INTERVENCION DEL EXCELENTISIMO SEÑOR ARZOBISPO DE ACAPULCO
MONSEÑOR LEOPOLDO GONZALEZ GONZALEZ
EN EL FORO DE CONSULTA PARA LA RECONCILIACION Y LA PAZ
28 de Agosto de 2018.
Les saludo con
mucho afecto y gratitud. Nos une a todos el empeño por encontrar mejores
maneras de construir en nuestra Patria, el orden de justicia que es el
fundamento de la paz.
FORTALECER LOS
CIMIENTOS: UNA EDUCACION HUMANISTA.
Las personas
humanas construimos la justicia cuando justamente somos quienes somos. Una
característica fundamental del ser que recibimos es nuestra orientación hacia
los demás: nos necesitamos unos a otros, nunca somos autosuficientes y siempre
necesitamos que alguien necesite de nosotros. Esto nos hace ver que somos un
bien unos para otros. Cuando así nos miramos y es eso lo que buscamos realizar
cada día, construimos la justicia que trae consigo la paz. Para nadie somos una
amenaza. La vigilancia externa es principalmente un refuerzo a la decisión
personal de cada uno de respetar los derechos de los demás. En cambio, cuando
no nos vemos un bien para los demás, o cuando no es ese nuestro proyecto de
vida, cualquiera que sea el control externo que nos pongan hallaremos la forma
de quebrantar la justicia, para conseguir nuestros intereses. Que cada persona
tenga una visión integral de sí misma y posea la fortaleza de los buenos
hábitos para cada día ser un bien para los demás, nos hace pensar en la
educación, en el papel insustituible de la familia, de la escuela, las
iglesias, los medios de comunicación, de todos los que ayudamos de manera
formal o informal a la educación de niños y jóvenes. Pareciera un proyecto
demasiado tardado. Pero hemos comprobado que la violencia no se erradica con
más policías y leyes más duras. La decisión de no hacer mal viene desde el
interior de la persona. Apostemos a una educación humanista integral.
RESTAURAR EL
ORDEN DE JUSTICIA QUEBRANTADO: primero víctimas, luego victimarios.
+ Lo primero
es atender a quienes han sido víctimas directas o indirectas de las violencias
para ayudarles a sanar, a no dejar que el odio amargue su vida o les convierta
en victimarios, que puedan volver a mirar en derredor suyo y encontrar caminos
de esperanza. Es un problema de salud pública. La atención a quienes han sido
víctimas de las violencias está estipulada en la ley, es cosa de urgir su
cumplimiento. La Arquidiócesis de Acapulco se ha empeñado en ofrecer este
servicio en las comunidades: ir y escuchar, y vista la realidad, implementar
algún proyecto de paz: centros de escucha, grupos de apoyo a la mujer, centros
juveniles con enfoque de paz, familias fuertes, grupos de sembradores de paz,
catequesis generadora de comunidades pacíficas… Hay entre nosotros muchas
familias víctimas de extorsión sistemática por cobro de piso o de seguridad. No
es solo sangría de su economía familiar, es sufrir una opresión injusta que
levanta rabia y malestar. También ellos necesitan ser atendidos.
+ Ayudar a los
victimarios a volver a la justicia. El restablecimiento de la justicia empieza
por el conocimiento de la verdad. Tal vez una gran comisión nacional de la
verdad sea buena ayuda para la investigación, pero ciertamente es necesario que
el ciudadano recobre la confianza en las instituciones de justicia. De otro
modo las personas y comunidades no expresarán la verdad que conocen. Es
fundamental asegurar que la persona que cometió el crimen o delito no pueda
seguir dañando, repare en la medida de lo posible el daño hecho, recapacite y
alcance aquella rehabilitación que le permita actuar en justicia. Es en este
punto donde se logra el restablecimiento del orden de justicia dañado, sin
dejar el crimen o el delito en la impunidad. Para buscar esto en muchos casos
no se ocupa la privación de libertad. Puede lograrse a través de un servicio a
la sociedad y un acompañamiento para la rehabilitación. Es más complicado, pero
mantener encerrados a todos, en muchos casos no ha traído beneficios a la
sociedad porque no ha ayudado a quien necesitaba rehabilitación. Es fundamental
escuchar a las víctimas para establecer las claves de discernimiento al ofrecer
otra opción a quienes actualmente están privados de libertad. Entre esas víctimas
a quienes escuchar tal vez se encuentren algunas personas injustamente privadas
de su libertad.
En relación a
quienes actualmente perpetran crímenes y delitos, no dudemos que hay muchos que
anhelan poder cambiar de vida. Darles la oportunidad de poder ser escuchados. Y
para quienes no están en esa disposición, una ayuda necesaria es no dejar
crímenes y delitos en la impunidad, y anterior a esto, que no les sea tan fácil
cometerlos. Esto nos remite a la necesidad de una mejor capacitación y mayor
confiabilidad de quienes integran nuestro sistema de justicia y de custodia del
bien común, aprovechar algunas buenas experiencias de vigilancia en algunas
comunidades indígenas.
Mi gratitud
por su amable escucha y por su firme voluntad de construir el bien común. El
Señor ilumine nuestra inteligencia para conocer el bien y fortalezca nuestra
voluntad para realizarlo.
Con mi oración
y bendición.
En Dios,
nuestro Padre
+ Leopoldo
González González
Arzobispo de
Acapulco
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