sábado, 30 de enero de 2010
VII. ENTREVISTA A MONSEÑOR FELIPE AGUIRRE FRANCO, ARZOBISPO DE ACAPULCO.
ENTREVISTA A MONSEÑOR FELIPE AGUIRRE FRANCO, ARZOBISPO DE ACAPULCO, REALIZADA POR LA HERMANA ADRIANA MAZA COUTIÑO, DE LAS DISCIPULAS DE JESUS BUEN PASTOR.
Capítulo VII: UNA ENTREGA APASIONADA A CRISTO EN SU IGLESIA
Al Seminario de Totatiche. Seguí unos cuantos años colaborando en el Seminario Menor, como Prefecto. Del 22 de marzo que me ordené, para los últimos de mayo ya me habían destinado para que fuera Prefecto de Disciplina del Seminario Auxiliar de Totatiche en la cabecera del Estado de Jalisco, de donde es originario el Sr. José Pilar Quezada Valdez, primer Obispo de Acapulco, y estuve desde el 28 de mayo de 1958 hasta el 20 de octubre de 1959. Formé el coro de cantores con los Seminaristas, iba al Templo del Sr. de los Rayos a Temastián, muchas veces cantaba las Misas de la Parroquia, ayudaba en lo que podía como Vicario Parroquial, fortalecí el establo, compré dos vacas holandesas que daban 40 litros de leche diariamente para los Seminaristas; había unos 40 muchachos, algunos que apenas comenzaban el Seminario y que estudiaban el Pre-seminario, pero que ahí estaban terminando su escuela primaria; entre ellos estaba el famoso Eleno Valles, el del “Apunte”, de la Huída a Egipto que le llamó el Apunte (aunque esto es historia aparte).
Al Seminario de Tapalpa. Después estuve dos años en el Seminario Menor de Guadalajara, con los chicos de la Secundaria, pero luego se hizo el Seminario de Tapalpa y pasé otros tres años en Tapalpa, Jalisco. Así que ya van seis años en el Seminario.
A la Secundaria del Seminario Menor. Después estuve otros seis años como Prefecto General en el Seminario Menor y encargado de la escuela “Felipe Galindo”, cuando se reconocieron los estudios de Secundaria oficialmente, entre Industria 623 y Belisario Domínguez 511. Ahí estaba el Seminario Menor; como quien dice gran parte de esos trece años estuve ahí, más otros seis meses en el Seminario Menor Nuevo, con la Preparatoria del Seminario y ya de ahí fui nombrado Párroco de la Barca, donde duré 1 año, dos meses y once días.
Director de la “Schola Cantorum”. Quiero decir que durante este tiempo me tocó guiar muchas veces como director los coros de la “Schola Cantorum” del Seminario Mayor y Menor, pero sobretodo la schola del Seminario Menor, ayudando al Sacerdote José González Romo, y muchas veces dirigí el coro de los niños Seminaristas que todavía tenían voz blanca; me tocó participar en algunos congresos como el de “Pueri Cantores”.
Algunas tareas que dejaron más recuerdos. En ese entonces puedo decir que mi trabajo primeramente en Totatiche fue fortalecer las vocaciones y la casa del Seminario, viví una herencia de mártires, y estaba ahí presente la historia del Sr. Cura San Cristóbal Magallanes y de San Agustín Caloca que ahí habían estado, uno fundó el Seminario de Totatiche y el otro había sido Prefecto de ese Seminario.
Posteriormente en Guadalajara se fue gran parte de mi vida: daba clases de distintas materias, pero una de las que me especialicé durante todos los años que estuve ahí, fue la clase de Español a Secundaria, sobretodo en primer año, todo lo que era la Analogía, las partes de la oración, artículo, sustantivo, adjetivo, pronombre, verbo, adverbio, preposición, conjunción e interjección; los verbos irregulares aún recuerdo que eran algo muy especial; aprender y enseñar a redactar a los alumnos.
Algunas veces presentamos coros especiales, como fue el caso de la llegada del Sr. Cardenal José Salazar López, como Arzobispo de Guadalajara, recuerdo que pusimos coros como los antiguos del Seminario.
El secreto para pastorear las ovejas del Señor. El secreto para pastorear las ovejas del Señor ha sido siempre el saber que el Señor ha puesto a mis cuidados aquellas ovejas y siempre he buscado fundamentarlo todo en la oración, en el sacrificio, la creatividad, en la labor de equipo, de comunidad, siempre he vivido junto con Sacerdotes, nunca he vivido aisladamente; otro de los secretos ha sido ser constante en lo que se propone, ser responsable en todo, hacerlo todo en relación y con mucha obediencia hacia los Superiores.
Los momentos pastorales que más huella han dejado en el peregrinar de mi vida. Hay de todo, recuerdo que siendo Coadjutor del Seminario Menor, un Seminarista se ahogó en Tapalpa, en el Salto del Nogal; fue muy duró para mí el hecho de que haya tenido que afrontar esa situación de aquel muchacho que al brincar un charco, cayó en una posa y ahí se quedó, ahí se ahogó; yo era colaborador, pero de todas maneras era fuerte el problema que tuve que afrontar; también una vez que estábamos de vacaciones de comunidad, se perdió un muchacho en el campo, toda la noche y me aseguraba el Párroco de Chiquilisclán, Jalisco, que ese muchacho ya estaba juzgado de Dios que lo ofreciera como un sacrificio de mi ministerio sacerdotal y eso me tensionó mucho, me tuvo toda la noche sin dormir; la gente le pidió mucho a San Juan Bosco que lo cuidará y regresara sano y salvo a su casa, y ya hasta el día siguiente llegó el muchacho sano y salvo, después que estuvo toda la noche perdido en el monte, pero para mí fue un problema fuerte.
También cuando llegamos a Tapalpa para establecer el seminario por primera vez, recuerdo que no llegaba el camión de redilas de carga que llevaba todas las cosas, el cargamento donde estaban los útiles de todos los Seminaristas, pensé que me habían robado la carga y también fue otro problema grande y entonces qué íbamos a hacer, íbamos a fracasar, con el comienzo de un Seminario ahí en Tapalpa; pero no, bendito sea Dios que llegó todo a tiempo.
Momentos que marcaron mi vida. Momentos pastorales que han dejado mucha huella en mi vida pues sin duda que han sido el haber estado en contacto con el Seminario: Totatiche, la huella de los Santos mártires San Cristóbal Magallanes y San Agustín Caloca; en Guadalajara el estar en contacto con una institución tan importante, con todos sus formadores como es el Seminario Diocesano de Guadalajara que acababa de cumplir 300 años de fundación; y en Tapalpa, vivir en la sierra entre cantos de jilgueros; me tocó disponer mejor la casa, que ahora alberga al Curso Propedéutico de Guadalajara, para después volver al Seminario Menor, anexo a San Martín en Guadalajara; ahí estuve dedicado a la formación de los futuros Sacerdotes. Creo que eso es lo que ha marcado mucho mi vida en el Seminario Menor.
Me costaba tener que tratar con Seminaristas jóvenes, muchachos inconstantes, encontrarse con la fragilidad de la persona, todo esto no deja de ser un trabajo de un día y otro día.
Después como Párroco, La Barca marcó mucho mi modo de ser pastoral, ahí forjaron mi ser como Buen Pastor, ahí comencé a dividir en sectores la población, a llevar un plan de pastoral, desde entonces comenzábamos con los planes de pastoral, recuerdo que me nombraron Decano de la región que se llamaba la Ciénega y todo esto fue labrando mi vida sacerdotal de los primeros años.
La Misa ha sido el centro de mi vida. Siempre ha sido la Misa el centro de mi vida, la visita al Santísimo Sacramento, poner la Eucaristía en el centro de la vida, como ofrenda. Ha estado también muy dentro de mi, en la vivencia de mi vida, la devoción a la Santísima Virgen María en todas sus advocaciones, pero especialmente en su advocación de Nuestra Señora de Guadalupe; gozaba mucho con la celebración eucarística, sobre todo con el canto gregoriano, el canto polifónico, y también la convivencia con los Sacerdotes y con los Seminaristas.
Mis preocupaciones pastorales. Mis preocupaciones más fuertes en el trabajo pastoral se pueden sintetizar en esta frase:
TRABAJAR INTENSAMENTE
HASTA QUE SE FORME CRISTO
Mis preocupaciones en el Seminario fueron el poder formar verdaderos pastores, me preocupaba la avalancha de desacralización que se venía muchas veces sobre los Seminaristas, la falta de autenticidad; el desear más y más que fueran fervorosos, que no se conformaran con tan poquita cosa, que tuvieran verdadera ambición de ser SANTOS SACERDOTES.
Al llegar a La Barca, una de mis grandes ilusiones en los trabajos pastorales, era visitar todos los pueblos, llevando misiones, nos íbamos en una camioneta, regresábamos ya en la noche, llevábamos filminas y promovíamos mucho las vocaciones sacerdotales y Religiosas. Impulsamos el periódico parroquial el “Mástil” y tenía una participación diaria en Radio La Barca.
También los Medios de Comunicación, la participación en la radio, allá en la Barca, Jalisco, a las doce del día, había un programa de 10 minutos que se llamaba “Momentos de Reflexión” y hablábamos de algún tema y los Domingos era una hora de comentario, con la Palabra de Dios; por eso después se prolongaron las charlas dominicales.
Mi preocupación más fuerte en el trabajo pastoral es que llegara a todos la Palabra de Dios, que no hubiera un solo rincón a donde no llegara, que viviéramos muy unidos para establecer su Reino todas las agrupaciones y movimientos de apostolado. Los Sacerdotes vivíamos muy unidos en torno al trabajo que se nos había confiado.
Las dificultades siempre existen, de toda clase pero si prometimos obediencia siempre descubriremos en todo la voluntad de Dios y propiamente no hay dificultad importante cuando en todo se busca la voluntad de Dios.
La muerte de mi hermano Benjamín. Fue para mí muy dolorosa la muerte de mi hermano Benjamín cuando estaba yo en el Seminario de Tapalpa, por allá en el año de 1963, mi hermano tuvo un accidente, tenía 16 años, cuando lo arrolló un carro, yo tuve que ir a recogerlo, me tarde un poco en ir a recogerlo, hasta que por fin lo rescatamos de la Cruz Roja, después de que le hicieron la autopsia; al llegar a la casa y entre los sollozos de mi Madre que estaba en su habitación con las personas que estaban ahí; mientras lo amortajábamos, en la sala, sólamente se oía la voz de mi Papá que decía “bendito, sea Dios, bendito sea Dios”, o sea, bendecirle también por aquel problema gravísimo que se había venido sobre nuestra Familia Aguirre Franco, ahí en Guadalajara, ya desde entonces mis Papás vivían ahí, pues los trajimos de La Chona, para que no estuvieran tan lejos y quedaran más cerca de todos nosotros cuando ya éramos Sacerdotes los tres, en el año de 1963, aunque rentábamos una casa. La muerte de mi hermano Benjamín fue muy dolorosa para mis Padres, mis hermanos y para mí. Pero todo fue puesto en las manos de Dios.
Si volviera a ser Párroco. Ante la oportunidad de volver a ser Párroco yo seguiría casi como queriendo repetir algo de lo que hicimos en La Barca, Jalisco, eso que comenzamos a vivir ahí lo he venido haciendo, como quien dice cíclicamente en donde he estado como Párroco y en donde he estado como Obispo Auxiliar y como Obispo Diocesano, o sea, el Plan Diocesano de Pastoral y el Plan Parroquial de Pastoral.
Si pudiera ser Vicario Parroquial. Viviría siempre muy adherido a la unidad de la Pastoral que es el Párroco y sabiendo presentar con creatividad lo que puede ser más adecuado, más fructuoso y eficaz, para que las Pastorales Fundamentales: la Palabra de Dios, con la Profética, litúrgica para celebrar la fe, y social para poder hacer llegar la caridad a todos y la transformación a todo el mundo. Lo haría siempre muy creativamente juntamente con el Párroco.
Mi relación con mi Obispo y demás Sacerdotes. Mi relación con mi Obispo Diocesano y con los demás Sacerdotes en Guadalajara era de cercanía, en un lugar donde había casi mil Sacerdotes nos reuníamos con cierta frecuencia y creo que esa fue una de las características: vivir en comunidad.
Recuerdo que los primeros años cuando estuve en Totatiche exigía un poquito más atención a la economía del Seminario de ahí, a lo mejor por eso me cambiaron muy pronto de ese lugar por que le escribí una carta al Sr. Arzobispo diciéndole que urgía que le diéramos más atención al Seminario de Totatiche, pero también estuve muy feliz.
Cuando yo le dije al Sr. Cardenal Garibi Ribera que tenía deseos de ir a ayudar a una Diócesis necesitada de Clero él me contestó: “en cuanto a lo que me dices que quieres ir a una Diócesis necesitada de Clero, tú sabes que el Seminario ayuda a muchas Diócesis necesitadas de Sacerdotes, tú sigue colaborando en el Seminario como lo estás haciendo y seguirás ayudando a las Diócesis que necesitan Sacerdotes”. Cuando entró el Sr. José Salazar como Arzobispo, me dijo: “ya se pensó en otra forma de ayudar al Sr. José Trinidad Sepúlveda, o qué, no está a gusto ahí?”, “claro que sí estoy a gusto”, le dije. Después me puso de Párroco en La Barca, pero el Sr. Sepúlveda siguió insistiendo en que podía yo ir a Chiapas a colaborar con él. Cuando hubo cambios y se dividió la Arquidiócesis de Guadalajara con la de Ciudad Guzmán y la de San Juan de los Lagos, el ir yo a Tuxtla Gutiérrez fue una de las condiciones para que donde yo estaba de Párroco que era La Barca, Jalisco, siguiera perteneciendo a Guadalajara, por que había quedado en San Juan de los Lagos; y de esa manera La Barca siguió perteneciendo a Guadalajara.
Entonces así era mi relación con el Obispo y en sus manos puse aquella inquietud misionera que yo traía por eso el día 11 de junio de 1972, dejé la Barca y el 4 de julio de 1972 llegué por primera vez a tierras chiapanecas.
Viví este tiempo. Pidiendo ser un SACERDOTE SANTO y siempre adherido fuertemente a mi Sacerdocio, con la frescura del ideal sacerdotal; dedicado también al estudio sobretodo de aquello que era indispensable para la Pastoral; el estudio de todo aquello que he necesitado para dar las clases y los estudios que me ha tocado hacer oportunamente en algunas partes. Creo que también me ha ilustrado mucho el poder haber ido en cinco ocasiones a Tierra Santa y 8 ó 10 ocasiones a Europa, especialmente a Roma. Todo esto ha influido mucho en mí. La participación en Movimientos como el Encuentro Matrimonial, los Cursillos de Cristiandad, los Medios de Comunicación, han marcado mucho mi vida, en el aspecto espiritual, vocacional, pastoral y en cuanto a la situación académica, estar constantemente actualizándome para poder servir mejor a todos mis hermanos. Todo esto ha estado presente conmigo en los primeros años de mi Sacerdocio.
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