domingo, 16 de agosto de 2020

IN MEMORIAM: PRESBITERO ISIDORO RAMIREZ SUAREZ, EL PADRE CHILOLO


 EL PADRE CHILOLO

Tomado del facebook: Atoyac De Alvarez TurismoAtoyaquense

Administrador · 9 de agosto de 2020.


 

El padre Chilolo fue querido por su feligresía, pero también muy criticado y ejemplo de lo que la iglesia no debe ser. A muchos jóvenes los convirtió en fervorosos creyentes y a otros en convencidos ateos. Impulsó a muchos importantes profesionistas y a otros los vetó. Para muchos un hombre santo y para otros el cobrador de los ricos. También acumuló propiedades que heredaron sus hijos de crianza. Para bien o para mal éste polémico sacerdote marcó con su presencia, casi medio siglo, la vida de nuestra matria.

Quienes los conocieron lo definen como un sacerdote Franco y Claridoso. Su nombre completo fue Isidoro Ramírez Suárez nació el 1 de agosto de 1895 en Xichú-Victoria, estado de Guanajuato. Fue hijo de: J. Pedro Ramírez y María Ignacia Suárez. Tuvo como hermanos a: Trinidad, José dolores, Ascensión, María Guadalupe y María Concepción.

A los 16 años ingresó al Seminario en Querétaro, pero debido a la Revolución Mexicana el Seminario fue clausurado por el Gobierno, y Chilolo se refugió en el pueblo Real de Xichú Guanajuato, al lado del sacerdote Román Herrera donde permaneció dos años.

En 1915 pasó con los padres franciscanos al Convento de San Francisco de la Ciudad de Querétaro y donde permaneció seis meses. Aprendió a tocar el armonio y se encargó de la sastrería del Convento, haciendo los trajes para los monjes.

Luego pasó al Seminario de Acámbaro Guanajuato, regresó al Seminario de Querétaro y finalmente ingresó al Seminario regional de Monterrey.

Durante tres años, fue auxiliar del obispo de Ciudad Victoria. Y trasladado monseñor José Guadalupe Ortiz a la Diócesis de Chilapa, Isidoro se viene con él y a sus treinta años ingresa al Seminario de Chilapa el 4 de Octubre de 1923.

Se ordenó sacerdote el 29 de noviembre de 1925. Cantó su primera Eucaristía el 12 de diciembre de 1925 en Atzacoaloya, con la asistencia del obispo monseñor José Guadalupe Ortiz.

Ejerció su ministerio como capellán del templo de San José, en Chilapa. Donde el 30 de diciembre de 1929 fundó la Adoración Nocturna. Y en 1926 fundó la Acción Católica y fue nombrado asistente diocesano de la misma. Igualmente fundó el Círculo Federico Ozanam, de acción social, que contó con la membresía de 300 jóvenes que impartían clases de canto y pintura.

En junio de 1926, durante el movimiento cristero, siete meses después de su ordenación presbiteral, fue detenido y enviado preso a la Ciudad de México en compañía de otros siete religiosos. Fue cuando la iglesia pasó a la clandestinidad, las misas y los servicios religiosos se celebraban a escondidas. En esos rituales fue sorprendido Chilolo por eso fue confinado e incomunicado junto con sus acompañantes.

Terminada la persecución religiosa, Isidoro fue invitado por el obispo Díaz Escudero a que volviera a Guerrero. Ya en Chilapa el 10 de enero de 1930 se le encargó reorganizar el colegio del Sagrado Corazón y fue nombrado director, cargo que ocupó hasta 1935. Ese Colegio era el más importante en toda la Diócesis de Chilapa. Tuvo como alumnos a numerosos jóvenes que más tarde llegarían a ser sacerdotes.

El Padre Chilolo regresó nuevamente a Monterrey y fue nombrado Capellán de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, pero pronto volvió nuevamente a Chilapa, para reorganizar el catecismo con siete centros. Fundó las Teresitas, como promesa de comulgar todos los domingos y los Tarsisios; niños que cantaban el Oficio Divino del Santísimo. Formó una orquesta y una academia de Comercio, enseñaba mecanografía, arte raro por aquél entonces. Tenía una escuela de música de donde salieron cantores que supieron atender muy bien los coros parroquiales.

En Chilapa su trabajo fue agobiante, multitudes asistían a la Hora Santa y a la Adoración Nocturna; los jóvenes representaban obras teatrales. Llamado al ministerio parroquial se vio obligado a dejar sus trabajos en la ciudad episcopal.

El 3 de Mayo de 1936 estuvo una temporada con el padre Florentino Díaz en Acapulco organizó la Adoración Nocturna, los Tarcisios y la Hora Santa en Nuestra Señora de la Soledad, la única parroquia que había en el puerto de Acapulco.

Finalmente fue nombrado párroco de la Asunción de María en Atoyac de Álvarez, el 27 de octubre de 1936, por el obispo Leopoldo Díaz Escudero. Llegaría a nuestra ciudad el 6 de noviembre 1936 y el 17 de diciembre en carta al canónigo Abraham Flores, de Chilapa, informa que la toma de posesión de la parroquia de Atoyac fue muy violenta, no se certificó la existencia de lo que los libros contenían, pues los objetos estaban en posesión de personas particulares de las cuales muchas estaban en la sierra y dilatan en bajar.

Cuando Chilolo llegó, a nuestra ciudad, no había carreteras y desde Pie de la Cuesta viajó en pango hasta donde termina la laguna y de ahí en carreta hasta Atoyac.

La actividad apostólica que había desarrollado antes en Chilapa y Acapulco se repitió en Atoyac. Sobre todo edificó por dos veces la Iglesia Parroquial y dio vida a la Acción Católica. Periódicamente recorría los poblados de la Sierra Cafetalera. Sembró capillas por todas partes y ganó la simpatía de mucha gente, que le llamaban padre Chilolo. En los momentos de mayor peligro recorría la sierra montado a caballo, administrando los sacramentos y recogiendo el diezmo, regresaba con una recua de mulas cargadas de café.

Cuando llegaba a Los Valles tocaban el cuerno y realizaba bautizos colectivos, un día lo acompañó Ramón Pino Barrientos, ese día bautizaron a 40 chamacos, Francisco Gómez era el secretario que hacía las boletas. Cobraron 10 pesos por cada bautismo. De regresó Bernardo Reyes mandó sus bestias cargadas de café, que dio la gente para el padre. Dos camionetas llenas del grano se recogieron en San Andrés de la Cruz.

Dice Simón Hipólito del párroco Chilolo, “cuando subía a la sierra cafetalera exigía café. A los más jódidos cafetaleros unos botes, medida regional; a los cafeticultores prósperos algunos quintales”. Comentan que en sus homilías mucho remarcaba que pagaran sus deudas. Muchos campesinos estaban endeudados con los compradores de semillas.

El 1 de marzo de 1937 se iniciaron los trabajos de reconstrucción del templo parroquial. Con los años Simón Hipólito recordaría que a principios de 1937, la iglesia Santa María de la Asunción era solamente un barda con una mediagua donde se veneraba a la virgen patrona de Atoyac. “Dicho párroco puso manos y poblado en acción para construir un nuevo templo. El primer paso fue desenterrar todos los huesos que estaban dentro de la barda y mediaguas, ya que en años pretéritos la gente católica y acaudalada era sepultada dentro del templo y el atrio. Fueron colocadas dos ollas, una grande para echar los huesos y una chica para las joyas de oro. Cada tarde acudíamos a dar fajina. Entraron los albañiles y entraron los muros; enseguida los carpinteros ara la colocación de vigas y fajillas. Y volvimos a dar fajina, esta vez para pintar con cal de blanco todas las tejas”.

El padre Isidoro no vino solo con llegaron también Flaviano Sánchez y Espiridión Hernández quienes ayudaban en las labores de la parroquia.

Con el apoyo de los vecinos el padre comenzó la construcción del templo, luego se echó a cuestas la instalación de un reloj público, que después de una gran colecta, se compró en la Joyería y Relojería “La Princesa de la Ciudad de México y se instaló. El 22 de marzo de 1948, el obispo de Chilapa Leopoldo Díaz Escudero, bendijo las dos obras: la Torre y el Reloj.

Al poco tiempo el domingo 11 de noviembre 1956 el obispo Alfonso Toríz Cobián colocó para primera piedra para la construcción del templo de Santa María de la Asunción como lo conocemos ahora. En una botella de vidrio introdujeron un documento que contenía la constitución de patronato pro-templo, formado por personas significativas de esta ciudad, presidente José Navarrete Nogueda, secretario José Castro Reynada, tesorero Onofre Quiñones Zarate y Raúl Estévez Galeana, siendo presbítero Isidro Ramírez Suárez, quedó situada al lado oriente del altar mayor, nos dejó escrito nuestro cronista por excelencia Wilfrido Fierro Armenta.

Para la construcción de la parroquia participó toda la gente, se recuerda que Rosalino Sotelo organizó el caracol de plata que daba vuelta en atrio y don Silvestre Hernández Pino el kilómetro de plata que comenzó en la iglesia y terminó hasta la fábrica de hielo, donde ahora está la tienda Coppel.

El Padre Chilolo tuvo muchos colabores durante sus 47 años de Párroco en Atoyac, entre ellos: Máximo Gómez Muñoz, quien llegó el 3 de diciembre de 1979 como vicario coadjutor y finalmente nombrado párroco el 21 de enero de 1981.

En 1970 comienza su proceso de jubilación, de modo que el obispo, no queriendo que el padre Chilolo abandonara a su grey, pensó aligerarle el trabajo, y en 1978 se inicia la fragmentación del territorio parroquial, creándose la vicaría de El Paraíso, con los pueblos más encumbrados de la sierra atoyaquense.

Y será el 7 de agosto de 1980, cuando el padre chilolo presenta su renuncia en una reunión del presbiterio de la Costa Grande. Monseñor Rafael Bello Ruiz comisionó a padre Ángel Martínez Galeana, como vicario general, y al presbítero Francisco Padilla Chavelas como secretario de la congregación, para que lo acompañen este proceso.

En el año 1975 que cumplió sus bodas de oro sacerdotales sus feligreses atoyaquenses tiraron la casa por la ventana. Hubo una gran fiesta.

El 27 de Noviembre de 1975, la Solemne Concelebración Eucarística con motivo de sus Bodas de Oro presbiterales, tuvo lugar en el templo de San José, en Chilapa, fueron presididas por el obispo de Chilapa monseñor Fidel Cortés Pérez.

Y el 3 de diciembre de 1975, la solemne concelebración Eucarística con el mismo fin fue en el templo parroquial de la Asunción de María, en Atoyac de Álvarez, presidida por el obispo de Acapulco monseñor José Pilar Quezada Valdés.

El querido y polémico padre Chilolo falleció un 14 de Abril de 1983, a las 5. 25 de la mañana, en Atoyac de Álvarez, rodeado de una alta estima por sus feligreses. Sus restos mortales descansan al pie del Sagrario, en el Templo Parroquial de Santa María de la Asunción.

Chilolo dejó una huerta en Quinto Patio y otra en El Charco Largo mismas que heredaron sus hijos de crianza.

Su muerte coincidió con uno de los episodios más difíciles de la historia eclesial atoyaquense, el conflicto interno que provocó la salida del padre Máximo Gómez Muñoz de la iglesia oficial para fundar la parroquia del Dios Único.

Chilolo llegó a ser muy querido por las familias tradicionales de Atoyac. Uno de sus acólitos más famosos fue Israel Nogueda Otero quien llegaría a ser gobernador del Estado de Guerrero.

Muchos recuerdan que los 12 de diciembre celebraba primeras comuniones colectivas en la misa de 7 de la mañana y después de la misa, en el Curato, el padre les daba un delicioso y sencillo desayuno de chocolate con leche caliente con “repetidas”, un pan de huevo cubierto de azúcar. Fomentó la congregación de niños Tarsicios.

No tenía empacho para regañar a quienes llegaban tarde a Misa, a las mujeres les decía “viejas lagañosas”. Cuando la misa todavía era en latín, las señoras se dedicaban a rezar el Rosario durante la misa. Y los himnos en latín sólo los cantaba él y Flaviano Sánchez.

Memorables fueron los paseos a su finca Quinto Patio, las familias llevaban barbacoa y los niños nadaban en un estanque que él tenía. Tenía un gran poder de convocatoria. Cuando el obispo iba al pueblo, sólo bastaba que avisara a las fonderas del mercado para que enviaran comida para el banquete.

Se recuerdan mucho también las posadas que organizaba en la parroquia donde se rompía piñata y se organizaban juegos.

Isidoro impulsó a profesionistas como Bolívar Reyna Vergara de gratos recuerdos, sin embargo le cerró el camino al sacerdocio a Hilario Reyes. Un grupo de los cívicos de Atoyac encabezados por Pedro Contreras Javier publicaban “El Tábano” donde denunciaban las irregularidades que ocurrían dentro de la parroquia.

Chilolo intervino como mediador ante la guerrilla de Genaro Vázquez para rescatar a Donaciano Luna Radilla y después intervino cuando Lucio Cabañas secuestró a Cuauhtémoc García Terán. La parroquia era el lugar favorito de los guerrilleros para dejar los recados.

 

😋 Texto de Víctor Cardona Galindo, con datos tomados de la red, de Simón Hipólito y Wilfrido Fierro Armenta.

#Atoyacmimatria

Eres Grande, Victor 😊

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