ACAPULCO,
150 AÑOS DE DEVOCION A SAN FELIPE DE JESUS.
Pbro.
Lic. Juan Carlos Flores Rivas
Acapulco
le ha mostrado siempre grande veneración a San Felipe de Jesús. Acapulco ha
sido siempre la puerta ancha que abre nuevas rutas, y lo fue para San Felipe de
Jesús, en su tiempo cuando se embarcó en la mítica “Nao de China”. Inmediatamente
a la canonización, hace ya 150 años, la recién creada Diócesis de Chilapa, le
dedicó una vicaría Fija, en el pueblo de Dos Arroyos, dado que en ese lugar
pasaba el antiguo camino de herradura, siendo esa la último etapa del
recorrido, y será al crearse la Diócesis de Acapulco en 1959, cuando se otorga
a ese pueblo el grado de Parroquia. En 1997 la Acción Católica hizo una estatua
conmemorando los 400 años de su martirio, que fue colocada en una de las torres
de la Catedral de Acapulco. Finalmente en el 2003 Monseñor Felipe Aguirre
Franco, Arzobispo de Acapulco, erige la Parroquia de San Felipe de Jesús en el
Infonavit Alta Progreso consagrando un hermoso Templo construido por Monseñor
Silvino Moreno Rendón.
Al
ser San Felipe de Jesús el primer santo canonizado, se convierte en uno de los
pilares recios de la nacionalidad, junto con Santa María de Guadalupe, como la
esencia más cordial y noble del Anáhuac. La gente comenzó a mirar en San Felipe
de Jesús a un héroe. Quizá nadie expresa y simboliza el alma y el estilo de
México tan perfectamente como San Felipe de Jesús, quien se presenta como un
muchacho de hoy, capaz de inspirar y sublimar a quien se acerque a conocerlo. San
Felipe de Jesús es modelo para los jóvenes. El también “arrancó” por el mal
camino, pero a tiempo se enderezó y luchó bravíamente hasta ser “el más grande
de los mexicanos”. Este tenso cambio, este viraje a tiempo y total es lo que la
Iglesia propone a la juventud actual. De niño había sido travieso e indómito,
de joven ni él mismo se entendía, en inquietudes mayores que el mundo.
San
Felipe de Jesús parece un muchacho de hoy, uno de esos que mal llaman ‘rebelde
sin causa’, con todos los defectos y también con todas las virtudes de los
jóvenes actuales, en pocas palabras: un hijo problema. Era inquieto.
Inconstante, hasta fue expulsado del colegio donde estudiaba, no supo
perseverar en el monasterio, ni en el trabajo. Su padre temía angustiado,
porque era como un torrente sin cauce, que se desbordaba para destruir. Algunos
pensaban que nunca serviría para nada, sin prever las posibilidades enormes que
se ocultaban en su espléndido corazón. Sólo su madre intuía la ardiente
generosidad de su alma intensa y los buenos quilates de las virtudes que ella
misma le había inculcado.
San
Felipe de Jesús no pierde su actualidad, ya que en todo tiempo necesitamos
traer de nuevo al corazón de nuestra Patria el modelo que él proyecta: Que los
jóvenes crezcan entre deseos de emular sus empresas, cambiando, como él, sus
vidas, desconcertadas ante el vicio y la superficialidad; y los mayores
aprendamos también a dirigir el propio rumbo hacia ambiciones externas y el
quehacer de México hacia las conquistas del espíritu. Para un mundo
radicalmente mejor.
Hoy
por hoy, somos testigos de una guerra, abierta y hostil, que se hace contra
nuestros jóvenes, contra su limpia esperanza de crecer fuertes y capaces.
Principalmente las drogas, que están causando el desmoronamiento de la energía
y la vitalidad de un número de jóvenes más numeroso cada vez. Por eso es tan
oportuna e inspiradora la personalidad de San Felipe de Jesús, un joven
inquieto y vulnerable que supo detenerse a tiempo, que supo dar marcha atrás
ante las engañosas invitaciones del mal, que supo vencer la mediocridad que la
sociedad de disipación y soledad ofrece, para obtener calidad y altura en su
respuesta a la vida.
El
próximo viernes 8 de Junio de 2012, celebraremos el 150 Aniversario de la
Canonización de San Felipe de Jesús, en la capilla dedicada a él en la Colonia
Potrerillo a las 8 p. m. con una Vigilia de Oración dirigida por la renovación
Carismática en el Espíritu Santo. ¡Acompáñanos!
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