando nuestra historia, la fundación de dos nuevos Institutos de Vida Religiosa: Los Consagrados del Santísimo Salvador y Las Consagradas del Santísimo Salvador, fundados por el Padre Pablo Straub, C.SS.S.
Pero dejemos que el mismo Padre Pablo nos cuente con sus propias palabras cómo es que nuestra espiritualidad e identidad, única y auténtica, de Consagrados y Consagradas, brota del Amor Misericordioso del Santísimo Salvador y de la obra directa de San Alfonso nuestro Padre, al que el Espíritu Santo le dio este Don Fundacional de nuestro Carisma: 

                “En esta carta les voy a poner por delante la historia básica de las Consagradas y Consagrados del Santísimo Salvador; el origen de su Santa Regla; su naturaleza: contemplativa y misionera; su apostolado, extenso y sobre todo profundo; el estado canónico de cada Instituto; el estado presente de cada Instituto, en lo material y en lo espiritual y, por fin, el plan de formación de cada Instituto.


I:   LA  HISTORIA  BÁSICA  DE  LOS  DOS  INSTITUTOS

A fines del año 1969, yo, el Padre Pablo Straub, Redentorista de la Provincia de San Juan, Puerto Rico, inicié un plan de evangelización de parejas mediante días de pláticas de conversión, con oportunidad para confesión y Celebración Eucarística en la clausura del día.  De las cinco pláticas en el día, la más fundamental es la que se toma del Evangelio de San Juan cap. 8, plática que se titula Amor o Mentira: no te basta con ‘creer en Dios’; a tu papá biológico no lo escogiste tú.  Si te tragas una o más mentiras de las que te ofrece el padre de la mentira, ya escogiste padre; si amas a Jesucristo (el cual dijo: “el que guarda mis mandamientos, ése es el que me ama”), escogiste como Padre al que es Padre de Jesucristo el Primogénito.

Convencido que la evangelización adecuada para nuestros tiempos es una evangelización llevada por sacerdotes-y-seglares, comencé a engendrar Comunidades de Evangelización Matrimonial.  Florecieron.  Llegamos a un punto en que no había domingo en que no hubiera, en Puerto Rico, dos Nuevos Amaneceres y a veces hasta cinco.  De veras, de veras, hubo conversiones y con ellas, una renovada vida familiar en la Fe Católica.

Lo mismo con la juventud: sacerdote y jóvenes evangelizando a jóvenes; sacerdote y jovencitas evangelizando a jovencitas.  Y en todo caso, siempre en comunidad (entendida según Hch 2: 42).  …Las Comunidades de Evangelización Juvenil venían naciendo.  Su primera tarea era la evangelización de adolescentes (10-14 años de edad); y luego, cuando algo sabían de manejo de pláticas, la evangelización de sus coetaneos (15 ó más años de edad).

Yo estaba convencido que, así como nadie se sorprende cuando un buen manzano da exquisitas manzanas, las vocaciones nacerán de comunidades sanas (siempre entendiendo comunidad a la luz de Hch 2: 42).  No me sorprendí cuando vi el brote de vocaciones en bastantitas muchachitas y en unos pocos muchachos.

En 1981 dos de las jovencitas, de una Comunidad de Evangelización que se llamaba Las Lancheras, me dijeron, muy amablemente, que era hora de lanzar una nueva orden religiosa consagrada a la evangelización.

Tardé dos años en caer en cuenta que era Voluntad de Dios.  Era el mes de junio de 1983.  Yo iba de peregrino con unos jóvenes (de Puerto Rico y México) a Cristo Rey y a La Villa y, durante un silencio que nos impusimos (en la Flecha Amarilla entre El Cubilete y La Villa), me vino algo al interior, con una claridad insólita: Esta es obra Mía, y sufrirás por ella.  Nada más eso.  Era la víspera de mis 25 años de sacerdote.  Y la fundación se puso por obra un año después, en la Diócesis de Chilapa, el 27 de junio, que en aquel año, (imprevisto por mí) fue por rara circunstancia La Solemnidad del Sagrado Corazón y La Fiesta del Perpetuo Socorro, nuestra patrona principal. 

Dos puertorriqueñas y tres mexicanas.  Y una religiosa –sesentona, puertorriqueña–  a quien despedí un año después, antes que nos destruyera (de la cual comentó el inolvidable Obispo de Autlán, Jalisco, don José Maclovio Vázquez Silos, más o menos un año más tarde: “Jamás podrá ayudar a una nueva Orden una religiosa no criada en el mismo carisma, por mucha buena voluntad que tenga; y aquélla no tenía ni buena voluntad”).



II:   EL  ORIGEN  DE  LA  SANTA  REGLA

San Alfonso, a los 36 años de edad, en el pueblo de Scala en el Reino de Nápoles, nos fundó, dándonos como nombre LA  CONGREGACIÓN  DEL  SANTÍSIMO  SALVADOR.  Dieciséis años después, en 1748, nuestro Santo mandó a Roma la Santa Regla escrita con su propio puño y letra, pidiendo aprobación pontificia.  En el siguiente mes de febrero, 1749, Roma dio su aprobación, exigiendo que su nombre fuera Congregación del Santísimo Redentor, por existir ya una Congregación de Salvatorianos.  Sin lucha, Alfonso accedió  –uno de sus dichos principales era: “Voluntad del Papa, Voluntad de Dios”; Alfonso se llenó de santo júbilo y agradecimiento.  (Los historiadores de mi Congregación parecen sostener que los cambios que Roma hizo en la Santa Regla no eran sustantivos; a mi ver Roma hizo algo muy sustantivo: suprimió la práctica  –muy alfonsiana y muy de los albores–  la práctica de las Doce Virtudes Mensuales  –que eran la esencia de la Regla que Alfonso envió, la cual no habla de otra cosa.  Yo pasé algo como dos años, al comienzo de los ´80, traduciendo aquella Santa Regla, muy fielmente, permitiéndome lo siguiente:

1.       Dividí cada capítulo de la Santa Regla en Constituciones y Estatutos.

2.       Coloqué en los Estatutos toda materia contingente o sujeto a cambio social, de tal modo que las Constituciones contuvieran puros principios perennes.

3.       Constituí que la sola Santa Sede podía cambiar las Constituciones, que los futuros Capítulos lo más que podían hacer era: recomendar a la Santa Sede cambios en los Estatutos.



III:   LA  NATURALEZA  DE  LOS  INSTITUTOS:  CONTEMPLATIVA  Y  MISIONERA

Difícilmente hallarás en los escritos de San Alfonso una referencia al Instituto que él fundó como contemplativo; ni llama él a sus hijos contemplativos.  ¿Cómo se explica esta ausencia en los escritos de San Alfonso, siendo él exquisitamente contemplativo, y tan versado en San Juan de la Cruz, y tan devoto de Santa Teresa de Ávila, a la que llamaba mi Seconda Mama?  Para una explicación adecuada hay que tomar en cuenta los siguientes hechos históricos:

En el Reino de Nápoles del Siglo XVIII, ambas autoridades  –eclesiástica y civil–  prohibían la fundación de nuevas Órdenes Religiosas; el uso de la palabra Contemplativos habría puesto nerviosos a cancilleres y ministros gubernamentales de culto. …Luego, en los albores del Instituto hubo un miembro (que después renunció y se fue) que había sido monje, que insistió en los tres nocturnos de Maitines a horas bárbaras (a lo que Alfonso respondió: somos sacerdotes trabajadores en la viña; cuando nos acostamos es para dormir, para poder trabajar al otro día.)  Alfonso en su misma selección de palabras se esfuerza por no dejar nacer la impresión de  que somos puros contemplativos. …Luego, Alfonso es abogado que escoge con cuidado cada palabra; y conoce al ser humano, pero conoce al ser humano; Alfonso bien sabe con qué facilidad y frecuencia las personas dan a las palabras un sentido equivocado.  ¿Quién, por ejemplo, hoy por hoy, entiende bien la palabra contemplación?  Y el mal uso de la palabra, ¿acaso no ha desviado a miles de personas?

Ahora, de hecho, el más fundamental conocimiento de la vida de Alfonso, y el leer a Alfonso, demuestran claramente que el hombre era profundamente contemplativo, y con las mismas Misiones inculcaba la meditación  –sí, la meditación muy abierta a la contemplación.  Y el hambre de contemplación se respira en la Santa Regla de Alfonso  –aunque no en las revisiones post-conciliares.

En la Santa Regla de los Consagrados, la Constitución III:2, expone algo de esta contemplación.  Pero la Santa Regla es la que, toda ella, respira contemplación.


IV:   SU  APOSTOLADO:  EXTENSO  Y,  SOBRE TODO,  PROFUNDO

La misma primera página de la Santa Regla lo dice todo en germen:

Los Consagrados se han de entregar a la proclamación explícita del Evangelio, siempre y preferentemente a los pobres y más abandonados.  Han de predicar el Evangelio de un modo tal que, de contenido y estilo, tienda a la conversión de los oyentes para que éstos, dejado el pecado, se entreguen al amor de Jesucristo.  Han de predicar el Evangelio de un modo tal, de contenido y estilo, tienda a la conversión de los oyentes para que éstos, dejado el pecado, se entreguen al amor de Jesucristo.  Han de predicar el Evangelio de un modo tal que los oyentes se preparen para recibir, dignamente y con el mayor fruto posible, los Sacramentos de Reconciliación y Eucaristía, los cuales Los Consagrados administrarán bajo la autoridad de la Jerarquía Eclesiástica.  Han de predicar el Evangelio de un modo tal que tienda a la suscitación, entre los oyentes, de verdaderas comunidades evangelizadoras.

Yo he escuchado una frase atribuida al Papa Pío XI: La Iglesia no evangeliza humanizando; la Iglesia humaniza evangelizando.  Y en su mensaje navideño del año 1969 Pablo VI dijo textualmente: Las virtudes naturales, si carecen del carisma cristiano, se convierten en los vicios que las contradicen; como el caso  –digo yo–  del niño tan cariñoso por naturaleza que las tías hacían fila para tomarlo en brazos  –el cual, cuando después pierde a Cristo, se convierte en un demonio, incapaz de conocer el amor, capaz de dar la muerte a todo lo bueno.

Nuestra evangelización es explícita, cristocéntrica.  Esto, lejos de suprimir lo humano, nos compromete a ser muy humanos: humano soy: ningún asunto humano me es ajeno.  Intentamos presentar el mensaje católico íntegro  –con énfasis en todo aquello que ayude al ser humano a dejar el pecado y enamorarse de Jesucristo.

A fines de la década de los ´60 ya se notaban graves errores que venían gateando y entrando al pensamiento de cierta mancha de misionología; lo que un escritor católico describió como cristianismo sin Cristo.  Llámese como sea, halló expresión.  De la boca de una religiosa, misionera, española, en el área más pobre de la República Dominicana, salió (año 1984) la siguiente joya: “A la gente no hay que darles doctrinas, pues no asimilan: hay que hablarles de cosas naturales, como la amistad”.  (Todavía me duele haber faltado a mi deber de interponer: “Oiga, doña: la gente asimila mejor que usted”.)  Muchas expresiones hubo así; quizás la más horrorosa que oí salió de la boca del sacerdote Director de la Evangelización Matrimonial de una Arquidiócesis en cierto país de Latinoamérica: “Ni Cristo Dios, ni Cristo hombre, ni Cristo obrero ni Cristo amigo: tan pronto se nombre a Cristo todo se viene abajo (cita textual)”. …Nosotros, pues, predicamos a Cristo, y a Él crucificado y resucitado.

He aquí el nombre canónico de ellas (por ser las primeras en haber nacido): Instituto de Derecho Diocesano de Las Consagradas del Santísimo Salvador.  El decreto fundacional lo dio el amado, el inolvidable Obispo de Autlán, don José Maclovio Vázquez Silos, el día 9 de diciembre de 1989.  Cuando en el año 1993 se cambió la Casa Madre de Tomatlán, JAL, Diócesis de Autlán, a Pie de la Cuesta GRO, Arquiócesis de Acapulco, los dos (Arz)Obispos firmaron un mutuo acuerdo de traslado.

El título canónico de ellos, los Hermanos, es todo esto: Asociación de Fieles con sus Propias Constituciones y Estatutos, fundado a convertirse en Instituto de Vida Consagrada de Derecho Diocesano.  Nacieron en el 1990, y de un modo muy simple:

(Continúa la carta del Padre Pablo)…


DESCANCE EN PAZ NUESTRO FUNDADOR, NUESTRO AMIGO, NUESTRO PADRE.

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