José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.

miércoles, 3 de febrero de 2010

XXII. ENTREVISTA CON MONSEÑOR FELIPE AGUIRRE FRANCO, ARZOBISPO DE ACAPULCO.

ENTREVISTA A MONSEÑOR FELIPE AGUIRRE FRANCO, ARZOBISPO DE ACAPULCO, REALIZADA POR LA HERMANA ADRIANA MAZA COUTIÑO, DE LAS DISCIPULAS DE JESUS BUEN PASTOR.

Capítulo XXII: “EXHORTACIÓN DE NTRO. PADRE Y PASTOR”.

Cómo Fundadores, qué herencia de vida me gustaría darles? Yo creo que ya lo he dicho en los escritos que he referido en este último año; desde el 4 de septiembre para acá, he querido mantenerme un poquito al margen de algún magisterio que pareciera suplantar al Obispo local. Quiero pedirles la fidelidad siempre al Obispo local y mi respaldo y mi simpatía, mi cariño, mis oraciones y lo que me corresponda a mí para velar y asegurar que siga la mentalidad del carisma, pues lo seguiré teniendo, por esa responsabilidad que Dios me dio de iniciar esta obra, proseguirla hasta el fin, hasta que Dios me dé aliento y pueda acompañarles.
Un mensaje de corazón a corazón... Primeramente les pido que sean una “FILOCALIA DEL BUEN PASTOR”, es decir, un retrato luminoso de amor por la belleza divina, que haga irradiación de su bondad pastoril, que se adquiere por la fidelidad al Espíritu Santo; configurar sus planes de acuerdo con Cristo para reflejar en sí misma la Religiosa un rayo de la luz inaccesible y en su peregrinar terreno caminar hacia la fuente inagotable de la Luz. De este modo la Vida Consagrada es una expresión particularmente profunda de la Iglesia Esposa, la cual conducida por el Espíritu está llamada a producir en sí los rasgos del Esposo y la Esposa se presenta ante él resplandeciente, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida sino santa e inmaculada y pone al servicio de sus hermanos todas estas actitudes, tareas, cualidades de acuerdo con las necesidades de la Iglesia. Eso es lo primero.
Lo segundo que les pido es “UNA GRAN ADHESION AL OBISPO”, que significa conocer los planes diocesano de pastoral y así sucesivamente en círculos concéntricos, los planes regionales, los planes decanales, los planes parroquiales de pastoral, en fin, ser especialistas en la pastoral; no una pastoral en la que esperen haber qué me dicen que haga, sino a ser líder, dirigente, protagonista de la Pastoral, siempre cerca del Obispo, por eso aparece lo segundo que digo es ‘conocer bien el plan de pastoral’ pero cerca del Obispo.
La importancia que tiene esta colaboración de las personas consagradas con su Obispo y para el desarrollo armonioso de la Pastoral Diocesana, consiste más aún en que no podrá santificarse ninguna DISCÍPULAS DE JESÚS BUEN PASTOR sin la adhesión al Obispo, sin una adhesión de fe al Obispo. Es parte necesaria integrante de su santificación para que desde ella parta, desde esta comunión santificadora parta a la misión, porque los Obispos son los que tienen que custodiar esta misión que se les ha confiado, por eso también se pide a los Obispos que acogan y estimen los carismas de la vida consagrada, reservándoles un espacio en los proyectos de la Pastoral Diocesana y dice Vita Consecrata en el n. 48: “una Diócesis que quedara sin vida consagrada, además de perder tantos dones espirituales, correría el riesgo de ver muy debilitado su espíritu misionero que es una característica de la mayoría de los Institutos, hay que considerar, una recomendación muy insistente, que el Obispo es Padre y Pastor de toda la Iglesia particular”.
Quiero decirles otro mensaje: “que no pierdan la alegría aún en medio de las dificultades, de las enfermedades, de las depresiones, y de las segundas adolescencias anticipadas o retardadas, aunque estemos en países raros como los países de “la Mesopotamia”, no importa; que haya siempre una alegría a flor de piel y una sonrisa a flor de labios; como dice una frase que por ahí les he dicho en un verso:

“Al sentir de las lágrimas la hartura,
al sentir el olvido y el desprecio.
sonreírte a través de la amargura,
cual conviene al amor, deverás recio”.

Cómo sueño a nuestra Comunidad? Pues ya lo he dicho yo. La canción de “La Bendición” es un sueño y aquella carta que les escribí a todas, especialmente a las Junioras en aquel tiempo, era mi sueño, pero sí sueño a una Congregación de Religiosas unida en torno a M. Silvia y P. Salvador, una Comunidad en donde quiera que sea, firme en su fe y no sujetas a ideologías o desacralizaciones mundanas, o como dice el himno de “La Bendición”:

“Discípula del Buen Pastor,
fiel a Cristo y a su Iglesia:
Palabra y Eucaristía,
encarnando la obediencia de la cruz
que salva a todos”

Cómo me gustaría que cada Discípula viviera los votos de Obediencia, Pobreza y Castidad? Es algo muy grande hablar de los Consejos Evangélicos pero quiero decir una palabrita: yo en cuanto a la castidad, quiero pedirles que sea una respuesta en la práctica gozosa de la castidad perfecta; no buscar nunca compensaciones, que sea testimonio de la fuerza del amor de Dios en la fragilidad de la condición humana; manifestar que lo que muchos creen imposible ¡es posible! y verdaderamente liberador con la gracia del Señor Jesús, que en Cristo es posible amar a Dios con todo el corazón, poniéndolo por encima de cualquier otro amor y amar así, con la libertad de Dios, a todos los hombres, a todas las criaturas. Que manifiesten la fuerza del amor de Dios que puede obrar grandes cosas y que es causa de fecundidad y de transparencia interior en las relaciones humanas. Tienen que ser ustedes un ejemplo de castidad vivida por mujeres que demuestran equilibrio, dominio de sí mismas, iniciativa, madurez psicológica y afectiva, para que el amor humano de las Discípulas sea una referencia segura al amor de Dios; que la Discípula consagrada encuentre la contemplación del amor Trinitario que nos ha sido revelado en Cristo y que la persona consagrada, la Discípula, sea capaz de un amor radical y universal que le dé la fuerza del autodominio y de la disciplina necesaria para no caer en la esclavitud de los sentidos ni de los instintos.
La pobreza, el reto de la pobreza, todo el mundo hoy quiere tener mucho para ser feliz, dice “tenga esto para que sea feliz”; tiene que demostrar la vida consagrada de la Discípula que en la pobreza evangélica está la felicidad más libre de ataduras, para poder servir a sus hermanos; así que se afanen en poseer los bienes eternos, deben de luchar para vencer situaciones de injusticia en la humanidad; hay que ser sensibles ante los pobres pero tener siempre el Espíritu del pobre, no nomás dar la apariencia, la mera exterioridad, el brochazo externo de que hay compromiso con los pobres, no, verdadero espíritu de pobreza. Jamás dejarse llevar por ideologías que promueven la liberación por métodos violentos, o con relecturas bíblicas, pues a la hora de la verdad a esas personas les gustan los discursos de izquierda y los banquetes de derecha.
Quiero hablar un poco también de la obediencia. Recuerden que por la obediencia se salva el mundo, por la desobediencia se pierde la humanidad, Cristo no nos salvó por tantos milagros y cosas admirables que realizó, sino por la obediencia a la voluntad del Padre; así también la Discípula se santificará y hará la obra del Padre en el mundo, siendo una presencia de Jesucristo Buen Pastor, cuando retrate la obediencia de Jesucristo al Padre. Que sea una relación de filiación que desea asumir la voluntad del Padre como alimento cotidiano, “mi vida es hacer la voluntad del Padre”, “mi comida es hacer la voluntad del Padre”, es mi roca, es mi alegría, es mi escudo, es mi baluarte, de tal manera que permaneciendo unida a la voluntad de Dios, sabrá que se estará santificando en todo momento y tendrá grande paz. La vida de comunidad es el lugar privilegiado para acoger la voluntad de Dios y caminar juntos en unión de espíritu y de corazón.
La obediencia vivificada por la caridad no se lleva como una carga insoportable sino que une a los miembros de un Instituto en un mismo testimonio y en una misma misión; así se tenga que obedecer a la Superiora General, a la Superiora Local, al Obispo, a los Sacerdotes, a las normas establecidas para llevar a cabo la voluntad de Dios en la acción pastoral. La vida de comunidad es un taller de obediencia como lo fue en Nazaret para Cristo; dice el Evangelio que fueron treinta años para enseñarnos a obedecer; pasó el tiempo, sujeto a sus Padres y los obedecía. Jesús dice que la Virgen es más dichosa todavía no por ser Madre de Dios, ni Inmaculada, sino porque escucha la Palabra de Dios y la guarda, porque obedece la Palabra de Dios; quien obedece sabe también gobernar, sabe servir, sabe mandar al estilo del Buen Pastor, es señal de que se está siguiendo la misión de Jesús, no buscando los propios deseos o los propios intereses, así es como se puede sentir seguridad de estar guiados por el Espíritu Santo y sostenidos en medio de grandes dificultades con mano segura, a pesar de los retos y desafíos que haya que superar.
Cómo veo el cuarto voto: “obediencia y amor incondicional al Obispo Diocesano”. Que lo sepamos interpretar bien, yo me remito acerca de lo que dije acerca de santificarse junto con el Obispo Diocesano, caminando junto con él, no sólo ganar una posición o una benevolencia del Obispo como para decir ‘estoy con la mera cabeza, estoy con el mero grande’ y poder hacer lo que uno quiera, ¡no!
“Obediencia y amor” en el Obispo y también en aquellos que hacen presente el ministerio apostólico del Obispo que son los Sacerdotes, los Diáconos, la jerarquía. De ahí viene también el orar mucho por los Sacerdotes, preocuparse por ellos, por los Diáconos y por la formación de los Seminaristas, como parte del carisma de la Congregación; hay que mostrar esa adhesión a su magisterio, a sus disposiciones, y no solamente querer que él apruebe lo que nosotros pensamos porque a veces queremos el cuarto voto para que el Obispo apruebe lo que nosotros queremos o lo que nosotros pensamos y no, es al revés, vamos a proponer con creatividad, pero vamos primeramente a conocer todo lo que a través del Obispo viene del Espíritu Santo, que guía a su Iglesia, por eso Jesús les dijo: “el que a ustedes los oye, a mi me oye; el que a ustedes los recibe a mí me recibe y el que a ustedes los desprecia a mi me desprecia”.
Qué actitudes humanas me gustaría que cultivara cada Discípula? Pues es un tratado muy grande; no puedo explicar todas las cualidades humanas para una Discípula de Jesús Buen Pastor, yo enumeré algunas especialmente en aquella lista que les entregué en los Ejercicios Espirituales: que sea aseada, puntual, amable, humilde, fuerte, decidida, sincera, femenina, maternal, alegre, creativa, y otras muchas cualidades que podríamos enumerar, de acuerdo a la propuesta de Pastores Dabo Vobis n. 43; así como también me remito a la Madurez afectiva del párrafo 44 de Pastores Dabo Vobis que muy bien se puede aplicar a la Religiosa.
Cómo me gustaría que se viviera la vida comunitaria? Pues yo insisto en ese estribillo tan repetido, que hay que ir de la Comunión a la misión y no hay derecho de ir a la misión si antes no vivimos la comunión, y que la misión misma tiene que volver a fortalecer la comunión.
Así que es parte donde se deben de enmarcar la vida de comunidad, en una vida de comunión; allí se tienen que enmarcar los cuatro aspectos formativos de la Discípula: la formación humana, espiritual, pastoral y académica. Pero sí una comunidad en donde todas se tomen en cuenta, en donde todas crezcan en edad, sabiduría y gracia ante Dios y ante los hombres; que den ejemplo de cómo se vive la vida de comunidad porque donde quiera se nos pide saber realizar una Pastoral de Conjunto, o sea, unidos, si no vivimos la unión entre los consagrados que vivimos en una comunidad, va a ser muy difícil transparentarla en la práctica pastoral.
La libertad es un aspecto esencial de nuestra Comunidad, cómo me gustaría que se viviera a través de los tiempos? La libertad, dice Voltaire, “la libertad, la libertad, ¡oh libertad!, cuantos crímenes se han cometido en tu nombre”. Para elegir con mérito el bien y rechazar el mal es necesaria la libertad no para abusar de ella, porque entonces se cae en el libertinaje, en la anarquía, o se es ‘manga ancha’ en donde ya nada es pecado, en donde yo puedo hacer lo que yo piense que está bien porque ya tengo criterio, porque ya soy grande, y hace lo que sea, hasta los grandes pecados y dice: “será, pero yo no lo veo así, yo no lo pienso así”, eso ya es abuso de la libertad; por eso pedimos que haya un recto uso de la libertad, una conciencia moral bien formada.
Una última palabra en este Jubileo por el X Aniversario de Fundación? Quiero concluir diciendo a la M. Silvia, al P. Salvador, a todas las amadas DISCÍPULAS DE JESÚS BUEN PASTOR, en todos sus grados de estos diez años; quiero decirles que hay que testimoniar a Jesús Buen Pastor, nadie puede ser testigo, nadie puede anunciarlo, si primero no es testigo de la experiencia de Dios que lo dispone para ser el portador de su Palabra, de su misterio, de sus caminos y de sus intenciones. Nadie puede hacer presente al Buen Pastor si primero no es una Discípula llena del Espíritu de Jesús, es decir, si no nutre su quehacer pastoral en las profundas convicciones interiores que mueven y dan sentido a todo lo que vive; no se trata de hacer muchas cosas, sino de ser para hacer. Lo primero es el ser.
Les pido una espiritualidad pastoral a toda prueba, que sigan todas íntimamente unidas y que tengan una espiritualidad que se manifieste necesariamente en el servicio a los demás, en un compromiso, en una estrategia constante para servir eficazmente a sus hermanos, pero hay que saberse quitar las sandalias como dice el libro del Éxodo en el número 3 cuando Dios le dijo a Moisés: “quítate las sandalias porque el lugar que pisas es sagrado”. La discípula del Buen Pastor debe saber quitarse las sandalias porque pisa los terrenos del Dios vivo; tiene que tomar el servicio pastoral como un don que no se lleva con soberbia, como a quien todo le pertenece, dice: “es un regalo, nada merezco, todo es un regalo”; debe de llevarse con humildad, es el Espíritu Santo quien da ojos para ver y oídos para entender lo que significa servir al misterio de Dios en el misterio del hombre.
La acción pastoral tendrá siempre relación con la santidad de aquel que lo realiza. Quiero DISCIPULAS SANTAS, el Señor quiere discípulas santas, más aún, “el mejor evangelizador es el Santo”, lo ha acuñado muy bien el documento de Santo Domingo; cuando los agentes de pastoral y cuando las Discípulas del Buen Pastor perdieran de vista lo anterior, o que quisieran trabajar nomás para su Congregación o para lo que ellas piensan, para algún individualismo, actuarían como burócratas, llevando a cabo acciones sin relación a Dios, trabajarían con mediocridad, manipularían a las personas, estorbarían a quienes trabajan con honestidad, buscarían intereses personales, considerarían el trabajo pastoral como una cuestión de prestigio, de poder, de competencia, de ambición económica, de tener, ¡no! Que brote su ministerio pastoral de una experiencia personal y comunitaria de Dios, para que haya credibilidad.
No podemos olvidar que la experiencia de Dios no está en el orden del conocimiento intelectual sino de la sabiduría que viene del Espíritu. La contemplación es la Madre del servicio pastoral hecho con la sabiduría de Dios. Pablo VI dijo en Evangelii Nuntiandi: “que el hombre contemporáneo escucha con más gusto a los que dan testimonio, que a los maestros”, o sea, a quienes viven una experiencia de Dios que a los que enseñan, y si escucha a los que enseñan es porque dan testimonio. Esto es lo que hay que hacer manifestar a Jesucristo el Buen Pastor, dando testimonio luminoso y convincente para que sea creíble el mensaje pastoral que vamos a comunicar.
Reciban mi bendición, Dios las bendiga y ténganme siempre presente para que con la santidad de vida sea auténtico pastor de este pueblo, el pastor de brazos abiertos, que he prometido en el día de mi Ordenación Sacerdotal, el Buen Pastor que da la vida, con el amor a flor de piel. ¡Que así sea!
Gracias, Hna. Adriana Maza por tantas preguntas que nadie me había hecho en todos mis 68 años; ni el Catecismo del Padre Ripalda. Dios le bendiga. Un abrazo y mi bendición a M. Silvia, al P. Salvador y a todo el Discipulerío.

No hay comentarios: