LA PARROQUIA DE ACAPULCO.
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas.
La Parroquia de Acapulco, cuya heredera histórica es la actual Parroquia de Nuestra Señora de la Soledad, o también conocida como el Sagrario-Catedral de Acapulco, en el Año de la Eucaristía 2005, celebró 450 Años de su fundación. Y con ese motivo el Excelentísimo Señor Arzobispo Don Felipe Aguirre Franco, oportunamente proclamó un Año Jubilar para la Arquidiócesis del 25 de Enero del 2005 al 25 de Enero del 2006.
Se toma como base un dato que nos aporta el investigador y perito en historia por la Universidad de Cambridge PETER GERHARD en su obra editada por primera vez en 1972; traducida y editada posteriormente por primera vez al español en 1986 por la Universidad Nacional Autónoma de México llamada: Geografía Histórica de la Nueva España, 1519-1821; quien nos aporta el dato.
Ya en el Semanario Mar Adentro hemos dado continuidad a una serie de reflexiones que dan cuenta de los distintos momentos de la historia de la Parroquia de Acapulco, de los cuales ahora queremos hacer una síntesis lo mejor lograda posible.
En primer lugar resalta que el título original de la Parroquia de Acapulco, es LOS SANTOS REYES, y será hasta el siglo XIX, cuando se pasa al nombre de Nuestra Señora de la Soledad. Esto llevó a aplicar a Acapulco el título pomposo de “Ciudad de los Reyes”, no en atención a los Reyes de España, sino a los Santos Reyes, que eran los titulares del templo parroquial.
La antigüedad de esta Iglesia, así como su relación con las demás comunidades cristianas, de la cual surgieron, en la cual tienen una relación capital, nos lleva a reconocerla como la IGLESIA MADRE DE ACAPULCO. Es por eso que la Iglesia Madre de Acapulco, pasó con el tiempo a convertirse en: Obispado de Acapulco (1959), y posteriormente en Arzobispado (1983). Transformándose la Sede de la Parroquia de Acapulco: que como ya explicamos antes era la Iglesia de los Santos Reyes, y que pasó a llamarse más adelante Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad, para finalmente convertirse en Iglesia del Sagrario-Catedral en 1959, siempre en el mismo lugar (templo) desde entonces. De la Parroquia de Acapulco surgieron: San Miguel Arcángel, Coyuca de Benítez (1720); Dos Arroyos (Vicaría desde 1886); Texca (Vicaría desde 1886); La Providencia (Vicaría desde 1886); Nuestra Señora del Carmen y Sacratísimo Corazón de Jesús, Barrio del Hueso (1948); San Isidro Labrador, La Sabana (1954); Sagrado Corazón de Jesús, Fraccionamiento Costa Azul (Vicaría Fija en 1957); La Divina Providencia, Barrio de Dominguillo (1959); San Cristóbal, Colonia Progreso (1959); Nuestro Señor del Perdón, Colonia Garita de Juárez (1959); Nuestra Señora de Covadonga (Vicaría Fija en 1961). Las demás parroquias que hoy se ubican en este mismo territorio, surgieron no ya de la Parroquia de Acapulco, sino de las parroquias antes mencionadas. Pero teniendo ya a la Iglesia de Acapulco como Madre, en atención a la erección canónica del Obispado en 1959.
Quienes pusieron los fundamentos de la comunidad eclesial fueron los frailes, misioneros, religiosos, particularmente los FRANCISCANOS. Por eso el Padre Fray Vicente Rodríguez, insigne historiador y sistematizador de los archivos históricos de la Provincia franciscana de San Pedro y San Pablo de Michoacán, a quien debemos la recuperación histórica de nuestro Beato acapulqueño Fray Bartolomé Días-Laurel, llega a llamar a Acapulco con el título de: Acapulco de los frailes.
La importancia de Acapulco empezó cuando fue descubierta su excelente disposición como puerto, un 13 de Diciembre de 1521, por el capitán Francisco Chico, quien le impuso el nombre a la Bahía, con la Santa que se celebra en ese día en el santoral católico: SANTA LUCIA. Y lógicamente, con los españoles llegaron los misioneros.
Y fueron los franciscanos, quienes construyeron el Convento de Nuestra Señora de Guía, en Acapulco, de donde surgió la vocación religiosa de nuestro Beato Bartolomé Días-Laurel, todo pertenecía a la Apostólica Orden de los menores de la Regular Observancia de la Provincia de San Diego de México. Quienes inician la construcción de un Convento en 1606, contaba con hospedería y hospital, fue fundado en 1607, con el nombre de Nuestra Señora de Guía.
Fray Juan Bautista Moya debió ser el primer evangelizador insigne que visitó nuestro Puerto en sus incansables correrías apostólicas y predicó el evangelio con fuerza y entusiasmo. El fraile dominico Juan Bautista Moya, sabemos que fue el misionero que llevó a cabo una verdadera labor evangélica en la mayor parte del actual Estado de Guerrero; salió a misionar por los pueblos de: Nocupétaro, Carácuaro, Cuitzeo, San Juan Huetamo, Pungarabato (hoy ciudad Altamirano), Cutzamala, Ajuchitlán, Coyuca, Zirándaro, Coahuayutla, Petatlán, Tecpan, Ayutla y Acapulco entre los años 1533 y 1560.
Sabemos también, sin fecha cierta, que en ese mismo siglo XVI tuvo lugar la fundación en Acapulco del Hospital Real de Santa María de la Consolación, de la Orden Hospitalaria de los Hipólitos o Hermanos de la Caridad, que algún cronista ubica en el Barrio del Tecomate, en la actual calle de 5 de Mayo.
Estos primeros momentos de la vida cristiana en Acapulco conocieron a un inquieto hijo de la Iglesia, que pasó por este puerto, embarcándose para buscar fortuna en el lejano oriente, y que el 5 de Febrero de 1597 alcanzará la palma y la corona del martirio en la Colina Santa de Nishizaka, en Nagasaki, Japón: Felipe de Jesús Las Casas. Para 1599 nace en el Pozo de la Nación, en nuestro puerto, quien le seguirá los mismos pasos de santidad y labor misionera como franciscano descalzo: Bartolomé Días-Laurel.
Para comprender el origen de la Parroquia de Acapulco cabe recordar que esta, en 1555 pertenecía al Arzobispado de México y que en su momento el Arzobispo legítimamente constituido era Fray Alonso de Montúfar, al que sin duda podemos llamar FUNDADOR DE LA PARROQUIA DE ACAPULCO.
En 1634 la Parroquia de Acapulco tenía tres capillas sufragáneas en su territorio: la de San José, fundada en 1634 por el sargento de milicias Don Francisco Rincón y situada en la Calzada que conducía al Castillo. La de San Nicolás de Tolentino, emplazada en la parte alta de la actual calle de La Quebrada, y que fue derribada por un fuerte temblor en 1795. Y la Capilla de la Santa Cruz o “Del Bosque”, edificada frente a la tienda del español Don José de la Peña, en la Calle Real.
En Enero de 1617 tiene lugar la Visita Pastoral del Arzobispo de México Don Juan Pérez de la Serna a la Parroquia de Acapulco, siendo éste el Primer Arzobispo en Visitar el Puerto.
El 17 de Agosto de 1627 tiene lugar el glorioso Martirio del Beato acapulqueño Fray Bartolomé Días Laurel, junto con sus 14 compañeros, en la Colina Santa de Nishizaka, Nagasaki, Japón. La noticia, aunque difusa, atravesará pronto el mar océano llenando de gozo a la Provincia franciscana.
Pero es gracias al viajero italiano Gemelli Carreri, quien en su crónica titulada: Viaje a la Nueva España; nos concede una magnífica crónica, que nos permite conocer los detalles de la vida cotidiana a finales del siglo XVII acapulqueño. Estuvo en el puerto del lunes 21 de enero hasta el lunes 18 de febrero de 1627.
En 1720 tiene lugar la primera desmembración del territorio de la Parroquia de Acapulco, cuando San Miguel Arcángel, en Coyuca (hoy de Benítez) se transforma en parroquia secular separada, separándose algo más que un tercio del territorio parroquial.
Característica importante de este siglo XVIII serán las constantes Visitas Pastorales que los Arzobispos de México realizan al Puerto: La primera se realiza en 1738 y corresponde al Arzobispo de México Don Juan Antonio Vizarrón y Eguarrieta. La segunda tiene lugar en 1767 y es realizada por el Arzobispo de México Don Antonio de Lorenzana. La tercera tocará en 1795 y corresponde al Arzobispo de México Don Alonso Núñez de Haro.
El 13 de Octubre de 1775 los vecinos de Acapulco enviaron un Memorial al Rey de España solicitando la confirmación del título de Ciudad que Acapulco venía utilizando desde hacia ya tiempo. Solicitud apoyada por el Teniente Catellano don Antonio Mendívil y Cisneros, Gobernador de Acapulco, y por el Virrey don Francisco María de Bucareli y Ursúa. Con fecha 17 de Noviembre de 1799 el Rey Carlos IV ordenó que se extendiera el título correspondiente de Ciudad.
Para el Siglo XIX contamos ya con una lista de 56 Párrocos y clérigos que sirvieron a la Parroquia de Acapulco en el Siglo XIX. El último de la lista, el más ilustre de todos, que cierra el siglo XIX e inicia el XX es Don ANTONIO HERNÁNDEZ Y RODRIGUEZ. Párroco por tres ocasiones, después Obispo de Tabasco-donde tuvo como Secretario-Canciller a San David Uribe Velasco-; el 1 de Enero de 1901 coloca la Primera Piedra del actual Templo Parroquial de Nuestra Señora de la Soledad, siendo padrinos Flavio Mendoza, Guadalupe Bello de Orbe –esposa del Gerente de la “Casa Alzuyeta”-, Eduviges Muñüzuri, Cristina Sutter, Rosalía Pintos, etc. En 1902 le toca un fuerte terremoto que derrumba nuevamente el Templo Parroquial. 18 de Marzo de 1905 recibe en Visita Pastoral al Obispo de Chilapa Monseñor José Homobono Anaya y Gutiérrez, quien “Concede cincuenta días de indulgencia a quien rece Credo y de limosna para el culto a la Virgen de la Soledad”.
El 20 de Octubre de 1810 Morelos recibe la orden de apoderarse de Acapulco por parte de Don Miguel Hidalgo y Costilla. El 8 de Diciembre de 1812 se juró en el Castillo de San Diego por Generala de las Tropas Realistas de Acapulco y Patrona de la Ciudad, a Nuestra Señora de la Soledad, en presencia de la oficialidad y el vecindario, con toda la tropa sobre las armas. El 12 de Abril de 1813, el Generalísimo Morelos ataca y entra en la ciudad de Acapulco; la ciudad fue saqueada e incendiada; Morelos se apoderó del Curato, que no contaba todavía de Templo, ni altar, ni urna; entre las perdidas se cuenta el Archivo de la Parroquia. La fortaleza de San Diego capitulará el 17 de Agosto de 1813.
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