jueves, 19 de febrero de 2009

HISTORIA DE LA IGLESIA COSTA GRANDE

APUNTES PARA UNA HISTORIA DE IGLESIA EN LA REGION COSTA GRANDE DE LA ARQUIDIÓCESIS DE ACAPULCO.
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas.

Desconocemos el origen del término Costa Grande, que puede estar referido al hecho de que supera en tamaño, importancia, y dotes, a la Región Costa Chica.
Civilmente, se llama Costa Grande a la franja costera del estado de Guerrero, comprendida entre el Puerto de Acapulco y el límite con el Estado de Michoacán, marcado por el Río Balsas. A la llegada de los españoles la región quedó comprendida en la provincia de Zacatula, con sede en la Villa de la Concepción de Zacatula, ubicada en la Costa, en las inmediaciones del Río Balsas.
Originalmente, a la creación de la Diócesis de Acapulco, toda la Costa Grande quedaba comprendida en ésta, pero, con la creación de la Diócesis de Ciudad Altamirano en 27 de Octubre de 1964, se desprenden de la Diócesis de Acapulco las parroquias de Zihuatanejo, la Unión y Coahuayutla.
Eclesiásticamente, en sus orígenes quedaba comprendida dentro del Obispado de Michoacán a partir de 1538 (primero con sede en Tzintzuntzan, sede original de Don Vasco de Quiroga –1538-1580-, después en Pátzcuaro y a partir de 1580 en Valladolid –hoy Morelia-), que tenía como límites en la Costa Grande con el Arzobispado de México el río de Coyuca.
Las primeras referencias históricas califican como doctrinas seculares (sedes encargadas a religiosos) a Concepción en Zacatula, San Pedro en Petatlán y Asunción en Tecpan. Para 1619 el Cura de Zacatula se traslada a San Agustín Coahuayutla, que se convirtió así en nuevo centro parroquial; en 1619-1639 hubo un cura en San Miguel Apuzahualcos, hacienda próxima a Atoyac, pero diez años después se había retirado. Asunción Atoyac, visita de Tecpan por mucho tiempo, era parroquia aparte para 1684.
La Primera Evangelización estuvo presidida en la Costa Grande fundamentalmente por los agustinos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino con sede en Tzintzuntzán desde 1533; pero también le siguieron de cerca los franciscanos de la Provincia de San Pedro y San Pablo a partir de 1565, con sede en Valladolid, donde realizó su noviciado nuestro Beato Mártir acapulqueño Fray Bartolomé Días-Laurel. La magnífica Crónica de la Provincia Agustiniana de Michoacán Americana Thebaida, terminada en 1740, por Fray Matías de Escobar, nos transmite datos históricos fieles de esta región en sus páginas. Insignes evangelizadores agustinos de esta costa, “senda del infierno”, donde “estaba el demonio en quieta y pacífica posesión”, que bien podrían ser llamados Padres de la Iglesia en la Costa Grande son: Fray Juan de San Román y Fray Diego de Chávez, posteriormente los venerables Fray Juan Bautista y Fray Francisco de Villafuerte.
En 1749, una orden real estableció que todas las parroquias regulares (en manos de religiosos) debían ser secularizadas (pasar al clero diocesano) a la muerte del fraile encargado.
Un excelente trabajo de novela histórica que recoge este momento, realizado magistralmente por Oscar Mazín, del Colegio de Michoacán, titulado Entre dos majestades, nos ubica bajo el episcopado de Don Pedro Anselmo Sánchez de Tagle, Obispo de Michoacán entre 1758 y 1772, y nos presenta en la lista de Parroquias y doctrinas del Obispado a: Santiago de Zacatula, de la Alcaldía de Zacatula/León, con pueblo sujeto San Agustín Coahuayutla, de lengua náhuatl; Atoyac, de la misma alcaldía, sin pueblos sujetos, de lengua náhuatl; San Pedro Petatlán, de la misma alcaldía, sin pueblos sujetos, de lengua castellana.
Para 1720 tiene lugar la fundación de la Parroquia de San Miguel Arcángel en Coyuca de Benítez. (Peter Gherard, Geografía Histórica de la Nueva España 1519-1821, UNAM, México, 2000).
Para 1811, tiene lugar la fundación de la Parroquia de San Bartolomé Apóstol en Tecpan de Galeana, Gro.
De estos pocos datos se desprende pues que, la región, hasta el S. XVIII, era una periferia y muy lejos del apelativo de Grande con el que ahora se le conoce, como nos la describe Fray Matías de Escobar en su Americana Thebaida: ... “tierra más fresca de aguas por no ir tan profundos sus ríos, pero muy caliente, muy llena de mosquitos y otras mil ponzoñosas sabandijas; tierra tan áspera y desigual en sus suelos, que una sierras parece que abollan con sus puntas los cielos, en que parece elevan tanto para encender en el sol sus árboles; y otros que con sus profundidades tocan las puertas de los abismos, para que éstos les respondan con lenguas de fuego, tales son los ardores que se sienten, pues de los montes parece que bajan llamas, y de las profundas faldas, que suben fuegos, motivos porque es una tierra que no se trajina, ni los naturales buscan a los de afuera, porque se destiemplan con el frío, ni los de afuera comunican porque se abrasan con el fuego.” (p. 96).
En algo se vendrá un cambio cuando en el S. XIX se pasa a la creación del nuevo estado de Guerrero, por instancias del General Don Juan Alvarez, proceso que culminó el 27 de Octubre de 1849. Y posteriormente cuando se da lugar a la creación del Obispado de Chilapa, acto ejecutado el 8 de Marzo de 1864 en Iguala. A la creación de la nueva diócesis de Chilapa la región quedaba como sufragánea de la Foranía de Acapulco, conformada por Coyuca, Atoyac y Tecpan. Pero la vida cotidiana no daba mucho que desear, como nos transmite el Cura de Acapulco Don Pascual Apresa en su Directorio Parroquial de 1886: ... “en la mayor parte de la Costa Grande se encuentran ya amancebados o ya casados solamente por el civil; por qué sea tan poco lo que se junta por diezmos y primicias, y el por qué esté en una inmoralidad completa.
Parece que nada hubiera que agregar a esto, si cosas nuevas hubiera palpado en estos días en todo el rumbo de la Costa; pero permítaseme hablar con palabras claras: en Acapulco entregado a la embriaguez y a la desenvoltura: un San Jerónimo en donde no podía salir una joven sin que la bola de libertinos no la arrebatase para burlarla públicamente; un Atoyac y un Tecpan entregados de tal manera al ladronismo que los propietarios de fincas se vieron obligados a refugiarse a las poblaciones vecinas para salvar su vida; y lo que es más, lo ávidos de sangre que han estado estos pueblos, las pequeñas injurias las han castigado por su propia mano por la mutilación o la muerte, confirmando después sus venganzas, los aviados hasta acabarse familias enteras sin excepción de mujeres y niños.
Y en tanto desorden, encontrándome solo, visitando los pueblos de Atoyac, Tecpan y Petatlán, no me quedaba más consuelo que levantar las manos al Ser Eterno que nos mandara un remedio para tantos males; y ese Dios que no se hace sordo para quien de veras lo invoca no obstante mi indignidad nos manda la fiebre amarilla a Acapulco y Tecpan para que esos hombres que habían bebido como agua la indignidad la vomitaban a boca llena. Público ha sido que esta enfermedad les ha pegado principalmente a los forasteros y a los criollos que han observado una conducta pésima.
Comienza en segunda la revolución en Tecpan y Atoyac, y Dios Nuestro Señor supo sacar de los senos de su justicia hombres que vengasen sus injurias. Ya vimos con mucha frecuencia hombres que quitasen la vida por los filos de la espada a sus propios compañeros. Vinieron después fuerzas federales, ya se miraban los hombres de estos pueblos tirados en los campos de batalla, otros en duras prisiones y otros en fin con una compañía de fusileros mareando a su retaguardia con mi compañía para conducirlos al sepulcro. Diariamente se veían por espacio de dos meses; y todo esto me servía para otra cosa, más que para agradecer a la justicia del Señor, cada día más y más, pues tal vez unos pasan solamente por perversos, y puedo asegurar que ningún hombre de sentimientos religiosos, fue víctima de esta revolución. Alabemos a Dios Nuestro Señor y démosle las gracias de que ha sabido aplicar unas purgas tan saludables a la sociedad y ha sabido sacar la inmundicia del cuerpo social”.
La evangelización se consolidará lentamente con la creación de las nuevas parroquias:
1. 3 de Diciembre de 1901. Erección Canónica de la Parroquia de San Jerónimo, en el Poblado de San Jerónimo, Gro. por Ramón Ibarra y González, Obispo de Chilapa.
2. 3 de Noviembre de 1951. Erección Canónica de la Parroquia de San Luis Rey de Francia en el poblado de San Luis La Loma, Gro. por Leopoldo Díaz Escudero, Obispo de Chilapa.
3. 15 de Enero de 1962. Erección Canónica de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en Las Mesas, Municipio de Petatlán, Gro. José Pilar Quezada Valdés, Obispo de Acapulco.
4. 20 de Diciembre de 1976. Erección Canónica de la Parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria en El Espinalillo, Gro. por Rafael Bello Ruiz, Obispo de Acapulco.
5. 29 de Junio de 1989. Erección Canónica de la Parroquia de San José Patriarca en Los Bajos del Ejido, Gro. por Rafael Bello Ruiz, Arzobispo de Acapulco.
6. 30 de Septiembre de 1992. Erección Canónica de la Parroquia del Espíritu Santo en San Jeronimito, Gro. por Rafael Bello Ruiz, Arzobispo de Acapulco.
7. 2 de Junio de 1994. Erección canónica de la Parroquia de San Pedro Apóstol en San Luis San Pedro, Gro. por Rafael Bello Ruiz, Arzobispo de Acapulco.
8. 1 de Enero de 1995. Erección Canónica de la Parroquia solidaria de San José y de la Virgen de Guadalupe en Pie de la Cuesta y Santo Domingo. Sede en Pie de la Cuesta, por Rafael Bello Ruiz, Arzobispo de Acapulco.
9. 1 de Diciembre de 1995. Erección Canónica de la Parroquia del Inmaculado Corazón de María en Papanoa, Gro. por Rafael Bello Ruiz, Arzobispo de Acapulco.
10. 24 de Enero del 2001. Erección Canónica de la Administración Parroquial de San Isidro Labrador en Los Bajos del Balsamar, Gro. por Rafael Bello Ruiz, Arzobispo de Acapulco.
11. 13 de Febrero del 2003. Erección Canónica de la Parroquia de Santa María de Guadalupe en El Paraíso, Municipio de Atoyac de Alvarez, Gro. Felipe Aguirre Franco, Arzobispo de Acapulco.
12. Hasta llegar a la Erección Canónica de la Parroquia de San Isidro Labrador en Zacualpan, Municipio de Atoyac de Alvarez, a realizarse próximamente.
También con la llegada en 1960 de comunidades religiosas en Petatlán, para apoyar la fundación de colegios; y en Tecpan de Galeana.

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