José Pilar Quezada Valdès -sentado a la izquierda- y Agustín Caloca Cortés -Sentado a la derecha- alumnos en el Seminario de Guadalajaraa
... "en la Iglesia conviven asnos, mulos y machos cabríos, algunos tan salvajes que se sienten deseos de matarlos, pero no es posible porque 'el Amo quiere recibirlos todos en buen estado'."
El Cura de Torcy a su colega de Ambricourt, en: "Diario de un Cura Rural", de Bernanos.

domingo, 31 de enero de 2010

XI. ENTREVISTA CON MONSEÑOR FELIPE AGUIRRE FRANCO, ARZOBISPO DE ACAPULCO.


ENTREVISTA A MONSEÑOR FELIPE AGUIRRE FRANCO, ARZOBISPO DE ACAPULCO, REALIZADA POR LA HERMANA ADRIANA MAZA COUTIÑO, DE LAS DISCIPULAS DE JESUS BUEN PASTOR.

Capítulo XI: OBISPO TITULAR.

La Nunciatura Apostólica. Era el día 5 de mayo de 1988 en las afueras de la Catedral culminando las fiestas de San Marcos, cuando todo se colocaba ya en su lugar, recuerdo que era un Domingo, me hablaron por teléfono de la Nunciatura Apostólica para decirme que me comunicara cuanto antes puesto que el Sr. Nuncio me decía que el Santo Padre deseaba que yo prosiguiera como el Segundo Obispo de Tuxtla. Fue una nueva impresión para mí en el sentido de que pudo el Papa enviarme a otra parte, no era sucesor “ipso facto” del Sr. Sepúlveda por ser Obispo Auxiliar, el Obispo Auxiliar cesa en sus funciones cuando cambian al Obispo Titular, solamente el Obispo Coadjutor tiene derecho a sucesión “ipso facto”, sin embargo, yo había quedado momentáneamente como Vicario general, ayudando al Señor Sepúlveda que prosiguió como Administrador Apostólico hasta mi toma de posesión.
Terna de candidatos. Para que a mí me eligieran Obispo Titular tuvo que haberse presentado una terna al Santo Padre entre los cuales estuvo un servidor para que él designara, alguien dice, “palomeara”, es decir, de los tres haber a cuál pone la palomita de que lo envía, pues, entonces me comuniqué con el Señor Nuncio Apostólico, quedé de que iría en la primera oportunidad. Por eso a los dos días, más o menos, fui a la Nunciatura Apostólica para recibir la notificación, recibir la carta, recibir instrucciones del Señor Nuncio Apostólico Don Jerónimo Prigione y recuerdo que le pedí la bendición para la nueva responsabilidad, que me diera la bendición en nombre del Papa, y ya que me dio la bendición como ya me había invitado a comer, así con movimientos rápidos y a la vez diplomáticos que tenía el Sr. Jerónimo Prigione en su estilo italiano, como diplomático de la Santa Sede, me dijo: “venga, venga” así rápido y él se fue al comedor de la nunciatura, pero yo no pude levantarme porque me dio un calambre muy fuerte en la rodilla derecha y no me podía enderezar, y de aquí que yo hice esfuerzo por levantar mi pierna, ya se me había ido el Señor Nuncio Apostólico; yo en ese entonces todavía no sabía dónde quedaba el comedor de la Nunciatura porque era una parte nueva que habían construido donde actualmente vive el Nuncio Apostólico, pero en cuanto me incorporé busqué dónde estaba y donde oí el ruidito allá fui y asistí a la comida a la que me invitó el Sr. Nuncio Apostólico preguntándome cómo estaban las situaciones en Chiapas y cómo todo había ido concluyendo, de modo que el Santo Padre le había parecido que yo podía ser el Obispo titular, sucesor de Mons. José Trinidad Sepúlveda.
Cómo me preparé a recibir esta encomienda de Dios? Desde luego es obra de Dios y no de los hombres, ahí nos necesita la Iglesia y estamos dispuestos a servirle, debí tener entonces momentos especiales de oración, algún retiro espiritual, algunas visitas pastorales para preparar y disponerlo todo para la nueva toma de posesión, un diálogo con los Sacerdotes, con los responsables de las entonces zonas pastorales de la Diócesis de Tuxtla, con el Consejo de la Curia Diocesana, se estableció un Comité de Celebración de la Toma de Posesión, estaba desde luego el Sr. Jorge Lanz, el Sr. Enoch Araujo, el Sr. Alberto Consospó; estaban también los Señores de las agrupaciones de apostolado, los dirigentes de Encuentro Matrimonial, en fin, se hizo un Comité de Celebración; y ya desde entonces se preparaba el anuncio de que proseguiríamos las bases para convocar a un Plan Diocesano de Pastoral.
Mandé a hacer algunas cosas externas además de la preparación espiritual y pastoral, mandé hacer algunas sotanas, un báculo, modifiqué el escudo para que tuviera también las sandalias, el báculo atravesado, creo que también se mandó hacer una sotana, la litúrgica, la festiva, la color magenta y luego también algunas filetatas, con los bordes y botones de color guinda, y el báculo nuevo que dice evangelizar, se hicieron las tarjetas de invitación, se prepararon los coros, en fin... todo.
Mi experiencia al estar con el Santo Padre en Roma. No estuve con el Santo Padre en Roma en esta ocasión, a mí me entregaron primero una autorización para tomar posesión antes de que llegara la Bula Pontificia y posteriormente a la Toma de Posesión llegó la Bula Pontificia, así que lo que yo presenté fue una autorización del Santo Padre para poder tomar posesión antes de que llegara la Bula Pontificia, eso fue lo que me entregó el Sr. Nuncio Apostólico.
Le escribí al Santo Padre. De todas maneras yo escribí una carta al Santo Padre en la que le expresé mi aceptación y mi adhesión a su Magisterio y mi obediencia incondicional al sucesor de Pedro.
La Ceremonia de Toma de Posesión. Se realizó en los atrios de la Catedral de San Marcos, en aquel entonces todavía no con la actual remodelación pero sí ya muy amplia, entre los árboles, es el día 29 de junio de 1988, así que poco más de un mes, casi un mes y 22 días de recibir la noticia se hizo la toma de posesión. Los árboles estaban llenos de flores amarillas y blancas, se pusieron sillas desde donde está Don Benito Juárez en el Palacio Legislativo hasta la avenida central, todo lo que era el atrio frente a la Catedral estaba arreglado.
Había una antigua imagen de San Marcos, estaban también las imágenes de la Virgen de Ntra. Sra. De la Evangelización que se conserva en la Casa de San Marcos y la imagen que me ha acompañado de San Felipe de Jesús, mi Santo Patrón. Ahí se realiza la Ceremonia en el atrio de la Catedral de San Marcos, a un lado estaba el coro, los Seminaristas, los familiares, los Sacerdotes, las Religiosas, y todo el pueblo de Dios, unas 10,000 gentes estaban presentes.
Me acompañaron en la Celebración. Desde luego que Preside la Ceremonia el Excmo. Sr. Nuncio Apostólico Don Jerónimo Prigione y junto con él los Obispos de la región Pacífico-sur, desde luego el Arzobispo de Antequera de la región Pacífico-sur Don Bartolomé Carrasco Bañales, que de Dios goce, y luego Don Luis Miguel Cantón Marín, Obispo de Tapachula, que después falleció en un accidente aéreo, el Sr. Samuel Ruiz García, Obispo de San Cristóbal de las Casas y desde luego para dar posesión el Sr. José Trinidad Sepúlveda quien hasta ese momento todavía era Administrador Apostólico de la Diócesis de Tuxtla y él mismo dijo “con estas palabras concluye mi servicio en esta Diócesis de Tuxtla tan amada” y me acuerdo que se le entrecortó la voz, como que quiso llorar porque se siente esa misma impresión que yo sentí cuando entregué la Diócesis. Ya en ese entonces el Señor Sepúlveda era Obispo de San Juan de los Lagos. Estuvo también Don Héctor González Martínez, Arzobispo Coadjutor de Oaxaca, Don Hermenegildo Ramírez Obispo Prelado de Huautla, el Sr. Braulio Sánchez, Obispo Prelado de Mixes, Oaxaca, y Don Arturo Lona Reyes, Obispo de Tehuacan, esos son los Obispos de la región Pacífico-Sur y junto con ellos estaba Don Rafael García González, Obispo de Tabasco, que de Dios goce, y el Sr. Méndez Arceo, Obispo Emérito de Cuernavaca que también ya murió.
Ellos me acompañan como Obispos, pero están también presentes mis hermanos Sacerdotes, Ascensión y Eustaquio que iban como Presbíteros Asistentes junto conmigo en la Concelebración, mis compañeros Sacerdotes, unos 150 ó 200 Sacerdotes de diferentes partes, juntamente con los Sacerdotes de la Diócesis y unas 10,000 personas que estaban ahí presentes, ciertamente más de 10,000 personas que estaban ahí presentes en la Ceremonia abigarradamente, en torno al Obispo; dijo un español que asistió en esa ocasión, en una carta que me escribió después “nunca había visto a un pueblo tan abigarradamente arracimado entorno a un Obispo como en esa Celebración”. Muy hermosa la Celebración.
También estuvieron ahí presentes mis familiares, mi tía Escolástica, mi tía Lica le decíamos nosotros, mis primos, todos mis hermanos y mis hermanas estaban ahí presentes, mis sobrinos. Pues fue una celebración muy participada.
Signos de Dios en la Ceremonia. Había muchas flores, la fuente del centro estaba convertida en un gigantesco adorno floral, sobretodo predominaba el verde de las hojas del follaje, dominaban las flores blancas y amarillas; estaba el cielo muy encapotado y amenazaba la lluvia, había nubarrones negros y a veces caían algunas gotas, parecía que iba a llover pero Dios nos cuidó, nos sirvió de toldo su protección, y no hubo lluvia que interrumpiera la Ceremonia.
Hubo un momento muy significativo: se filtró por una claraboya que se hizo entre las nubes a la hora de la puesta del sol, ya cuando el sol está completamente cayendo en el horizonte, por encima de los edificios que están frente a la Catedral, se asomó un rayo de luz concentrado, color oro y horizontal hacia la Catedral, un rayo de luz dorado, amarillo, pero muy deslumbrante, que venía de unas nubes que se abrieron y esas nubes estaban como en forma de paloma; era como una paloma de fuego que despedía esos rayos de luz hacia la Catedral, mucha gente volteaba con mucha admiración. Llegó un momento en que el Obispo de Tabasco Don Rafael García González me dijo: “Felipe voltea” le dije: “¿a dónde?”, “acá, arriba a tu izquierda”; entonces estaba yo sentado y voltee arriba a mi izquierda y vi como una paloma de fuego que lanzaba un rayo muy determinado, no era algo vago, sino que era un resplandor directo, se veían las líneas rectas del resplandor hacia la Catedral y que iluminaba ese momento en que el Nuncio Apostólico me entregó la carta Pontificia, es decir, la carta con que se me autorizaba tomar posesión de la Diócesis para el ejercicio pastoral de la misma. No cabe duda de que Dios mismo se manifiesta a través de los elementos naturales para que se vea que es el Espíritu Santo el que alienta con su fuego, con su luz y con su gracia la vida de la Iglesia. Hay fotografías de lo que estamos diciendo.
Otro signo fue la homilía del Sr. Nuncio cuando hizo referencia a que hace unos 23 años cuando tomó posesión el primer Obispo de Tuxtla alguien decía que “la Diócesis de Tuxtla no era necesaria, que si se erigía sería una nueva forma de dominación del Vaticano, una forma opresora y dominante del Vaticano sobre los pueblos”, dijo “ahora se ve la falacia de aquellas palabras cuando vemos todo lo que ha sido la vida de la Diócesis a través de estos 23 años con Mons. Sepúlveda y ahora como está presente, ferviente, dispuesta esta Iglesia de Tuxtla para acoger a su segundo Obispo que toma posesión en estos momentos, nos habla de la eclesialidad de una Diócesis con todos sus integrantes, con todos sus miembros” y Mons. Sepúlveda desde luego las entrega y dice aquellas palabras muy bonitas y muy sentidas también, fue muy significativo como a él se le entrecortaron las palabras por que él en la Diócesis de Tuxtla había sido un hombre que había impulsado con tanto empeño, con tantos sudores, con tanto cansancio, había impulsado la vida de la Diócesis por todas partes, su mismo nerviosismo era una forma del que el Espíritu Santo se valía de ello para que por todas partes impulsara la vida de la Diócesis.
También hubo una pequeña, una muchachita Hija de María, creo que es Paulina Cal y Mayor, hija de Manolo Cal y Mayor, que habló perfectamente sobre las cualidades de la Iglesia, recuerdo que habló hasta de la romanidad, una, santa, católica, apostólica y romana.
Entre los asistentes, fue uno de mis primos hermanos, hermano de la Religiosa María Concepción Quezada y Mary Quezada las que regalaron la casa “Pater Noster” ahí en la Chona, para las Discípulas, que se llamaba Felipe Quezada Aguirre; quedó tan impresionado que dijo “después de esta celebración ya nomás me queda el Cielo”. En ese tiempo se temía un poco por su salud porque padecía del corazón y sí a los pocos días que estuvo con nosotros gozando esa Celebración, murió, sus familiares dijeron “fue una gracia que Dios le concedió haber participado ahí”.
Yo recuerdo que también circulaban las calcamonías de la Diócesis para colocar en los vidrios de la ventana o de las puertas, había una muy significativa que tenía dibujada la Catedral y mi emblema episcopal con la palabra evangelizar, las sandalias y el báculo con la cruz orlada con una aureola de flores y decía: “yo –luego había dibujado un corazón- a mi Obispo y a mi Diócesis”, es decir, “yo amo a mi Obispo y amo a mi Diócesis”.
Desde luego que también mi compromiso fue muy significativo en ese día, cuando yo dije: “me comprometo... aquí está mi juramento, así lo juro... así lo prometo, así lo haré, promover la comunidad, promover la Diócesis, promover la unidad, promover la unidad con toda la Iglesia”, asistir a las reuniones regionales, a las reuniones de Obispos, sínodos, etc. a nivel hasta Latinoamericano he participado, etc., de ahí mi obligación de colaborar en las comisiones episcopales a las que después seguí perteneciendo.
También fue muy significativa la promesa sacerdotal cuando todos decían “prometemos obediencia y fidelidad al nuevo Obispo que se nos ha asignado, que el Espíritu Santo ha puesto y reconocemos en él, etc., etc.,” todos tenían una mano levantada y todos los Sacerdotes diocesanos estaban de pie diciendo su fidelidad al nuevo Obispo, desde luego todos los Sacerdotes pasaron a darme el abrazo de fidelidad.
También fue muy significativo que parecía que quería llover y caían unas gotas grandotas sobre lo que yo estaba leyendo, pero pude leer mi compromiso que tenía yo para con la Diócesis, todo lo que dije entonces que se resumió también ya desde ese momento: anunciar que promoveríamos el Plan Diocesano de Pastoral, que visitaría toda la Diócesis y que me acompañaría la Virgen Santísima Nuestra Señora de la Evangelización, como así fue.
Unos versos que compuso mi primo el Sacerdote Samuel Pedroza Franco, quien hace poco murió. Luego las ofrendas también fueron muy significativas, pasaron: unos zarapes de mi pueblo, luego los zoques me dieron una triple vara de la triple potestad, me pusieron una mitra de flores al estilo zoque. Toda la Celebración fue hermosísima. El recorrido que hice con todas las personas.
Recuerdo que después de que terminamos la Misa ya se asentó una lluviecita, como una llovizna pero ya había pasado la Celebración yo andaba saludando mucho a la gente que andaba por ahí fuera de la Catedral cuando se asentó la lluvia un poquito fuerte, acuérdense que el día 29 de junio estaba llorando San Pedro.
Y después hubo una cena en el Colegio de Niñas con mis familiares y con toda la gente a la que se atendió ahí en el patio, en los salones, en los corredores, entre la 9ª y la 10ª norte, por la Calle Central. Estos fueron algunos signos que se vivieron en ese entonces.
Mi relación con Mons. Sepúlveda cuando ya soy Obispo titular. Es una relación paternal de él hacia mí, fue más expresivo él en su amor para mí que yo para con él, él reconocía muchas cosas de lo que yo hacía, yo quise ser al menos agradecido con él.
Qué más fue para mí? Fue un Maestro, aprendí mucho de él, desde el Seminario, desde temprana edad yo fui Coadjutor con él, le ayudé en muchas cosas y también en Tuxtla como auxiliar y ahora él me entregaba la responsabilidad. Su temperamento ya dije que fue providencial porque de esa manera él impulsaba aquí y allá con ese temperamento preocupante, aprensivo pero muy inteligente, previsor, él preveía mil posibilidades, barruntaba con su inteligencia mil cosas, preveía muchas cosas que podían suceder, por eso su angustia, alguna vez hasta le dijo el Sr. Rafael González, Obispo de Tabasco, que era compañero suyo: “es que tú cultivas la angustia”, y no, más bien su angustia le hacía cultivar los grandes proyectos del Reino de Dios.
Él era un artista, intuía las artes, disfrutaba lo bello, lo grande, lo noble, lo divino, me acuerdo que disfrutaba la poesía, la pintura, la música, y la belleza, un día le iba explicando al Primer Delegado Apostólico Don Mario Pío Gáspari, cuando nos visitó, ahí por la carretera: “mire estos montes agresivos, y esta vegetación exhuberante” pero ya iba dormido el Sr. Delegado Apostólico y mejor se puso a detenerlo contra el carro para que no fuera como badajo meciéndose de un lado para otro, porque ya no le iba poniendo atención, ya se había dormido. El Sr. Sepúlveda saboreaba los “montes y espesuras plantados por la mano del Amado”, allá por Tuxtla Gutiérrez. Hasta hoy todavía lo explica y lo goza.
Es muy comunicativo. Además el Sr. Obispo Sepúlveda es un hombre muy comunicativo, siempre me platicaba sus preocupaciones, sus proyectos, y compartíamos las cartas pastorales. Para mí también fue un modelo de pastor; entre él y yo redactamos varios Catecismos, varias Instrucciones, pues aprendí a preocuparme por las ovejas. Ya he dicho lo marcante que fueron para nosotros los acontecimientos del volcán Chichonal.
Fue un amigo. También para mí el Sr. Sepúlveda fue un amigo. Cuando yo lo invité a Tuxtla para que ahí fueran sus Bodas de Plata, el 25 de julio de 1990, en que él cumplía 25 años de Obispo, fue a Tuxtla Gutiérrez; entonces inauguramos la Casa de San Marcos y decía “me alegra que ahora las cosas están mejor, porque si hubieran seguido peor o se hubieran acabado me habría dado mucha tristeza porque eso diría que no habíamos trabajado para la Iglesia”, decía otro Obispo, “¿sabe por qué las cosas están mejor? Porque todo se ha hecho con mucho sacrificio y lo que se hace con sacrificio siempre fructifica”.
Ha sido un bienhechor. Para mí también ha sido un bienhechor. Siendo Obispo de San Juan fundó y atendió dos Parroquias, la de Cintalapa y la de Ocotepec, esta última que tiene extensión a Coapilla y la de Cintalapa que tiene también como extensión a Jiquipilas; además él fue el fundador de un fondo económico tanto para Parroquias necesitadas como la de Tuxtla Gutiérrez. Me acuerdo que me ayudó con $100,000.00 para la visita del Papa y también nos formó un fondo económico a varias Diócesis necesitadas de un millón de pesos a través de su generosidad de la Diócesis de San Juan de los Lagos. Por eso mientras escribía esto le hablé por teléfono al Señor Sepúlveda.

LOS RETOS QUE AFRONTÉ EN MI VIDA

Ser Obispo para todos. Las expectativas que se sembraron en todos, quise corresponder a ellas, y no frustrarlas, ser Obispo para todos, les dije, “mi tiempo no me pertenece, quiero ser trigo triturado, así como decía San Ignacio de Antioquia, para ser una hostia que se dé a comulgar a mis hermanos”.
Quise renovar mi Sacerdocio fue un reto para mí, en mi vida, al ser Obispo titular, renovar mi Sacerdocio, mi consagración a la Virgen María y a San Felipe de Jesús.
El conflicto zapatista. Otro reto muy difícil de afrontar fue el conflicto de 1994 y fue precisamente en este año cuando terminaba yo las visitas pastorales y debía de llevar a Roma el informe de todas ellas, el informe quinquenal de la Diócesis; era la primera visita “Ad Limina” que me tocaba a mí. Así pues, me tocó informar de este conflicto en la visita “Ad Limina”. El conflicto suscitado el día 1° de enero del año de 1994 fue en cierto modo un acontecimiento como ‘parte aguas’ de la historia de Chiapas; para mí fue un acontecimiento también duro con retos pastorales muy difíciles para mi vida y un desgaste como de cinco o más años, en un año sentí el desgaste como de cinco años. Primeramente algunos quisieron que estuviera afiliado a la mentalidad zapatista, otros quisieron que estuviera afiliado más bien al pensamiento del Gobierno del Estado y del Gobierno Federal; todos sabemos que la revolución zapatista surgió después de que hacía unos 25 años había llegado un grupo marxista que no funcionó, después un grupo maoísta con el subcomandante Marcos que llegó y se estableció en la región Tzeltal, pero no pudo progresar hasta que convenció a muchos de los Catequistas que dejaron de serlo para irse al movimiento armado y el día que se iba a publicar el Tratado de Libre Comercio, al comenzar 1994, se dio el conflicto zapatista, que fue causa de algunas muertes de guerra.
Me tocó formar parte de la Comisión para la Reconciliación y la Paz en Chiapas con varios Obispos, tuvimos unas 10 ó 12 visitas en total ese año y los demás siguientes, nos tocó promover, lo más posible que pudiera haber, un diálogo; tuvimos alguna platica con los zapatistas, con el Subcomandante Marcos, nos tocó estar en los lugares donde había muchos desplazados, en los lugares de conflicto, y procuramos lo más posible en lo que dependía de nosotros: LA PAZ. Pero hemos visto claramente que no se logra ni poniéndose una capucha ni una cachucha ni embrazando un fusil sino buscando soluciones al abandono, a la marginación a la situación de olvido en que muchas veces han estado tantos hermanos nuestros indígenas, pero hay que buscar un camino que no sea el de la violencia ni el armado; cuando le dijimos al comandante Tacho que Cristo no ocupó ejércitos para implantar su Reino dijo: “si nosotros éramos Catequistas casi la mayor parte, Zebedeo, David, Felipe, ahí estaban varios comandantes y eso que usted dice lo dicen los protestantes; pero nosotros sabemos que Cristo murió porque se enfrentó a las autoridades opresoras de su tiempo, por eso nosotros aquí estamos mejor, que nos maten con un fusil en la mano y no que nos muramos de hambre como si fuéramos animales”. Bueno, así era su modo, esa era su ideología de estos zapatistas, de todas maneras desde el 94 hasta que me vine para Acapulco estuvimos luchando para que hubiera un ambiente de paz y de comprensión y sobre todo que se dejaran los enfrentamientos bélicos.
El aborto. Otro de los acontecimientos sin duda fue la marcha contra el aborto. Fue un reto pastoral grande porque ya en el día 28 de diciembre de 1990 había el Congreso del Estado autorizado toda clase de abortos en Chiapas, entonces nosotros el 28 de diciembre hicimos una marcha el día de los Santos Inocentes, porque ya había llegado el nuevo Herodes, los nuevos Herodes ahí con nosotros; hicimos una marcha silenciosa con la participación de unas cinco mil mujeres, que en marcha silenciosa con algunas mantas o pancartas o cartulinas iban diciendo “ya acabaron con nuestros montes, ya acabaron con nuestras selvas, ya acabaron con no se cuanto... y ahora ¿quién sigue?” Decían: “dispensen las molestias que les causamos con esta marcha pero nos estamos pronunciando en favor de la vida”. Dicen que la gente estaba muy admirada de ver tantas mujeres desfilando en silencio, pero sobre todo estaba admirada viendo cómo duraban tantas horas las mujeres sin hablar. (¿)
La visita del Santo Padre. Otro de los acontecimientos que marcó mucho la vida pastoral de mi Episcopado en ese año 1990, fue la visita del Santo Padre Juan Pablo II, fue el 11 de mayo de 1990. Nos tocó prepararla, pues también con muchas preocupaciones, era muy centralista la atención, lo que tenía que hacer el Obispo, todo dependía del Obispo y todos tenían que arreglar asuntos con el Obispo. Luego tuvimos el acontecimiento trágico de la muerte de Mons. Luis Miguel Cantón Marín y otras 20 personas que cayeron en el avión que venía de Tapachula a Tuxtla Gutiérrez. La víspera, el 10 de mayo, cayeron cerca del aeropuerto de Terán, unos tres kilómetros antes de llegar al aeropuerto; fue muy doloroso que tuviéramos que ir allá a ver que el Señor Obispo estaba semicremado junto con otras 20 personas, por la explosión del avión al caer; fue muy triste mezclar la tristeza por la tarde y en la mañana del día siguiente nos regaló el Señor el gozo de la presencia del Santo Padre. El Papa llegó a Tuxtla y oró ante el Sagrario pidiendo por las víctimas, dijo: “he venido a orar por las víctimas y a decirles que la muerte no es la última palabra”.
Fue un gran acontecimiento. Un millón de personas que participaron en el encuentro con el Santo Padre ahí en el Pompushuti. Nos felicitó porque estábamos cumpliendo 25 años de Diócesis en esos días, el 11 de mayo de 1990, y también cuando le canté una felicitación “te deseamos que vivas cien años” pero en polaco, el Santo Padre dijo: “el Obispo canta mejor el polaco que cuando lo habla” porque también le había dado las gracias con la palabra “chincuya”, que en Chiapas es una fruta con picos y una fruta olorosa de las anonáceas y en Polonia gracias se dice “chincuya”, entonces le dije “chincuya”; seguro que no lo dije muy bien por eso dijo que cantaba mejor el polaco que cuando lo hablaba.
Fue muy fortalecedora la visita del Papa, el mensaje a los indígenas, el mensaje a todos nosotros, y su bendición y su presencia desde el Pompushuti; ha sido una marca que quedó muy clara en la historia de Tuxtla, y para eso nos tocó hacer lo necesario para que el Papa pudiera estar con nosotros en esa fecha memorable.

MIS ESTRATEGIAS PARA INSTAURAR EL REINO DE DIOS

La familia. Pues, trabajar mucho con la familia para de ahí tener vida cristiana porque la vida de la Iglesia, dice el Papa, pasa por la familia, luego promover mucho a los laicos, la formación de agentes de pastoral, las visitas pastorales a todas partes; visité lo más posible a todas las regiones en visita pastoral, además otra visita para saludar a toda la gente y a todas y cada una de las 39 Parroquias, y muchas de las Comunidades, además de las visitas que hice para el Sacramento de la Confirmación.
Promover la Pastoral. Luego promover mucho la Pastoral Profética, la Pastoral Social que se organizó muy bien, bendito sea Dios, y los Medios de Comunicación Social. Mi participación en la radio y en los periódicos, la participación desde luego en nuestro Semanario Católico que desde 1976 estuvo vigente como hasta la fecha.
Promoción de nuevos Templos. También tuvimos la promoción de Templos en la Ciudad para ganarle al crecimiento de la Ciudad, la promoción de los indígenas y la participación en la Pastoral Indígena. Los Sacerdotes que se enviaron a estudiar. Fueron algunas de las estrategias para instaurar el Reino de Dios, ya ahorita ya son más de 10 ó 12 Sacerdotes que se han enviado a estudiar al extranjero o a la Pontificia y a Roma. Los Ejercicios Espirituales de los Sacerdotes, así como también todos los Ejercicios Espirituales para los Obispos de los que siempre participo. Alguna vez dí Ejercicios Espirituales para cada sector de los Sacerdotes, cuatro sectores, incluyendo adultos, de mediana edad, jóvenes y diáconos; fueron cuatro grupos de ejercicios espirituales que les di en la Casa Kolping. Fueron estrategias en esta lucha por el Reino de Dios.
Los frutos que pude contemplar durante este tiempo. Durante los más de 26 años como Obispo en Tuxtla pude contemplar desde luego la integración de los Decanatos, esto fue algo que quedó como un campo abierto para la realización de la acción pastoral; la promulgación y renovación del Plan Diocesano de Pastoral que se renovó hasta en cuatro veces y se fue renovando constantemente y actualizando.
Me tocó ordenar desde entonces, ya siendo Obispo Diocesano, más de 50 Sacerdotes diocesanos, para la diócesis, quedando un Clero joven, en general. Y con una participación del Seminario con más de 200 Seminaristas; creo que es uno de los frutos que contemplo. Y con los que están en los otros Seminarios de la Diócesis: el Seminario Beato Juan Diego que está en Tapalapa, para indígenas, y el Año Introductorio que está en Cintalapa, me tocó comprar el terreno de la Finca la Razón para que ahí tuviéramos el Año Introductorio compartido con los de Tapachula. Así tenemos más de 200 Seminaristas en el Seminario Mayor y Menor. Se logró el reconocimiento de los estudios de Preparatoria, con el nombre de “Fray Matías de Córdova”. Y los estudios de Filosofía a nivel de Licenciatura con el nombre de “Tomás de Aquino”.
Luego la remodelación de los atrios de la Catedral en los que intervenimos para que la Catedral quedará como una novia engalanada para su Esposo. Fue inaugurada por el Sr. Nuncio Apostólico Dn. Justo Mullor García, el 18 de diciembre de 1997.

EN QUÉ SITUACIÓN ENTREGO LA DIÓCESIS DE TUXTLA

Diócesis fervorosa. Creo que es una Diócesis fervorosa; que vibra y que palpita con toda la Iglesia, con el Evangelio y con su Magisterio; una Diócesis disponible para participar, una tierra bien dispuesta para la siembra; puedo decir que la construcción del Seminario Mayor y del Seminario Menor, la construcción de la Casa Episcopal, de la Curia Diocesana, la promoción de la Pastoral Vocacional, la unificación de las Religiosas, y de los Sacerdotes; la unidad de Religiosas y Sacerdotes en torno al Plan Diocesano de Pastoral. Todo ello es una garantía de Diócesis santa y fecunda.
La construcción de la Casa Episcopal y Casa Sacerdotal a la vez, donde pudiera vivir el Obispo en una forma sencilla y humilde, y también la construcción y puesta en marcha, funcionamiento de la Casa del Buen Samaritano, desde donde se organiza la salud para nuestros enfermos en la Diócesis. Y donde se atiende a enfermos convalecientes y en los Dispensarios Médicos.
Así que puedo decir que entrego una Diócesis fervorosa, se le dio mucho auge a la fiesta de San Marcos, el Santo Patrón, para que todo mundo sienta que San Marcos unifica la Ciudad y que unifica a la Diócesis.
También el carillón de la torre de San Marcos que estuvo funcionando constantemente, es un sistema sencillo pero delicado y creo que batimos el record de su funcionamiento con las 48 campanas musicales de la torre, nueve por cada lago y doce en la base del Campanario.
Las 39 Parroquias en general, quedaron con Párroco y con Vicario para que no hubiera Sacerdotes solos; eran veintitantas parroquias cuando yo llegué como Obispo, me tocó instituir Parroquias a las que eran Vicarías Pastorales y Parroquias nuevas fueron alrededor de unas 15 ó más que me tocó instituir.
Creo que también se forjó un buen equipo de formadores en el Seminario, junto con el Rector, todos los formadores y maestros del Seminario, Sacerdotes estudiando en la Pontificia o en Roma o en otra parte, como Cochabamba, Bolivia.
La bendición del Seminario que la hicieron los Obispos cuando fueron a mis Bodas de Plata Episcopales. La Curia Diocesana ya dijimos que también quedó funcionando y una Institución que protege y respalda la vida de la Diócesis que son los Amigos de la Diócesis.
Un hecho muy hermoso fue el retorno del P. Daniel Mora Panduro, que después de haber estado 17 años lejos de la participación del ministerio sacerdotal regresa y los once meses siguientes fueron como la antesala para que él pudiera ir definitivamente a la casa del Padre. En esos once meses gozamos, platicamos mucho, vivió intensamente la acción pastoral, vivió su vida sacerdotal intensamente, como que tenía prisa, como con sentido de la urgencia; en el mes de noviembre del año 1998 el Padre Mora murió, me tocó ver el momento en que expiraba, lo asistimos, quedó muy agradecido de todo lo que pudimos fortalecerlo y ayudarlo para que él siguiera caminando como Sacerdote. Sus honras fúnebres fueron muy solemnes y concurridas.

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