jueves, 7 de octubre de 2010

LA VIDA COTIDIANA EN EL ULTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX DE LA PARROQUIA DE ACAPULCO

LA VIDA COTIDIANA EN EL ULTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX DE LA PARROQUIA DE ACAPULCO.
 Pbro. Juan Carlos Flores Rivas.

No queremos terminar nuestro recorrido por la historia del Siglo XIX de la Parroquia de Acapulco sin echar una mirada sobre sus gentes, sobre la vida cotidiana. Ya hemos dicho que es un tanto difícil en cuanto a que la historia la escriben las mentes ilustres, pero incluso no faltan escritores resueltos, por oficio o por erudición, que dejan entrever en sus materiales la vida ordinaria de las gentes. Es el caso, para el último tramo del Siglo XIX de la Parroquia de Acapulco, del Señor Cura de Nuestra Señora de la Soledad, Don Pascual Apresa, quien a instancias de los requerimientos de la Visita Pastoral, del Obispo de Chilapa Fray Buenaventura del Purísimo Corazón de María Portillo y Tejeda a la Parroquia de Acapulco, realizada del 22 al 30 de Noviembre de 1884, realiza un documento a manera de informe amplio, del cual tenemos una copia mecanografiada con el título: Directorio Parroquial formado por el Párroco de esta Foranía: Pascual Apresa. Año de 1886. Pero que en la redacción indica que fue presentado el primero de Octubre de 1884. Recordemos que durante esa Visita Pastoral, el Obispo de Chilapa Fray Buenaventura del Purísimo Corazón de María Portillo y Tejeda constata una tradición existente en el Puerto en relación al Beato Mártir acapulqueño Fray Bartolomé Días-Laurel. El Padre Pascual Apresa fue Párroco de Acapulco del 25 de Julio de 1884 a 1889. Los datos que maneja el Padre Apresa son muy generales, algunos referentes a datos históricos muy imprecisos, está consciente de que se han extraviado los libros originales, y que él solo dará una “mediana idea de la Foranía, de la Parroquia, de sus útiles y de sus ministros”. Un apartado de sumo interés, pues intenta recopilar la historia de la Parroquia expresando su peculiar punto de vista, es sobre:

 NUMERO DE ALMAS, POSICIÓN Y COSTUMBRES:...

 “En cuanto a sus costumbres ¿quién niega la sencillez de los costeños? Todos han estado de conformidad en decir: que es el lugar único en donde no ha llegado la ilustración y que conservan todavía aquella sencillez candorosa de las almas inocentes... Mejor que yo lo están publicando esos sepulcros de eterna memoria que se encuentran en toda ella (la Costa); dígalo, si no, Atoyac que tiene la dicha de poseer las camisas de un Padre Prior, presidente de la misión; Tecpan que se tiene por dichoso en conservar dos cadáveres de ellos en medio de su pueblo, cuya memoria aún conservan grabada, no obstante que ha llegado a ellos por medio de la tradición de sus padres. No me admiro de que la Costa haya tenido tan buenos sentimientos de religión, que los hijos de ella hayan tenido un corazón noble y sencillo, que hayan mirado con desdén los bienes perecederos de la tierra, y si a esto agregamos la irreprochable conducta de sus curas y ministros que han tenido, el celo por la salvación de las almas, ciertamente digo, que no podían ser de otra manera, sino que por justicia debían de ser todos fieles de esta Costa Grande un verdadero reflejo de estos varones apóstoles. Pero por desgracia suena la campana en el reloj de Dios Nuestro Señor... Por los años de 1880 a causa de los temblores deteriorase el Convento, derrumbase la Iglesia Parroquial y vense por los suelos la Capilla de San Nicolás formada también por los franciscanos mismos, de tal suerte que no hubo ya ni templo, ni Iglesia Parroquial, ni capilla. Comenzó por los años de diez la revolución de la Independencia permaneciendo sin templo, sin altar y sin urna, hasta el año veintidós. Se apoderó del Curato el Cura Morelos, los conquistó para que tomaran las armas contra su Soberano y de esta manera comenzó el desorden, la irreligión y la impiedad. Vienen después las leyes civiles, se agrega a esta nuestros malos sacerdotes, cuyos nombres aún todavía se miran con horror por las personas sensatas. Y de esta manera vemos que se cambia la religión por la irreligión, la piedad por la impiedad, el catolicismo por el protestantismo y la sencillez por la malicia. Esta cabecera que era la luz de sus pueblos comienza a ejercer un destino muy distinto, alumbra es verdad, pero para seguir el error, aconseja es verdad, pero para seguir el mal. Y en este cambio de cosas ¿qué cosa buena puede esperarse? ¿qué podré decir de estos desgraciados, de sus costumbres, de su religión y de su moralidad? Si me es permitido hablar como un testigo ocular yo diré que con mis propios ojos vi estando todavía de lego, que desde la plaza del mercado hasta la última casa de la entrada de México, era todas las noches pero principalmente los domingos, un baile público en donde se reunían los ancianos, los jóvenes, los hombres,, las mujeres y niños a jugar a los dados y a la baraja; a danzas, a embriagarse y a entregarse descaradamente a sus más bajas pasiones. Yo fui convidado también para estos festines; no obstante que estaba en la flor de mi edad, me horrorizaba la desenvoltura con que se presentaba la mayor parte de los jóvenes; yo vi también a un sacerdote que asistía a semejantes festines, también vi el templo desierto, deteriorado y el protestantismo en su mayor apogeo. Gracias al Señor Omnipotente que ha sabido poner digno castigo a tanta desenvoltura; sin embargo ahora que estoy encargado de este Curato es verdad que ya no veo tantos desórdenes públicos como los vi por primera vez; pero sí veo a muchos de los principales hijos del pueblo aconsejar a sus súbditos, que de nada sirve el Sacramento del Matrimonio y que es mejor que lo hagan por el civil; veo a estos mismos hijos hacer burla y sarcasmo a aquellos que frecuentan el Templo aún los días festivos; destierran a puño cerrado la enseñanza de la religión, el pago del diezmo y primicias, la confesión y todo aquello que nuestra Madre la Iglesia nos manda observar. He aquí la razón por qué puede decirse con toda seguridad que en la mayor parte de la Costa Grande se encuentran ya amancebados o ya casados solamente por el civil; por qué sea tan poco lo que se junta por diezmos y primicias, y el por qué esté en una inmoralidad completa. Parece que nada hubiera que agregar a esto, si cosas nuevas hubiera palpado en estos días en todo el rumbo de la Costa; pero permítaseme hablar con palabras claras: en Acapulco entregado a la embriaguez y a la desenvoltura: un San Jerónimo en donde no podía salir una joven sin que la bola de libertinos no la arrebatase para burlarla públicamente; un Atoyac y un Tecpan entregados de tal manera al ladronismo que los propietarios de fincas se vieron obligados a refugiarse a las poblaciones vecinas para salvar su vida; y lo que es más, lo ávidos de sangre que han estado estos pueblos, las pequeñas injurias las han castigado por su propia mano por la mutilación o la muerte, confirmando después sus venganzas, los aviados hasta acabarse familias enteras sin excepción de mujeres y niños. Y en tanto desorden, encontrándome solo, visitando los pueblos de Atoyac, Tecpan y Petatlán, no me quedaba más consuelo que levantar las manos al Ser Eterno que nos mandara un remedio para tantos males; y ese Dios que no se hace sordo para quien de veras lo invoca no obstante mi indignidad nos manda la fiebre amarilla a Acapulco y Tecpan para que esos hombres que habían bebido como agua la indignidad la vomitaban a boca llena. Público ha sido que esta enfermedad les ha pegado principalmente a los forasteros y a los criollos que han observado una conducta pésima. Comienza en segunda la revolución en Tecpan y Atoyac, y Dios Nuestro Señor supo sacar de los senos de su justicia hombres que vengasen sus injurias. Ya vimos con mucha frecuencia hombres que quitasen la vida por los filos de la espada a sus propios compañeros. Vinieron después fuerzas federales, ya se miraban los hombres de estos pueblos tirados en los campos de batalla, otros en duras prisiones y otros en fin con una compañía de fusileros mareando a su retaguardia con mi compañía para conducirlos al sepulcro. Diariamente se veían por espacio de dos meses; y todo esto me servía para otra cosa, más que para agradecer a la justicia del Señor, cada día más y más, pues tal vez unos pasan solamente por perversos, y puedo asegurar que ningún hombre de sentimientos religiosos, fue víctima de esta revolución. Alabemos a Dios Nuestro Señor y démosle las gracias de que ha sabido aplicar unas purgas tan saludables a la sociedad y ha sabido sacar la inmundicia del cuerpo social.

 Y en el apartado más particular sobre la PARROQUIA de Acapulco, nos dice que el ARANCEL era: los bautismos... un peso al Sr. Cura por razón de ofrenda y dos reales para el sacristán. Para casamientos...por las informaciones, tres pesos; por cada amonestación, cuatro reales; por casarse y velarse, doce pesos, de suerte que por todo son diez y seis pesos cuatro reales. Por las informaciones matrimoniales hechas en las casas de los novios, llevará el Párroco, seis pesos. Por certificaciones de bautismos, matrimonios y entierros... dos pesos, y si fueran muy antiguas y hubiere necesidad de un trabajo extraordinario se llevarán cuatro pesos. ENTIERROS:.. doce pesos cuatro reales con Misa de cuerpo presente; por Vigilia en la Iglesia cinco pesos; por Misa de difuntos, siete; advierto que respecto a entierros nada pagan ahora, solo mandan decir misas de nueve días y de cada año y pagaban veinticinco pesos; más ahora solo diez y seis que fueron los que establecí, que se pagarían poniendo por cuenta del Curato la tumba con tres cuerpos y diez y nueve luces de cera blanco y grande. INDIOS: Por casamientos y velaciones de los indios, pagan seis pesos; por bautismos, cuatro reales y por entierros nada. MISAS: Misas de pie de altar, tres pesos; misas de festividades o de algún Santo, seis pesos, con vísperas siete; Domínicas en los pueblos, cuatro pesos; misas rezadas en los semidobles con ornamento negro, con tumba y siete luces, veinte reales, misas rezadas de día, un peso.

 MISAS Y FESTIVIDADES: Cundo yo llegué a esta Parroquia, no había más Misa establecida que la del Viernes Santo que le hacen las señoras a Nuestra Señora de la Soledad, Semana Santa, Hábeas, Noche Buena; el mira tiene cuidado de poner una persona, que junte la limosna para los gastos de dichos días, Más ahora está establecida la Misa de tercer Domingo que da la Vela Perpetua tres pesos cuatro reales, con procesión dentro de la Iglesia del Santísimo Sacramento. Se establecieron la Misa de renovación por la que dan tres pesos, cuya Misa está encomendada a una señora para que junte, e igualmente las de sábado en honor de María Santísima. En los pueblos por hoy no hay más misas establecidas que las que el Padre dice cada vez que va a visitarlos y pagan tres pesos. Las Domínicas las he establecido por cuatro pesos y se dice cada dos meses por el Padre que los visita. En el pueblo de Texca mandan decir la Misa de la Patrona que es Nuestra Señora del Rosario, del Santísimo Sacramento llamada de Corpus en el mes de julio, y la del Señor Santiago; pagan diez y ocho pesos con Vísperas y procesión. En Dos Arroyos la de Nuestra Señora del Carmen como Patrona. En Ejido Nuevo a Nuestra Señora de Guadalupe, también como Patrona.

 LUGARES DONDE SE DICEN MISA:

 Dos Arroyos es un pueblo antiguo conocido por Vicaría de Acapulco, en donde hay todo lo necesario para celebrar y administrar los Santos Sacramentos, a excepción del púlpito y Santos Oleos; lo mismo digo de Texca y de La Providencia. En Sabanilla y Ejido Nuevo, hay solo ornamento blanco, alba, piedra de ara y no hay cáliz, misal, sobrepelliz, etc. En Alto Camarón, en La Sabana y La Venta hasta hoy se esta haciendo todo el empeño para que se concluyan las capillas, así como en Tres Palos e Icaco, porque estas gentes no saben lo que es Misa, ni se casan e ignoran todo lo que es la religión, pues son estos barrios sumamente habitados”. Termina el Señor Cura Apresa informando que bendijo unas capillas, con licencia del Obispo: 16 de Noviembre de 1884, Capilla de San Isidro en La Sabana; Alto de Camarón el 28 de Octubre de 1884. En Pueblo Nuevo hay piedra de ara, ornamento blanco, alba y Misal; en Santa Cruz no hay nada y en la Capilla se dice la Misa el 3 e Mayo. En Texca y La Providencia hay todo lo necesario.

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