8
DE JUNIO DE 2012: 150 ANIVERSARIO DE LA CANONIZACION DE SAN FELIPE DE JESUS.
Pbro.
Lic. Juan Carlos Flores Rivas.
El próximo viernes 8 de Junio de 2012, celebraremos el 150
Aniversario de la Canonización de los Protomártires del Japón, entre los cuales
se cuenta al Primer Mexicano Canonizado: San Felipe de Jesús.
Esa canonización, es importante para nuestra Provincia
Eclesiástica de Acapulco, pues San Felipe de Jesús, siendo un joven en busca de
fortuna, pasó por nuestra Provincia Eclesiástica, y se embarcó en la mítica Nao
de China, mejor llamado Galeón de Manila en 1590; y pasará a su regreso, cuando
sus reliquias son trasladadas de vuelta a la Ciudad de México, posterior a la
Beatificación en 1627.
Igualmente
importa, porque esta Canonización marcó decisivamente el nacimiento de la recién
creada Diócesis de Chilapa en ese mismo año de 1862; y también, porque se
constituyó en poderoso motivo para impulsar otra gran Causa de Canonización ubicada
en el mismo arco de tiempo de lo que se conoce como la “Grande persecución
japonesa”, “una Causa muy célebre”
ésta última –así calificada por el Papa Benedicto XIV- que, “por inescrutables disposiciones de la Divina
Providencia… por las vicisitudes de los tiempos permaneció abandonada hasta la
edad presente”: y nos referimos a la Causa de Canonización de los 205
Mártires del Japón, encabezados por Alfonso Navarrete OP –dentro de la cual se
encuentra nuestro paisano acapulqueño Fray Bartolomé Días-Laurel OFM Dizc-.
La
Solemne Canonización de los veintiséis Protomártires Japoneses, sucedida el 8
de Junio de 1862, en la Basílica de San Pedro, en Roma, despertó la memoria de
estos otros héroes fortísimos de la fe. Por lo que los Reverendos Padres:
Vicente Aquarone, Bernardino de Criptis Castri, Nicolás Primavera y José Boero,
Postuladores Generales de sus Ordenes: de Santo Domingo (Predicadores), de San
Francisco (OFM), de San Agustín, y de la Compañía de Jesús (Jesuitas),
suplicaron al hoy Beato Papa Pío IX por la oportunidad de reasumir esta otra
Causa, y proponer su discusión en Congregación para esto designada. De modo que
el entusiasmo generado tanto en Japón, como en Filipinas y México, y el boom de
vocaciones consecuencia de la misma, pudiera ayudar en el éxito deseado para
esta segunda Causa.
Aquél
8 de Junio de 1862, día radiante, la majestuosa Basílica de San Pedro lucía
radiante con motivos mexicanos, pues tendría lugar la Canonización del Primer
hijo de la Iglesia Mexicana. Era la aquél año la Solemnidad de Pentecostés, y
estuvieron presentes los Prelados mexicanos que se encontraban desterrados por
el Gobierno liberal: de Puebla, de Michoacán, de Guadalajara, de Oaxaca, de
Monterrey y de San Luis Potosí. También sacerdotes y numerosas familias
mexicanas.
Al
ingresar el Santo Padre a la Basílica, se invocó al Espíritu Santo y enseguida
un Solemne Te Deum. Posteriormente se dio lectura al Breve con el que se declaraban
santos a los 26 Protomártires del Japón, entre ellos nuestro Felipe de Las Casas
Ruiz. Acto seguido fueron iluminadas las imágenes de los nuevos canonizados y
la concurrencia explotó en gran júbilo y fe, procediendo a dar culto a los
nuevos Canonizados, presididos por el grande Papa Pio IX.
México
no pudo celebrar en esos mismos días, como el pueblo fiel hubiese querido,
acontecimiento tan notable, pues era esa época de guerra. Pero una vez pasados
los trastornos, se comenzó la edificación de un Templo Expiatorio Nacional en
pleno centro de la Ciudad de México, para honrar a San Felipe de Jesús.
Esos
trastornos, condicionados por un creciente anticlericalismo de las élites
gobernantes, habían logrado mitigar las pompas con las que ya eran celebradas
durante todo el Virreinato las fiestas del Bienaventurado Felipe de Jesús desde
su Beatificación, treinta años después de su Martirio en Japón, cuando el Papa
Urbano VIII proclama la Bula “Salvatoris
Nostri Jesu Christi” del 14 de Septiembre de 1627, y posteriormente concede
a México Misa y Oficio Propios para el Beato Felipe de Jesús. El Beato Felipe
de Jesús desde entonces fue celebrado por el pueblo fiel de México con Solemnes
Funciones, Misas, Procesiones, proliferación de su Imagen en todos los templos,
fue proclamado Patrón del gremio de plateros, Patrón de la Ciudad de México,
patrocinio especial sobre las religiosas Capuchinas. En cada templo de la Patria
Mexicana estaba bien colocada la Imagen del Beato Felipe de Jesús. El culto al
Beato Felipe de Jesús pasó del Virreinato a la nueva Patria Mexicana, incluso
en 1826, el Congreso de la República, declara día festivo nacional el 5 de
febrero: el comercio cerraba sus puertas, y había grandes celebraciones
litúrgicas en México y en las grandes ciudades, que incluían castillos, juegos,
comedias y obras de teatro.
Estos
fastos se ven disminuidos grandemente, cuando llegando los liberales anticlericales
al poder, colocan en esa fecha la Promulgación de la Constitución de 1857, y
posteriormente la de 1917, como una evidente maniobra de arrancar al pueblo católico
de México un sentimiento genuino de fe.
Pero
el pueblo fiel permanece en la fe de sus padres, no de sus des-gobiernos, y San
Felipe de Jesús ha estado presente en la devoción de la Provincia Eclesiástica
de Acapulco, que lo ha celebrado y le ha dedicado Parroquias, y templos, e importantes
iniciativas sociales, culturales y juveniles, promovidas primordialmente por la
Acción Católica Mexicana.
¡San
Felipe de Jesús, intercede por quien fue tu “puerta hacia el Oriente”:
Acapulco!
os japoneses pidieron disculpas
Tomado del Sistema Informativo de Noticias del Arzobispado de México.
Jueves, 21 de junio de 2012 10:45 hrs
P. José de Jesús Aguilar
P. José de Jesús Aguilar
El 25 de septiembre de 2004 llegó hasta la capital mexicana el Gran Maestro de Té, Sen Genshitsu Daisosho para ofrecer, en nombre de la comunidad japonesa, una primera taza de té a la Catedral Metropolitana por ser centro de fe y cultura, y una segunda a san Felipe de Jesús, por haber sido martirizado en Japón.
El primer rito se realizó en el Altar Mayor, ante la presencia de un gran número de visitantes de Japón ataviados con el kimono tradicional, y la segunda taza de té se ofreció en la capilla de san Felipe de Jesús.
Después del evento, ambas tazas fueron entregadas a la Catedral porque no pueden ser utilizadas en otro momento.
Previo a la ceremonia, el Gran Maestro Sen Genshitsu ofreció, en privado, dentro de la sacristía mayor, una taza de té al Arzobispo de México, cardenal Norberto Rivera Carrera; al entonces Deán de Catedral, P. Rubén Ávila Enríquez; al Embajador de Japón y a su esposa, y a un servidor, como Sacristán Mayor de la Catedral en aquel momento.
La ceremonia japonesa del Ofrecimiento de Té es el más alto honor y respeto que se tributa a una persona o institución; no se trata de preparar una taza de té ordinaria, sino de un ritual que implica solemnidad, respeto y precisión.
Pbro. José de Jesús Aguilar Valdés:
Subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis Primada de México
http://www.padrejose.com.mx/
contacto@siame.mx
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