sábado, 28 de noviembre de 2009

..."A LA ORILLA DE UN HERMOSO RIO LLAMADO RICHELIEU".

..."A LA ORILLA DE UN HERMOSO RIO LLAMADO RICHELIEU"
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas.

La entereza espiritual del Padre Hermann fue probada, y ampliamente testimoniada por quienes lo conocimos y dialogamos con él. El 11 de Febrero de 1994, pasado el "ciclón" acapulqueño -calificado así por él mismo- y tomando con serenidad una decisión personal, en Nota periodística aparecida en el diario Novedades de Acapulco: El Padre Hermann se retira. El texto recoge sus declaraciones en torno a ese futuro que hoy ha llegado a su plenitud:

“Creo firmemente que hay más sabiduría, satisfacción y armonía en una renuncia oportuna que en una tardía y forzada, tanto en las personas que se jubilan a tiempo que en las otras que esperan o desean ese momento. Al renunciar ahora hago un servicio valioso a la comunidad… Puesto que el Centro hasta hoy ha dependido de mí, mejor afrontar el problema del futuro ahora que todavía pueden ponderar conmigo con calma y acierto las orientaciones posibles a dar al Centro fortalecerlo y duplicar su rendimiento. Tomada así, mi decisión es positiva y fuente de esperanza y gozo… dejo Acapulco por iniciativa personal a mediados de abril para disfrutar de un año sabático en Canadá, a la orilla de un hermoso río llamado Richeliu, a unos 18 kilómetros de Montreal.
Seguramente saben ustedes que durante un año sabático uno se libera de toda responsabilidad para dedicar su tiempo entero a lo que más le gusta: estudios, viajes, lecturas, oración contemplativa, silencio… unos escogen viajar lejos, hacia Europa o Asia; para mi eso no basta, aspiro a un viaje más largo, aquel que gustaba al General De Gaulle más largo que la hazaña de los astronautas y que consiste en descender en el fondo de al alma.
En nuestra casa oblata de Richelieu vive una numerosa comunidad de oblatos, la mayoría jubilados que ha pasado 20, 40 o 50 años de su vida en las misiones extranjeras o del norte de Canadá; gentes llenas de experiencia, comprensión y sabiduría. Ahí, de mayo de 1994 a mayo de 1995 me dedicaré a lo que más me gusta: la lectura, la oración contemplativa y el silencio. Y en junio, en esta casa de Richelieu se festejará a los Oblatos que cumplen 25, 50 y 60 años de vida religiosa o sacerdotal y a mí me toca en este año de 1994 celebrar mis bodas de oro en ese aspecto”…
Sobre el destino de Las Cuevas de la Mira, afirmó: “Tienen un destino brillante”… Amén.

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