SAN DAVID URIBE VELASCO. (1888–1927).
De Román Juan Guadarrama Gómez. En: Notas Eclesiásticas del Estado de Guerrero, Tipografías Editoriales, México, 1992, pp. 265-280.
1. SUS PRIMEROS AÑOS.
El 30 de noviembre de 1786 contrajeron Matrimonio Juan Uribe Ayala y Victoria Velasco Gutiérrez, de 21 y 16 años de edad, en la Parroquia de San Antonio de Padua, en el Pueblo de Buenavista –posteriormente De Cuéllar-. Él, hijo de José Inés Uribe y Saturnina Ayala, ella, hija de Felipe Velasco y Petra Gutiérrez. Siendo sus testigos los señores José Reza, Juan Ocampo y Crispín Uribe. Como consta en el Libro Sexto de Matrimonios , Acta Doscientos Doce, firmada por el Padre Juan Nepomuceno de Ita.
El señor Juan Uribe se dedicaba a la agricultura y ganadería, vivía en su casa del llano situada en la colonia de Guadalupe, ahí doña Victorina Velasco procreó a sus hijos: Atilano, Crisanto, Gildo, Joel, Rosa, Vicenta, Trinidad, Nicómedes, María, Dorotea y David.
David nació el 29 de Diciembre de 1888; recibió las aguas bautismales el 6 de Enero de 1889 de manos del Padre José Reyes Román, siendo sus padrinos Primo Ocampo e Hilaria Velasco de Campo.
Fue confirmado el 7 de Julio de 1889 por Monseñor Fray Buenaventura del Purísimo Corazón de María Portillo y Tejada, Obispo de Chilapa, siendo su padrino el señor Albino Ocampo.
La infancia de David, se desarrolló en gran parte en su casa del Llano y entre las abruptas cañadas del Chivo y Las Trojes, donde con sus hermanos mayores, llevaban a pastar el ganado de su señor padre que tenía en su rancho de Las Nueces. Siempre fue sano, travieso e ingenioso, dócil, respetuoso, trabajaba en sus tareas campiranas, ágil en los jaripeos, con una alegría contagiante que imprimía en sus amigos que le llamaban “biche”. Pero este vale tenía el privilegio de ser el primero de su clase en la escuela del pueblo, que atendía su preceptor don Julio Uribe. Dentro de todas estas cualidades humanas de “biche”, sobresalían también sus testimonios piadosos, en sus devociones cotidianas, en el rezo del Angelus y del Santo Rosario, revelando desde los 7 años su vocación sacerdotal.
2. FORMACION SEMINARISTICA.
Ingresó en el Seminario de Chilapa, el 5 de Marzo de 1903 a la edad de 15 años.
Su carrera eclesiástica, la realizó con gran brillantez sobresaliendo en todas las disciplinas con las más altas notas, que lo hicieron merecedor de la beca Episcopal y los estímulos correspondientes.
En el año de 1909 recibió las Ordenes menores, en 1910 el Subdiaconado y en 1911 el Diaconado, siendo en este año maestro del tercer año de latín. En 1912 realizó su último año de teología, bajo la supervisión de los Padres eudistas, quienes regenteaban el seminario de Chilapa.
El 2 de marzo de 1913 fue Ordenado Sacerdote, en la Santa Iglesia Catedral de Chilapa, por el Excelentísimo Señor Obispo de Chilapa Monseñor Francisco Campos y Angeles. Celebró su Primera Misa, el 12 de marzo en el Templo Parroquial de San Antonio de Padua, de su pueblo natal.
3. SU MINISTERIO COMO PRESBITERO.
Su primera encomienda, fue la de ser secretario del Excelentísimo Señor Don Antonio Hernández y Rodríguez, preconizado Obispo Titular de la Diócesis de Tabasco, quien se llevó también como familiar al Padre Francisco Dávila López. En 1914 el Gobernador de Tabasco, el General Luis Felipe Domínguez inició una fuerte persecución religiosa en la entidad, que obligaron al Obispo Hernández y al Padre Uribe a retirarse de la Diócesis. Entre las más grandes penas y trabajos, el Padre Uribe regresó a Chilapa en Diciembre.
En enero de 1915 se le encomendó la Parroquia de San Nicolás de Tolentino, en Zirándaro. Situado al noroeste del Estado de Guerrero, pueblo de ascendencia purépecha, que al erigirse el Obispado de Chilapa le incumbió desde el año de 1866. Parroquia que contaba con 165 poblados, su principal fuente de economía la agricultura y ganadería, teniendo como artesanía la curtiduría. Al Padre Uribe, le tocó vivir en esta Parroquia, los principios de la escasez de alimentos y las constantes guerrillas que encabezaron Nabor Mendoza y Decipriano Jaimes.
En el año de 1916 el Padre Uribe fue designado Párroco de San Antonio de Padua, en Buenavista de Cuéllar. Convivió con sus familiares y paisanos y paisanos la difícil época del hambre, las amenazas constantes de los zapatistas y las dádivas que requerían los gobiernistas.
El 30 de abril de 1917 los zapatistas pidieron la plaza de Buenavista, por no haber accedido a entregar a varias señoritas del pueblo, fue en ese entonces, cuando don Manuel López al mando de la defensa civil, hizo frente a las fuerzas zapatista las cuales se alejaron. En esta época se distinguieron por su valor Juan, Pedro, Eliseo, Antonio, Aurelio, Isaac, Irineo, Andrés y José Ocampo, José Rosendo, Crescencio y Alberto Ayala, Antonio, Eugenio, y Víctor López, Ezequiel, Gabriel y Antonio Velasco, Faustino y Marcelo Trujillo, Carlos Avilés, Antonio Velasco, Faustino y Marcelo Trujillo, Carlos Avilés, Antonio Elizalde, Filiberto Figueroa, Pablo Landa, Luciano Morales, Tito Millán, Pablo Urbina, Ascensión Urquiza y Melesio O. Aranda. Esta acción se verificó en lo que hoy es la colonia Las Palmas, junto a las lomás del Panteón Municipal.
El 10 de enero de 1918 nuevamente los zapatistas, quisieron penetrar al poblado de Buenavista, la defensa civil, se parapetó en los tecorrales cercanos a la estación del ferrocarril y el Padre Uribe, congregó a las señoras, mujeres y jóvenes y niños en el templo. El Padre David, expuso el Santísimo Sacramento, pidiendo que los niños y célibes se postraran bocabajo, prosiguiendo con las oraciones litúrgicas y el sacramental del Rosario. Mientras los Mayordomos del templo, hacían estallar cámaras de pólvora y cohetones, que provocaron la retirada de las ordas del Atila del sur.
Desde ese entonces, la plaza de Buenavista estuvo resguardada por los federales. En 1918 el General Crisóforo Ocampo, lidió con las fuerzas zapatistas comandadas por Adrián Castrejón, Carmen Hurtado y Clemente Mora. Posteriormente la jefatura de armas se encontró al mando del Coronel Juan Manuel Villaseñor y después por los coroneles Arnulfo Radilla y Silvestre Castro. Los lugareños, formaron las fuerzas regionales las cuales les dieron baje a las gavillas de Cenobio Mendoza y José Cabrera.
En el año de 1920 doña Victoriana Velasco Gutiérrez de Uribe, su Madre, falleció.
En octubre de 1922 trasladaron al Padre David Uribe, a la Parroquia de Santa María de la Asunción en Teloloapan, para resolver el problema que tenía la comunidad por las diferencias de los Padres Macario Román Salgado y el Padre Leobardo Arrocena. Teloloapan, pueblo originalmente de indígenas chontales, su templo data del año de 1680, siendo una de las más antiguas Parroquias del Arzobispado de México, desde 1866 está sujeta a la Diócesis de Chilapa. La estancia del Padre David, en esta población fue breve pero llena de vigor y de unión por sus carismas.
De febrero a septiembre de 1923, formó parte del personal docente del Seminario de Chilapa.
En octubre, se incorporó al equipo de trabajo del señor Obispo don Antonio Hernández y Rodríguez, que tenía a cargo la Parroquia de San Francisco de Asís en Iguala. Los misioneros franciscanos refundaron el actual poblado en 1732 siendo Partido desde el año de 1784, recibiendo el rango de ciudad el 2 de junio de 1835 con el apellido de Iturbide. El 2 de agosto de 1864 fue bendecido y consagrado su templo parroquial por el Excelentísimo Señor Obispo de Chilapa Fray Francisco Ramírez y González O.F.M.
En esta ciudad de los tamarindos, el Padre David Uribe desempeñó su labor pastoral con las Hermandades de los barrios de Juanacate y La Cruz.
En el año de 1924 falleció en Buenavista de Cuéllar su Padre, el señor Juan Uribe Ayala.
Desde el año de 1925 el Padre David Uribe Velasco, fue Párroco de San Francisco de Asís, en Iguala. En ese entonces, Iguala, era un emporio de comerciantes extranjeros, que realizaban su plaza los sábados y domingo, por lo que el Padre Uribe ayudado por las hermanas Herlinda, Beatriz y Gudelia García, establecieron la escuela catequista, en donde hoy se encuentra la Escuela Braulio Rodríguez, que era, también la residencia del Excelentísimo Señor Hernández, donde concurrían los hijos de estos mercaderes y los nativos de la población.
4. LA PERSECUSION RELIGIOSA.
El domingo 1º de agosto de 1926 los cultos se suspendieron en la Parroquia de San Francisco de Asís y el Padre David Uribe, se retiró a la casa cural donde los señores Felipe Cuevas, Angel Arrieta y José Vélez Rangel le acompañaron, mientras que los hombres y mujeres de la población, se postraron en el atrio de la Iglesia.
El lunes, se presentó al Curato el señor Presidente Municipal Rafael Domínguez, acompañado del profesor José Antonio Ocampo Savilla, quienes requirieron el inventario del templo y del Curato. Saliendo el Padre Uribe de la Casa Cural, el inmueble fue ocupado por los federales al mando del General Claudio Fox.
El celo pastoral del Padre Uribe, fue siempre de servir a su grey y en medio de todas estas vicisitudes, continuó celebrando el Sacrificio de la Misa en la casa de las maestras García, en la de la familia López Parra, en la de la señorita Amparo Salgado, en la de los Cuenca y sobre todo en las tierras de los tlacololes del pueblo, situados en las faldas de la actual colonia 24 de Febrero. Instalando en la casa de la señorita María Sotelo, un depósito Eucarístico que el Padre Uribe, velaba constantemente en oración.
No pudiendo seguir este Apostolado, por las perseverantes amenazas de la masonería y de las sectas protestantes de evangélicos y bautistas, que se iniciaban en Iguala, se trasladó en Noviembre, a la capital de la República, donde se hospedó en la casa de su tía, la Señora Atanasia Gómez de Ayala, desde donde entabló una comunicación epistolar con sus feligreses.
En el año de 1927 el Ministerio de Guerra y Marina, dispuso nombrar al General Adrián Castrejón, como Jefe de Operaciones Militares en los distritos de Hidalgo, Alarcón, Aldama y Alvarez, al mando del 62 Batallón en Infantería y del 80 de Caballería.
El 12 de marzo el Padre Uribe, regresó a Iguala, donde permaneció unos días impartiendo Sacramentos y sacramentales, con la ayuda de don Guadalupe Moreno y Genaro Romero.
Los masones, se percataron de la presencia del Padre Uribe, decidiendo calumniarlo de que trataba de sublevar a los igualtecos, en contra del Gobierno de Calles. Hechos que motivaron al Padre Uribe, a guarecerse en Buenavista, donde estuvo en el rancho de Las Nueces, en compañía del Padre Ausencio Téllez Avila.
5. PASION Y MUERTE: LA PASCUA DEL PADRE URIBE.
Queriendo el Padre Uribe, auxiliar espiritualmente a su pueblo en las celebraciones de Semana Santa, la tarde del 8 de abril, el Padre Uribe y el señor José García Uribe, abordaron en la estación de Buenavista, el tren para Iguala, acomodándose en segunda clase, en ese mismo comboy viajaba en primera clase el General Adrián Castrejón. Indagando el asalto que sufrió el tren anterior, cuentan, que ahí mismo, los señores Jesús Uribe y Cipriano Nava, delataron a la tropa que en el tren viaja el Padre.
El parte, llego a oídos del general Adrián Castrejón, quien mandó a traer al Padre Uribe a su presencia, estableciéndose una frugal conversación en la que el General, le propuso al Padre Uribe convertirlo en Obispo de la Iglesia cismática mexicana, lo que el Padre Uribe, rechazó.
Cerca de las siete de la noche, el tren llegó a la estación ferroviaria de Iguala.
Con discreción el mayor Aguirre y varios soldados, condujeron al Padre Uribe y al señor García, al hotel de don José Fonseca, situado en la calle de Guadalupe y el callejón de La Luz, donde quedó vigilado e incomunicado.
A unas cuantas casas del hotel, se encontraba la peluquería “El rizo de oro” del amigo del Padre Uribe, don José Nájera, que fue avisado por uno de los empleados del hotel, y éste a su vez se trasladó a dar la noticia a las maestras Herlina y Beatriz García, quienes de inmediato se movilizaron para lograr la libertad del Padre Uribe.
El sábado 9 de Abril, por la tarde, conociendo el General Castrejón, que los hombres del barrio de Juanacate, La Cruz, El Cacho y La Palma se estaban concentrando en el jardín Juárez, decidió traer al Padre Uribe al cuartel, donde dejó que varias personas lo entrevistaran.
Por testimonios recopilados, se tiene noticia que por la calle Del Empedrado, en los corredores del Palacio Municipal, en los de la familia Arrieta y Rivera, y bajo los arcos del Hotel Universal, la gente del pueblo se tendió a velar al Padre prisionero.
Las valientes hermanas García, junto con las damas y mujeres de Iguala, se presentaron a la madrugada del Domingo de Ramos 10 de Abril, con el general Castrejón, ofreciéndole una petición de la ciudadanía igualteca, avalada por más de doscientas firmas, testimonios de que el Padre venía a Iguala, por asuntos familiares, y se le ofreció una suma de dinero para su respectiva caución.
Pero todo esto fue inútil, los preceptos constitucionales no tuvieron validez y el Padre Uribe, fue trasladado esa mañana a la estación ferroviaria, para ser conducido a la Ciudad de México, donde comparecería ante el Ministerio de Gobernación.
En tren, llegó a la ciudad de Cuernavaca cerca de la una de la tarde, ahí, los oficiales le ordenaron al Padre Uribe que bajara para que lo llevaran a la Jefatura de Armas, situada en esa época en lo que hoy es la Casa de la Ciencia, de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (Av. Morelos nº 107) donde fue recluido.
El señor Nájera y las hermanas García, habían seguido al Padre Uribe, y sabiendo que se encontraba en la Jefatura, contrataron los servicios del Licenciado Roberto Quiroz.
La noche del Domingo, familiares y amigos del Padre, trataron de entrevistar al señor Gobernador del Estado de Morelos, don Ambrosio Puente, por conducto del señor Carlos Lavín.
El Ejecutivo del Estado, desconocía el asunto, prometiendo que se entrevistaría con el Jefe de Operaciones de la entidad, General Juan Domínguez, citándolos la tarde del lunes.
La mañana del día Lunes Santo 11 de Abril, el Licenciado Quiroz compareció con el Teniente Roberto De la Garza, para conocer la situación del detenido, que a las ocho de la noche de ese día, cumplía 72 horas, por lo que el abogado, solicitó y obtuvo el amparo correspondiente.
A la media noche de ese día, un guardia le informó al Padre Uribe, que al siguiente día será ejecutado.
El Padre Uribe, con gran valentía enfrentó la noticia y su espíritu se lleno de fe y gozo, escribió en el cadalso, sus últimas letras, en las que se declaraba inocente de las imputaciones que le acumulaban, perdonando a sus enemigos y pidiendo perdón a quien hubiese ofendido.
A las tres de la mañana, del Martes Santo, 12 de Abril de 1927, el Padre Uribe, fue sacado de la Jefatura de Armas y en un jeep, fue transportado a Tehuixtla, Municipio de Jojutla para comparecer ante el General Domínguez.
El reo, fue nuevamente conducido por la brecha a Cuernavaca y en las inmediaciones de los municipios de Jojutla y Puente de Ixtla, el jeep, se internó hacia la loma de la siembra del señor Guadalupe Bernal, y ahí lo bajaron.
Conociendo el Padre Uribe, que llegaba el momento de su muerte, se dirigió a la escolta para repartirles su reloj, su rosario, un crucifijo y una medalla, dándoles su bendición.
El Padre Uribe, pidió como última gracia le dejaran hacer sus últimas oraciones, se puso de rodillas, y al cabo de unos minutos, un soldado se aproximó a él, y le dio un balazo que le atravesó el cráneo destrozándole el ojo izquierdo.
Eran aproximadamente las 5:00 de la mañana de ese día. La tropa, trepó en el jeep y tomó nuevamente su camino a Cuernavaca, quedando el cadáver tirado en la loma, en medio de las siembras.
A dos kilómetros de ese lugar, se sitúa la estación ferroviaria de San José Vidal, al este, del pueblo de Vistahermosa, donde en aquel tiempo se comisionaba como encargado de la misma, el señor Daniel Casarrubias, oriundo de Buenavista, y el cual se hallaba enterado de la detención del Padre Uribe, por lo que mandó a su hijo Juan, a mirar a la loma, en que había visto internarse las luces de un vehículo, y escuchado la detonación.
El joven, encontró un cadáver boca abajo y habiéndolo reconocido como el del Padre Uribe, le dio aviso a su padre, quien notificó por vía telegráfica a la estación de Buenavista, lo sucedido.
Por la mañana, de ese día el Licenciado Quiroz, el señor José Nájera y las maestras García se juntaron en la Jefatura de Armas para liberar al Padre Uribe, pero se les informó que ya no estaba ahí.
Desconociendo el asesinato del Padre Uribe, se trasladaron a la Ciudad de México, donde en el Ministerio de Gobernación, se les informó que pronto llegaría el Padre.
El señor Casarrubias, como pudo sepultó el cadáver del Padre Uribe en medio del campo.
Días después el señor Joel Uribe, Juan Figueroa y Antonio Aranda se presentaron a exhumar los restos mortales del Padre Uribe, los cuales fueron traídos envueltos en sábanas y ayates, hasta el rancho de Las Nueces.
Posteriormente sus restos, fueron conducidos a Buenavista donde permanecieron en la casa marcada con el número 12, de la actual calle David Uribe Velasco.
Años después, fueron inhumados, en el Templo Parroquial de San Antonio de Padua, donde primeramente fueron colocados en el ciprés del altar mayor, y más tarde se incrustaron en el muro derecho del Templo, cerca de la puerta mayor.
Ahí una placa conmemorativa narra:
“Descansa en paz ¡oh padre idolatrado!
Muy celoso Ministro del Señor
que ofrendaste tu vida por su Amor
en la flor de tu edad asesinado.
La palma del martirio has alcanzado
fruto de tu piedad y tu fervor
como premio debido a tu valor
al cumplir con un gran deber sagrado.
Otro mártir de la época presente
de angustiosa y terrible situación
pero en cambio dichosa fue tu suerte
exento estás de pena y aflicción
y Dios a quien serviste hasta la muerte
Él mismo se te ha dado en galardón”.
“Aquí descansan los restos
del Padre David Uribe
asesinado cerca de San José Vidal
Estado de Morelos el
12 de abril de 1927.
Buenavista de Cuéllar, Gro.”
En el lugar exacto que fue asesinado, se levanta una humilde capilla dedicada a Cristo Rey. Y junto a ella, la Familia del Padre Santo Uribe Velasco, actualmente levanta un gran Templo donde se celebra su Memoria, y año con año, miles de fieles se reúnen para celebrar la Santa Misa, en el Aniversario de su Martirio, Misa que suelen concelebrar los Obispos de Cuernavaca y Chilpancingo-Chilapa, acompañados de un importante número de sacerdotes.
El querido Papa Juan Pablo II Magno, canonizó a un grupo de 25 mártires de la cristiada, encabezados por San Cristóbal Magallanes Jara, y entre ellos dos guerrerenses, San David Uribe Velasco y San Margarito Flores García, en el Gran Jubileo del Año 2000 en la Plaza de San Pedro, en El Vaticano.
En la ciudad y puerto de Acapulco, donde seguramente San David Uribe Velasco permaneció ejerciendo su ministerio presbiteral durante algunos meses, una capilla en el barrio histórico de Los Tepetates, en el centro, dentro de la jurisdicción del Sagrario-Catedral, una capilla perpetúa la memoria de los dos santos mártires.
¡VIVA CRISTO REY Y SANTA MARIA DE GUADALUPE!
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