EL NUEVO SANTO JUAN PABLO II Y LA DIOCESIS DE ACAPULCO
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas.
El próximo domingo 27 de Abril de 2014, en la Plaza de San Pedro, en El Vaticano, tendrá lugar una de las ceremonias más emotivas de los últimos tiempos. Cuando el Santo Padre Francisco proclame Santo, a dos de sus antecesores en la Sede de San Pedro, a los bien recordados Juan XXIII y Juan Pablo II, durante la celebración del Domingo "De la Divina Misericordia".
Y es imprescindible recorrer los momentos más importantes de nuestra Diócesis de Acapulco, que tuvieron lugar bajo el pontificado de este gran Papa. Ya que al ser cabeza de la Iglesia Una, Santa , Católica y Apostólica, el Papa tiene una solicitud (=ciudado, atención, vigilancia) por todo el pueblo de Dios, y por cada una de las diócesis en el mundo entero.
Juan Pablo II Magno tuvo grandes muestras de afecto para con nuestra diócesis de Acapulco, y por eso lo recordaremos, invocando al Señor de la Divina Misericordia, devoción de la que el Papa Juan Pablo II fue el principal apóstol y promotor universal, y en cuya fiesta él murió, aquél 2 de Abril de 2005.
El 16 de octubre de 1978, luego de un nuevo Cónclave a la muerte del Papa de la Sonrisa Juan Pablo I, el Cardenal polaco Karol Jósef Wojtyla es elegido como el sucesor de San Pedro, rompiendo con la tradición de más de 400 años de elegir Papas de origen italiano. El 22 de octubre de 1978 fue investido como Sumo Pontífice asumiendo el nombre de Juan Pablo II.
Mientras estas cosas sucedían en el corazón de la cristiandad, en Acapulco ejercía el episcopado el bien recordado Monseñor Rafael Bello Ruiz, como segundo Obispo de Acapulco.
Rafael Bello Ruiz, fue preconizado Obispo Titular de Segia y Auxiliar de Monseñor José Pilar Quezada Valdés, por su Santidad Pablo VI, el 12 de febrero de 1974. La Ordenación Episcopal, tuvo lugar el 25 de marzo de 1974, Fiesta de la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo, en la explanada de la Parroquia de Cristo Rey, en el Fraccionamiento Magallanes, donde hoy se construye la nueva Catedral. La Ordenación la realizó el Delegado Apostólico en México Monseñor Mario Pio Gaspari.
Una vez ordenado Obispo, laboró codo con codo con Monseñor Quezada Valdés. Le aligeró, sobre todo, la carga de la Visita Pastoral en las tres regiones de la Diócesis: Costa Chica, Costa Grande y el Municipio de Acapulco. Compromisos que se dificultaban al Obispo Diocesano, los sacaba adelante el Auxiliar.
Paral 15 de Agosto de 1978, Monseñor Rafael Bello Ruiz, acompañado por todos sus sacerdotes y un gran número de fieles, preside un Solemne Pontifical para celebrar el fallecimiento del Santo Padre Paulo VI, en la Catedral de Nuestra Señora de la soledad de Acapulco. Y lo mismo hará, pero ahora un Tedeum, cuando es elegido como Papa Juan Pablo II.
Bajo el Pontificado de Juan Pablo II, Monseñor Rafael Bello Ruiz, siendo Obispo de Acapulco, se encontró innumerables ocasiones con nuestro querido Papa, y se apoyaron más fuertemente. A nivel nacional, Monseñor Bello, dentro de la CEM, fue: Presidente de la Comisión de Migración y Turismo durante un sexenio; y por dos trienios ha tenido la Asesoría de la Renovación Carismática en el Espíritu Santo.
Cuando el Papa Juan Pablo II realiza su primera Visita Apostólica a México, para participar en la Conferencia del Episcopado Latinoamericano en la Ciudad de Puebla, en Enero de 1979, Monseñor Rafael Bello y un importante grupo de sacerdotes y laicos de la Diócesis participaron activamente, y estuvieron en los momentos más importantes de dicha visita. Posteriormente, pusieron en práctica el estudio y ejecución de la líneas pastorales emanadas de ese documento continental en nuestra diócesis.
Juan Pablo II, mostrando especial deferencia a Monseñor Bello, lo nombró como Administrador Apostólico de Chilapa y Ciudad Altamirano. En su primera Visita ad limina apostolorum, el Papa Juan Pablo II le indicó la atención prioritaria a sus sacerdotes, lo que trató de cumplir. Monseñor Bello recordaba con especial aprecio, que en esa Visita ad límina llevó como regalo a Juan Pablo II una sencilla pero muy bella cajita de olinalá, conteniendo tres monedas de plata, cada una con las fechas más significativas ara el Papa, la fecha de su nacimiento, la fecha de su ordenación como Obispo y la fecha de su elección como Papa; y Juan Pablo II al abrir maravillado la singular cajita le dijo en tono de broma a Monseñor Bello: “Eres un Obispo riquillo”.
Juan Pablo II le señaló a Monseñor Bello como líneas pastorales: Acrecentar el numero de seminaristas, sacerdotes, religiosas y en general numerosos agentes evangelizadores para la atención de mas de dos millones de católicos y hacer un frente común a los diversos grupos religiosos, que pululan a lo largo y a lo ancho de la Arquidiócesis de Acapulco, han sido los retos que consumieron su fructífero ministerio episcopal.
El 20 de Agosto de 1982 es nombrado Administrador apostólico de la Diócesis de Chilapa, a la muerte de Monseñor Fidel Cortés Pérez.
1983 fue un año rico en acontecimientos eclesiales para la diócesis de Acapulco, especialmente en Enero, se celebró el XXV aniversario de la erección canónica de la Diócesis. Y en febrero, el Papa Juan Pablo II, como signo de especial amor a nuestra costa guerrerense, Acapulco era elevada al rango de Arzobispado y su Obispo, Monseñor Rafael, a Metropolitano. La dedicación de la Catedral de Nuestra Señora de la Soledad tuvo lugar el 25 de marzo; y del Templo Parroquial de San Antonio de Padua en la Colonia Hogar Moderno en junio.
Monseñor Rafael Bello Se trasladó al Vaticano en el mes de Junio para recibir el Palio Arzobispal en la Capilla Clementina, de manos del Cardenal protonotario apostólico.
Y el 29 de Junio de 1983, en el zócalo de frente a la Catedral, tuvo lugar una solemne ceremonia en la que el Delegado Apostólico en México, Monseñor Girolamo Prigione ejecutó la Bula Pontificia “Quo Maius”, con la que quedaba erigida la nueva provincia eclesiástica, cuyas sufragáneas eran las diócesis de Chilapa, Lázaro Cárdenas, Ciudad Altamirano y Tlapa. El Nuncio Apostólico estuvo acompañado por los obispos de la región, y muchos más de diversos puntos de la república. Monseñor Bello quedaba así investido de nuevo Arzobispo de Acapulco. Y el grande Papa Juan Pablo II quedaba así en el área segura, del corazón insomne de sus hijos acapulqueños.
¡Juan Pablo II te quiere todo el mundo!
El Siervo de Dios Monseñor José Pilar Quezada Valdés, Primer Obispo de Acapulco, en la recepción del Papa Juan Pablo II en su primera visita, en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. |
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