Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas.
Del análisis del grupo documental relativo a la Instrucción del proceso para establecer la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad en Acapulco, realizado por don Vicente Garviso en el año de 1822, y existente en el Archivo General de la Nación, en el espléndido Palacio de Lecumberri, en la Ciudad de México, se desprenden un sin número de elementos de interpretación histórica que fortalecen algunas hipótesis que he venido presentando en años anteriores en torno al Patronazgo de la Virgen de la Soledad, así como en relación con el Título original de la Parroquia de Acapulco.
Elementos que tienen fuerte implicación en la historia civil, tal y como se ha venido planteando por los escritores que han presentado diversas monografÍas que abordan la historia de la Ciudad y Puerto de Acapulco, así como por un número significativo de difusores resueltos que se encargan de repetir una y otra ves datos imprecisos, no por mala voluntad, sino con una evidente carencia de la metodología histórico-crítica, que hoy por hoy resulta capilar para la presentación y el abordaje de todo tipo de trabajos relacionados con la historia en todos los niveles.
Una y otra vez, es oportuno recalcar, que hace falta recursos y “la vida de muchos gatos”, para poder recuperar la memoria histórica contenida en lo grandes acerbos documentales, conservados gracias a Dios, tanto en la Ciudad del Vaticano, como en Sevilla, y un número importante de Archivos nacionales y extranjeros.
Es igualmente importante recalcar, que una historia mejor falta por hacerse, despojada de actitudes antieclesiásticas que enturbian la mirada de tantos investigadores civiles, adulterando la presentación de datos, así como impidiéndoles una correcta interpretación de términos, instituciones, y procesos, que no se explican sin el dato duro de la presencia invasiva de una cultura católica que colorea la vida novohispana.
Actitudes calificadas de despotismo ilustrado, no faltantes en el ámbito clerical.
Algunas conclusiones, que quedan como hipótesis de trabajo a seguir desarrollando, son:
1. El proceso instruido para alcanzar licencias eclesiásticas y reales, tanto para la construcción y su traslado de una nueva Capilla de Nuestra Señora de la Soledad en Acapulco; como para la erección de una Cofradía y la correspondiente autorización de sus respectivos estatutos, tiene lugar en un período convulso de la historia tanto en España, como en la Nueva España y su transformación en el Imperio Mexicano. Contexto adverso, que alentará el procedimiento, hasta llegar a la cancelación definitiva, por respuestas que nunca llegaron. Cuando el 22 de Febrero de 1822, La Regencia del Imperio Gobernadora Interina por falta de Emperador, decreta: Que se suspenda este asunto hasta que se resuelva sobre Patronato[1].
2. Simultáneamente, se desarrolla un proceso de consulta para la creación de un Obispado en la costa del Mar del Sur o de Acapulco, entre los años 1800-1805, que progresivamente se irá afinando en la conceptualización de una Provincia del Mar del Sur o de Acapulco (título histórico). Y posteriormente, en los años 1842-1856, se deciden por la Sede de Chilapa, en atención “a lo templado de su clima”.
3. El vecindario de Acapulco, cuando solicita licencia para construir y trasladar nueva Capilla de Nuestra Señora de la Soledad, el 28 de Junio de 1809, alega como motivos: el lugar indecente donde se encuentra la Capilla (junto a una Pulpería); el estado ruinoso de la Capilla; lo reducido del terreno; y sobre todo la devoción de los fieles –que aportan bastantes limosnas-, “principalmente entre los navegantes que fondean sus naves en la Bahía”.
4. Cuando el Padre Pascual Apreza, en 1889, elabora el Directorio de la Parroquia, transmite la información que: desde los años 10 hasta el 22, el Cura José María Morelos se apoderó del Curato, que no contaba todavía de Templo, ni altar, ni urna. Otra noticia histórica, transmitida por la Revista Catedral, impresa en 1953 en la Ciudad de Chilapa, confirma la especie, en el sentido de que no estaba en funciones el Templo Parroquial, porque un fuerte huracán lo afectó en Agosto de 1810. Y en ese mismo tenor, otra noticia más, nos confirma que la construcción de la Capilla de Nuestra Señora de la Soledad quedó interrumpida por la guerra de Independencia.
5. Con todo esto, se entiende, que el juramento, con el que se proclama a la Virgen de la Soledad como Generala de las Tropas Realistas, y Patrona de la Ciudad y del Puerto, el 8 de Diciembre de 1812, tuvo lugar en el Fuerte de San Diego, donde se encontraba resguardada la Sagrada Imagen, pues su Capilla se encontraba inhabilitada.
6. El dato novedoso que aporta todo este análisis, aparece en el proyecto de Constituciones realizadas el 13 de Enero de 1816, y consiste en la distinción que encontramos claramente establecida entre Templo Parroquial y Capilla de Nuestra Señora de la Soledad, inmuebles que parecen ser distintos cuando en la Cláusula 12, se indica que: “Celebrará cada año esta devota Cofradía la fiesta de Dolores de Nuestra Señora en su día, en que se deberá celebrar de cuenta de ella, en la Iglesia Parroquial de este Puerto, mientras no se concluya la Capilla que se está fabricando a la Santísima Virgen[2]. Aunque ambos lugares debieron estar en estado ruinoso, todavía hasta el 25 de Septiembre de 1818, pues la población tenía que “oir la Santa Misa en la plaza pública, por no haber allí un templo en que puedan elevar sus votos al Altísimo con el recogimiento y decoro que es indispensable”[3].
7. Esta distinción entre Templo Parroquial y Capilla de Nuestra Señora de la Soledad es tan clara, que incluso el Fiscal de Real Hacienda Encargado de lo Civil Zagarzurrieta, el 31 de Mayo de 1816, al dar su voto razonado para la aprobación de la Cofradía, señala como objeción, que no se solicitó anteriormente licencias reales para edificar la Capilla, y por lo mismo, Vicente Garviso debe explicar: dónde y con qué autoridad se ha comenzado a construir la mencionada Capilla… Y el Oficial Mayor Yáñez, el 27 de Junio del mismo año, retoma la misma objeción, que deberá explicar el encargado del negocio aludido.
8. Otro aspecto más, que deberá ser matizado, es el hecho de que queda instalada la Imagen…el 6 de Enero de 1820, y aquí no se ponen de acuerdo los que transmiten el dato: la Revista “Catedral” dice que fue en el Templo Parroquial de Acapulco, y otros más, dicen que en su Capilla –la de Nuestra Señora de la Soledad- al terminarse la construcción. Este último dato es más creíble, pues todavía el 30 de marzo de 1853, la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, que al parecer cuenta ya con personalidad propia –superado el problema en torno al Patronato-: “…solicita al Supremo Gobierno ceda el solar del antiguo convento de San Francisco para que se edifique en aquél Puerto una Iglesia Parroquial, con la anuencia del Arzobispo de México Lázaro” (AGN. Negocios Eclesiásticos. Justicia E, vol. 168, fs. 266-267).
9. Se va confirmando, por otra parte, la tesis de que, el título original de la Parroquia de Acapulco, hasta principios del Siglo XIX, era los Santos Reyes. De allí surgió el título de Acapulco como CIUDAD DE LOS REYES, o SANTOS REYES ACAPULCO, como aparece en descripciones y monografías históricas. No en alusión a los reyes de España, quienes sólo otorgaron ese título en todo el continente americano a la Ciudad de Lima (Perú); y el título más cercano que otorgaron en la Nueva España fue el de CIUDAD REAL, aplicado a San Cristóbal (hoy De Las Casas, en Chiapas). Y sólo así se explica que la Misa de Función, a la que acudían incluso las Autoridades Civiles y Militares con todo el protocolo, era el 6 de Enero (dos ejemplos: el Ayuntamiento y el Gobernador Don Nicolás Gándara en 1820; y el Alcalde de Acapulco Don José María Egeo y su Cabildo en 1821; en ambos casos, con toda la Tropa de la plaza); a demás, fue un 6 de Enero cuando la Imagen de la Virgen de la Soledad es colocada solemnemente en el Templo Parroquial/Capilla (1820). Esto es muy claro, pues se aprovechaba así el gran concurso de gentes que en todos los tiempos suelen acudir a las fiestas patronales.
Esta sustitución, al parecer, fue en dos sentidos, pues se puede descubrir acompañada de un desplazamiento de lugar. Al terminarse más expeditamente la construcción de la Capilla (1820) de Nuestra Señora de la Soledad, en detrimento de la edificación del Templo Parroquial (1852); lógicamente, se deduce, el ente jurídico (parroquia), se apoderó del edificio ya terminado, y de la titularidad y la devoción más consolidada en el vecindario (el Patronazgo de la Virgen). De modo que en ese periodo turbulento (ideológico, militar, gubernativo, y eclesial en la génesis de la creación de un nuevo Obispado), titular y alma devota de la Iglesia acapulqueña surge con un rostro nuevo: el dulce y sereno rostro de María Santísima, en la representación de su Soledad; protectora de navegantes, de milicias, y de fieles de la Ciudad de los Reyes y Puerto de Acapulco. Proceso que se volverá a repetir, cuando en 1859, al crearse la Diócesis de Acapulco, se toma como Sede (Catedral), el único Templo consolidado (El Carmen, Costa Azul, San Cristóbal y Dominguillo estaban en ciernes).
10. Por último, materia de trabajo histórico posterior será:
a. Dilucidar en qué momento y bajo qué circunstancias, la original (28 de Junio de 1809) petición de licencias que el vecindario presenta de construcción y traslado de la Capilla se transforma sorpresivamente en juramento y proclamación de patronato, sobre las Tropas, y sobre la Ciudad y Puerto (8 de Diciembre de 1812). Sobre todo, plantear la validez eclesial del acto, en el cual no parece haber estado presente ningún clérigo. Y si aparece enmarcado con todos los tintes de un acto político donde los REALISTAS, buscan la protección divina contra los INSURGENTES. Sujeto, y motivaciones, alejados del ámbito meramente eclesial.
b. Por otra parte, y a partir de las observaciones que surgen desde este análisis, podemos plantear que se dio en este caso concreto, un movimiento de sustitución a principios del Siglo XIX, en el que la devoción a los Santos Reyes y su titularidad sobre la Parroquia original de Acapulco es desplazada, por la devoción y titularidad de Nuestra Señora de la Soledad. Fenómeno nada extraño en otros casos parroquiales ligados a Santuarios, imágenes, y centros de importancia histórica (vgr. Petatlán, Igualapa, etc.) Movimiento que no se ha consolidado, por la falta de una proclamación formal necesaria del Patronazgo de la Virgen sobre un ente eclesial del todo diverso (temporal y culturalmente), como es primero la Diócesis y después la Arquidiócesis actual de Acapulco; así como por motivaciones cualitativamente distintas (no político-ideológicas). Proclamación que puede ser vista como indiferente por algunas mentes ilustradas, y a la que se resiste con argumentos de inutilidad, desde un pretendido pastoralismo, pero no así por la rica y plurisecular tradición litúrgica de la Iglesia Santa y Católica. NOTAS: AGN, Expediente Cofradía Nuestra Señora de la Soledad de Acapulco. [1] Folio 157.
[2] Folio 164
[3] Folio 188 vta
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