TRADICION GUADALUPANA EN EL ESTADO DE GUERRERO
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas
Podemos preguntarnos: ¿Desde cuando es guadalupano el corazón de esta raza de bronce, del pueblo guerrerense?
Ya que la fe nace la de predicación de la palabra, sino no hay quien predique, ¿quién creerá? Y es un hecho que este pueblo costeño y guerrense en general es profundamente guadalupano. Sabemos también que el Acontecimiento guadalupano, ha quedado marcado desde sus origenes por su reacción constestaria: el antiguadalupanismo, o el antiaparicionismo, que en el Estado de Guerrero no ha encontrado seguidores resueltos.
Ciertamente, el Guadalupanismo -particularmente presente en la región hoy conocida como Estado de Guerrero-, se consolida con las ordenanzas y las campañas en la región del Generalísimo Don José María Morelos y Pavón –Siervo de la Nación-, en el contexto de la Independencia. Don José María Morelos debe ser tenido como “Apóstol guadalupano del Estado de Guerrero”.
Pero la tradición guadalupana remonta sus orígenes documentados a mediados del Siglo XVII:
Primer dato relevante para la historia de Acapulco, es el paso de una preciosa Imagen de Santa María de Guadalupe por el Puerto: “El Excelentísimo Señor Conde de Alva de Liste, Don Luis Enrique de Guzmán, uno de los virreyes que ha tenido México señaladamente devoto de la Milagrosa Imagen del Santuario de Guadalupe, cuando partió al virreinato de Lima por los años de 1655, lo primero que sacó de México, como presea de mayor aprecio y devoción, fue la Imagen de Guadalupe, la cual embarcó en Acapulco con solemnidad de Salva Real”.
Segundo dato relevante, que no debemos olvidar es, que el tercer Evangelista Guadalupano: Don Luis Becerra Tanco, era guerrerense, originario del Real de Minas de Taxco. Y en 1666 escribirá su obra: Origen milagroso del santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, conocida más tarde con el título de “Felicidad de México”.
Otro más, un interesante expediente, da cuenta de un Proceso Eclesiástico de la Audiencia Arzobispal de México, presentado en 1684, con una denuncia criminal por la representación teatral del Nican Mopohua, contra el Bachiller Juan de Rivera, Cura de Tepecoacuilco (hoy Estado de Guerrero). Hechos sucedidos en el pueblo de Tuspan, de su Partido (Parroquia). Este proceso da fe, de la acendrada devoción que ya existía en 1684 en la región del hoy Estado de Guerrero a la Virgen de Guadalupe.
COSTA GRANDE: PROVINCIA DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE.
El 16 de marzo de 1811 las tropas al mando del Generalísimo Don José María Morelos y Pavón se apoderan de Tecpan –hoy de Galeana-, frustrados los intentos de apoderarse de Acapulco por una traición. Morelos se concentra en Tecpan, población que elevó al rango de Ciudad cabecera de Provincia, donde se hacen los primeros intentos de organizar un gobierno en las zonas dominadas por sus ejércitos. Hacia el 18 de Abril decreta el establecimiento de la Provincia de Nuestra Señora de Guadalupe de Tecpan… La Suprema Junta Nacional Americana adoptó en su sello, bajo el águila mexicana, la mención, con la iniciales en latín (NFTON=Non Fecit Taliter Omni Nationi), de que la Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, no ha hecho cosa igual con ninguna otra nación. Los símbolos fundadores de nuestra nacionalidad quedaban hermanados. Toda persona, a manera de identidad, a la pregunta: “¿Quién vive?”, debería responder entonces: “La América”, “La Virgen de Guadalupe”.
COSTA CHICA GUADALUPANA
El 11 de Marzo de 1813, la Proclama de Ometepec, del Generalísimo Don José María Morelos y Pavón, Capitán General de los ejércitos Americanos...: “Por los singulares, especiales e innumerables favores que debemos a María Santísima, en su milagrosa imagen de Guadalupe… mando que en todos los pueblos de este reyno, especialmente del sud de esta América septentrional, se continúe de celebrar una misa el día 12 de cada mes en honra y gloria de la Santísima Virgen de Guadalupe… deberán los vecinos de los pueblos exponer la Santísima Imagen de Guadalupe en las puertas o balcones de sus casa sobre un lienzo decente… deverá todo hombre generalmente de diez años arriba traer en el sombrero la cucarda de los colores nacionales, esto es, de azul y blanco, una divisa de listón, lienzo o papel, en que declara ser devoto de la Santísima Imagen de Guadalupe, soldado y defensor de su culto… reservando declarar por indevoto y traidor a la nación al individuo que reconvenido por tercera vez, no usare la cucarda nacional o no diere culto a la Santísima Virgen, pudiendo”.
EL ESTADO DE GUERRERO, CORAZON GUADALUPANO DE LA NACION MEXICANA.
Y lo mismo podemos decir a nivel de nuestra región guerrerense, cuando en 1813, en la ciudad de Chilpancingo se instaló el Congreso de Anáhuac, reuniendo distintas voces para dar forma a una nación que fuese común a todos, y es proclamada María Santísima de Guadalupe, Patrona de nuestra libertad.
Además del acta formal de Independencia, Morelos escribe un documento titulado: Los sentimientos de la Nación, en el cual, en veintitrés puntos, sienta las bases para un proyecto de un país justo, con miras a la igualdad, sin esclavitud, equilibrio de poderes, soberanía, proscribe cualquier viso de tortura. En el punto diecinueve hace hincapié en lo siguiente: “Que en la misma legislación se establezca por ley constitucional la celebración del día doce de diciembre en todos los pueblos, dedicado a la patrona de nuestra libertad, María Santísima de Guadalupe, encargando a todos los pueblos la devoción mensual”.
Para 1884, el insigne guerrerense, nacido en Tixtla de origen humilde y padres indígenas, Ignacio Manuel Altamirano, escribe una deliciosa crónica: La Fiesta de Guadalupe, en la que declara: “Si hay una tradición verdaderamente antigua, nacional y universalmente aceptada en México, es la que se refiere a la aparición de la Virgen de Guadalupe (...) No hay nadie, ni entre los indios más montaraces, ni entre los mestizos más incultos y abyectos que ignore la aparición de la Virgen de Guadalupe... En ella están acordes no sólo todas las razas que habitan el suelo mexicano, sino lo que es más sorprendente aún todos los partidos que han ensangrentado el país, por espacio de medio siglo (...) En el último extremo, en los casos desesperados, el culto a la Virgen Mexicana es el único vínculo que los une. La profunda división social desaparece también, solamente ante los altares a la Virgen de Guadalupe. Allí son igualados todos, mestizos e indios, aristócratas y plebeyos, pobres y ricos, conservadores y liberales... Los autores fueron el obispo español Zumárraga y el indio Juan Diego que comulgaron juntos en el banquete social con motivo de la Aparición, y que se presentan en la imaginación popular, arrodillados ante la Virgen en la misma grada... En cada mexicano existe siempre una dosis más o menos grande de Juan Diego. (...) El día en que no se adore a la Virgen del Tepeyac en esta tierra, es seguro que habrá desaparecido no sólo la nacionalidad mexicana, sino hasta el recuerdo de los moradores del México actual”.
Estos Sentimientos, son los que constituyen al Estado de Guerrero como el corazón guadalupano de la nación mexicana.
EN ACAPULCO, ¡TODOS SOMOS JUAN DIEGO!, PORQUE SANTA MARIA DE GUADALUPE, ¡ES REINA DE LOS MARES!
El guadalupanismo acapulqueño es una nota muy peculiar de nuestra costa guerrerense, admirado por nacionales y extranjeros, por su fuerte carga de color, música, y movilización popular en todos los niveles. Año con año, todas las generaciones de acapulqueños se vuelcan a las calles a cantar que: ¨la Guadalupana vino a este reino”. Y en las últimas décadas, cantamos que: “A Acapulco la Virgen le dijo, este mar elijo para ser mi altar”.
Ciertamente, en el origen del guadalupanismo acapulqueño se encuentra la férrea voluntad y fecunda devoción guadalupana del Generalísimo Don José María Morelos y Pavón, para quien la toma de Acapulco se convirtió en una obsesión, y finalmente se alcanzó el 12 de Abril de 1813. La suerte quedará echada con el Decreto que crea la Provincia de Nuestra Señora de Guadalupe, cuando el Generalísimo Morelos ordena: “la población del mismo puerto nombrada la Ciudad de los Reyes, pierda por ahora ese nombre”...
Desde entonces, la devoción guadalupana ha ido creciendo como una bola de nieve que arrastra todo a su paso; para 1884, la Virgen de Guadalupe aparece como titular de Ejido Nuevo (de la Parroquia de Dos Arroyos), en el Directorio de la Parroquia de Acapulco elaborado por el Señor Cura Don Pascual Apreza
La devoción guadalupana tendrá un momento culmen, en Diciembre de 1958, un mes antes de la llegada del Primer Obispo de Acapulco, el Siervo de Dios Monseñor José Pilar Quezada Valdés, y la ejecución de la Bula “Quo aptiori” de S. S. Pio XII, creándose la Diócesis de Acapulco. Para entonces (1958), tiene lugar la entrada triunfal en el Puerto de Acapulco de la escultura en bronce elaborada por el escultor Armando Quezada, y diseñada por el Arquitecto Héctor Mestre, de Santa María de Guadalupe Reina de los Mares, bendecida por el Delegado Apostólico en México Monseñor Luigi Raimondi.
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Hace 11 meses
1 comentario:
en tecpan de galeana costa grande de gro. se hacen muy bonitos acontecimientos los dias 11 12 y 13 de diciembreuna tradicion que la gente nata llevamos en la sangre y que ha pesar de las distancias terrenales hacemos lo posible cada año por llevar a cabo su festejo a la madre guadalupana donde cada familia en sus casas ya sean chico o grandes los altares a los que distinta gente del pueblo visita y canta sus mañanitas casa por casa de la noche a la madrugada que divino que hermoso....que nunca termine esa tradicion unica diria yo que en el mundo entero.
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