jueves, 30 de agosto de 2018

ARZOBISPO DE ACAPULCO EN EL FORO DE CONSULTA PARA LA RECONCILIACION Y LA PAZ


INTERVENCION DEL EXCELENTISIMO SEÑOR ARZOBISPO DE ACAPULCO
MONSEÑOR LEOPOLDO GONZALEZ GONZALEZ
EN EL FORO DE CONSULTA PARA LA RECONCILIACION Y LA PAZ
28 de Agosto de 2018.

Les saludo con mucho afecto y gratitud. Nos une a todos el empeño por encontrar mejores maneras de construir en nuestra Patria, el orden de justicia que es el fundamento de la paz.

FORTALECER LOS CIMIENTOS: UNA EDUCACION HUMANISTA.

Las personas humanas construimos la justicia cuando justamente somos quienes somos. Una característica fundamental del ser que recibimos es nuestra orientación hacia los demás: nos necesitamos unos a otros, nunca somos autosuficientes y siempre necesitamos que alguien necesite de nosotros. Esto nos hace ver que somos un bien unos para otros. Cuando así nos miramos y es eso lo que buscamos realizar cada día, construimos la justicia que trae consigo la paz. Para nadie somos una amenaza. La vigilancia externa es principalmente un refuerzo a la decisión personal de cada uno de respetar los derechos de los demás. En cambio, cuando no nos vemos un bien para los demás, o cuando no es ese nuestro proyecto de vida, cualquiera que sea el control externo que nos pongan hallaremos la forma de quebrantar la justicia, para conseguir nuestros intereses. Que cada persona tenga una visión integral de sí misma y posea la fortaleza de los buenos hábitos para cada día ser un bien para los demás, nos hace pensar en la educación, en el papel insustituible de la familia, de la escuela, las iglesias, los medios de comunicación, de todos los que ayudamos de manera formal o informal a la educación de niños y jóvenes. Pareciera un proyecto demasiado tardado. Pero hemos comprobado que la violencia no se erradica con más policías y leyes más duras. La decisión de no hacer mal viene desde el interior de la persona. Apostemos a una educación humanista integral.

RESTAURAR EL ORDEN DE JUSTICIA QUEBRANTADO: primero víctimas, luego victimarios.

+ Lo primero es atender a quienes han sido víctimas directas o indirectas de las violencias para ayudarles a sanar, a no dejar que el odio amargue su vida o les convierta en victimarios, que puedan volver a mirar en derredor suyo y encontrar caminos de esperanza. Es un problema de salud pública. La atención a quienes han sido víctimas de las violencias está estipulada en la ley, es cosa de urgir su cumplimiento. La Arquidiócesis de Acapulco se ha empeñado en ofrecer este servicio en las comunidades: ir y escuchar, y vista la realidad, implementar algún proyecto de paz: centros de escucha, grupos de apoyo a la mujer, centros juveniles con enfoque de paz, familias fuertes, grupos de sembradores de paz, catequesis generadora de comunidades pacíficas… Hay entre nosotros muchas familias víctimas de extorsión sistemática por cobro de piso o de seguridad. No es solo sangría de su economía familiar, es sufrir una opresión injusta que levanta rabia y malestar. También ellos necesitan ser atendidos.

+ Ayudar a los victimarios a volver a la justicia. El restablecimiento de la justicia empieza por el conocimiento de la verdad. Tal vez una gran comisión nacional de la verdad sea buena ayuda para la investigación, pero ciertamente es necesario que el ciudadano recobre la confianza en las instituciones de justicia. De otro modo las personas y comunidades no expresarán la verdad que conocen. Es fundamental asegurar que la persona que cometió el crimen o delito no pueda seguir dañando, repare en la medida de lo posible el daño hecho, recapacite y alcance aquella rehabilitación que le permita actuar en justicia. Es en este punto donde se logra el restablecimiento del orden de justicia dañado, sin dejar el crimen o el delito en la impunidad. Para buscar esto en muchos casos no se ocupa la privación de libertad. Puede lograrse a través de un servicio a la sociedad y un acompañamiento para la rehabilitación. Es más complicado, pero mantener encerrados a todos, en muchos casos no ha traído beneficios a la sociedad porque no ha ayudado a quien necesitaba rehabilitación. Es fundamental escuchar a las víctimas para establecer las claves de discernimiento al ofrecer otra opción a quienes actualmente están privados de libertad. Entre esas víctimas a quienes escuchar tal vez se encuentren algunas personas injustamente privadas de su libertad.

En relación a quienes actualmente perpetran crímenes y delitos, no dudemos que hay muchos que anhelan poder cambiar de vida. Darles la oportunidad de poder ser escuchados. Y para quienes no están en esa disposición, una ayuda necesaria es no dejar crímenes y delitos en la impunidad, y anterior a esto, que no les sea tan fácil cometerlos. Esto nos remite a la necesidad de una mejor capacitación y mayor confiabilidad de quienes integran nuestro sistema de justicia y de custodia del bien común, aprovechar algunas buenas experiencias de vigilancia en algunas comunidades indígenas.

Mi gratitud por su amable escucha y por su firme voluntad de construir el bien común. El Señor ilumine nuestra inteligencia para conocer el bien y fortalezca nuestra voluntad para realizarlo.

Con mi oración y bendición.

En Dios, nuestro Padre

+ Leopoldo González González

Arzobispo de Acapulco

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