José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.

miércoles, 14 de marzo de 2018

CRISIS HUMANITARIA POR LA VIOLENCIA; ESTADO Y SOCIEDAD, CORRESPONSABLES: JESUS MENDOZA

lunes, 14 de marzo de 2016

Crisis humanitaria por la violencia; Estado y sociedad, corresponsables: Jesús Mendoza

Crisis humanitaria por la violencia; Estado y
sociedad, corresponsables: Jesús Mendoza
·         Entrevista al párroco de la iglesia del Kilómetro 30, reconocido por el auxilio espiritual y material que ha brindado a familias de desaparecidos en Acapulco
Francisco Javier Flores V.
Padre Jesús Mendoza Zaragoza.
En un contexto donde a nivel nacional se tienen registros de más de 26 mil desaparecidos –más los miles que no están documentados-, con una cantidad inmensa de asesinatos que suceden a diario, extorsiones, secuestros, robos, y el drama que envuelve a todas las familias víctimas de estos diferentes tipos de violencia que han generado una fuerte oleada de desplazados –unos visibles, otros no-, es evidente que estamos viviendo una crisis humanitaria que el Estado se niega a reconocer, alerta el sacerdote Jesús Mendoza Zaragoza, párroco de la iglesia del Kilómetro 30.
En la sociedad, “hay un mundo tan inmenso de dolor, de impotencia, de enojo, de inconformidad; mucha gente está inconforme y está enojada y eso lo lleva aquí”, expresa mientras oprime su pecho con el puño, al señalar que toda esa diversidad de modos de violencia que estamos padeciendo, está generando fenómenos nunca antes vistos.
“Lo más visible son los asesinatos y los desaparecidos, pero el mundo de los desplazados es inmenso; hay aquí en Acapulco un desplazamiento que no se percibe, hay una familia amenazada aquí a una cuadra que se tiene que ir, negocios que tienen que cerrar, son desplazamientos que no están registrados ni reconocidos, pero que son reales. Por eso creo que hay una crisis humanitaria en el país que a las autoridades les da mucho trabajo reconocer, y que tenemos que buscar formas de respuesta a ella, hacer que se detone todo un esfuerzo del Estado y de la sociedad”.
El clérigo, que se ha caracterizado por brindar apoyo espiritual y material a familias que han sido víctimas de la violencia, considera que “es tiempo de reconocer la responsabilidad que tenemos como país porque si no se responde a esta situación de sufrimiento, de esos muchos miles de víctimas, esa herida va a pesar mucho, y México va a tener todo un rezago, digamos, humanitario que le va a hacer mucho daño, cargar con una inconformidad colectiva social, con un enojo social por mucho tiempo nos va a seguir enfermando a todos”.
Y es que en su opinión, una es la responsabilidad que tiene el Estado, que está señalada por la ley, “pero también la sociedad tiene una responsabilidad; hay una buena parte de la sociedad que está en ese mundo de la violencia, o sea que en la sociedad también estamos víctimas y victimarios, entonces ahí también necesitamos poner la atención, y como sociedad tendremos que ver qué hacemos. Hasta el momento ha habido una actitud muy pasiva, dejamos a las víctimas solas, y eso les duele mucho, el abandono social, incluso la estigmatización, la criminalización, el señalarlos, cuando les dicen: a la mejor tu hijo andaba en eso, por eso lo desaparecieron, eso es hacerles más daño”.
Nace una AC en Acapulco
En Acapulco hay un drama que viven decenas, cientos, tal vez miles de familias. No hay registros reales al respecto. El drama de no saber el paradero de sus seres queridos, porque se perdieron en el trayecto a la escuela, al trabajo, a la tienda de la esquina; porque sufrieron el clásico “levantón”, pues, como se le conoce hoy en día… y ya nunca se volvió a saber de ellos. 
Aquí, mientras oficiaba en la iglesia de La Laja –de la que fue cambiado recientemente-, el padre Jesús Mendoza Zaragoza conoció de primera mano ese drama de muchas de esas familias que se acercaron a la iglesia católica en busca de consuelo, de ayuda, de acompañamiento.
Con el apoyo de la Arquidiócesis, el presbítero conjuntó a un grupo de familias entrelazadas por el mismo dolor y una misma causa: encontrar a sus familiares. Ahí se sentaron las bases para la creación de una asociación civil denominada Familias de Acapulco en Busca de sus Desaparecidos, integrada por los mismos familiares, independiente de la iglesia, pero que sigue teniendo el acompañamiento de la Arquidiócesis y ahora también el apoyo y la asesoría jurídica de la Barra de Abogados, Colegio de Acapulco.
“La idea es que ellos mismos, como organización legalmente constituida, hagan sus trámites y puedan tomar sus propias decisiones; nosotros simplemente estamos acompañando con lo que nos toca, la parte espiritual, apoyo sicosocial; acabamos de tener un taller, le llamamos de sanación, que es todo el manejo de las emociones, porque estas familias quedan muy deterioradas, muy afectadas, y hay que ayudarles a recuperarse como tal, de tal forma que puedan tener las mejores condiciones de salud para que puedan seguir su lucha”, explica.
Ahí, las historias son desgarradoras: las hay desde el taxista que salió a trabajar y ya nunca volvió  a casa, dejando en la incertidumbre a sus padres, a su pareja; la jovencita que salió de su casa a la tienda de conveniencia de la esquina a hacer una recarga de saldo para su teléfono celular y no se volvió a saber de ella; o el jovencito –de 14 años de edad- que hace casi cinco años se perdió en el trayecto de la escuela a la casa.
Hasta mediados de febrero –cuando se dio a conocer a la luz pública- la asociación civil estaba integrada por 21 familias, aunque la idea es que muchas más se vayan sumando en el camino.
“Yo conozco a muchas familias que han preferido guardar silencio; el miedo, la desconfianza, sobre todo hacia las instituciones públicas, no les permite, prefieren por lo pronto vivir su dolor, incluso a algunas de ellas las acompañamos en los otros aspectos, pero ya meterse a la exigencia de justicia, no lo hacen. Yo creo que lo irán haciendo en la medida en que vayan viendo que esta organización se vaya haciendo más visible y vaya dando algunos resultados”, expresa el padre Jesús.
No son sólo 43
El presbítero Jesús Mendoza ha sido un importante promotor de la búsqueda de desaparecidos. Ha participado en encuentros a nivel nacional e internacional sobre el tema. Sabe que en México existen al menos 35 colectivos integrados por familiares de desaparecidos del norte, del sur, del centro del país.
“Todas esas organizaciones se han desarrollado con una dinámica de buscar condiciones para la búsqueda de justicia. Bueno, lo primero para todos ellos es encontrar a sus familiares, es la primera demanda y ya a partir de ello lo que quieren es la verdad sobre cada una de ellas y también la justicia. Claro, es difícil, con este modelo de justicia que tenemos aquí, donde nada más se pone atención al victimario, al criminal, pero no a la víctima”, manifiesta.
Añade es apenas, con la Ley General de Víctimas, que se empieza a hablar de los derechos de los familiares, a quienes se les debe dar atención, y que ahora “las organizaciones de desaparecidos en México están en un esfuerzo de participar en la Iniciativa de Ley Sobre Desaparición Forzada y Desaparición por Particulares, y están aportando ahorita al Senado, para que a partir de sus necesidades sean reconocidas en esa ley, que va a ser una ley general, y que puedan ser atendidos realmente en sus necesidades y estén especificados como derechos”.
Recuerda que cuando sucedieron los hechos de Iguala con los estudiantes de Ayotzinapa “hubo una movilización nacional extraordinaria; yo lo que capté es que ahí toda la gente afectada salió a gritar, porque se vio reflejada en esos 43, por eso no son esos 43 solamente, sino son muchos miles afectados”, expresó.
-          Padre ¿está rebasada la autoridad, se ha perdido la confianza? Muchas familias han preferido buscar a sus desaparecidos por su cuenta…
-          Bueno, en este tema lo vimos con el caso de los jóvenes de Ayotzinapa, no han tenido las capacidades institucionales ni profesionales, ni siquiera las legislativas para hacer ese trabajo como debe hacerse, y por otra parte entendemos que no han querido reconocer la verdad, porque en esa verdad el estado sale mal parado, porque en muchos casos la delincuencia junto con los policías, las procuradurías, han estado de la mano. Entonces ante esto muchas familias se van a buscar por su cuenta, digamos es lo que ha pasado en Iguala, y creo que en algunas otras partes. Aquí yo los he escuchado que ellos tienen también esa intención si tienen información de lugares, ellos pueden aprender también lo mismo, pero ya es la iniciativa de ellos, lo que tendrán que ir desarrollando.
-          ¿Qué pasa con la sociedad, padre, hay mucha insensibilidad, se ha perdido la capacidad de asombro?
-          Lo que tenemos es una sociedad que desde décadas tiene una cultura, más bien el sistema político autoritario desarrolló una sociedad infantilizada, que espera que el gobierno resuelva todo, y que no se atreve a levantarse y a asumir su responsabilidad. Ya ahora después con toda la dinámica de los grupos criminales, si a eso le añadimos el miedo, la impotencia, toda la cuestión del enojo, pues buena parte de la sociedad opta más bien por replegarse, y hasta que no les afectan, luego empiezan a responder, y a veces ni así.
“Entonces tenemos una sociedad enferma de insolidaridad, enferma de miedo, enferma de individualismo que no está en condiciones, pues, de hacer su parte para que las cosas cambien, para que demos pasos hacia la construcción de la paz, ni para que se atiendan a las víctimas. Entonces yo creo que ese es un mal de muchos años pero se ha agravado con la situación de violencia que tenemos desde hace una década”.
-          ¿Habría que echarle toda la responsabilidad a la delincuencia organizada? Para la autoridad es muy cómodo decir que si hay muertos o desaparecidos es porque andaban en eso, aunque sabemos que muchos casos no tienen nada que ver con ello.
-          Si, la ley establece las obligaciones de las autoridades. Para comenzar, la autoridad tiene que garantizar que nadie sea desaparecido; desde ahí ya fallaron las autoridades, hay desaparecidos, quiere decir que la autoridad no es garantizó que no los desaparecieran. Ahora, una vez desaparecidos la autoridad tiene la obligación de buscarlos y encontrarlos. Creo yo que por mucho tiempo a la autoridad no le interesaron los desaparecidos, simplemente había una simulación y la prueba es que apenas se está haciendo una ley sobre el tema. Entonces hay responsabilidad de las autoridades, no puede quitársela de encima porque la ley misma le señala cuáles son sus obligaciones y para eso es autoridad.

“Claro, muchos desaparecidos han estado dentro de la delincuencia, pero muchos otros no. Yo creo que en ese sentido lo que cuenta es que en este caso la autoridad tiene una responsabilidad y tiene que responder de ella, y en ese sentido no puede sacudirse esa responsabilidad”, concluye.

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